La imagen de Luis Rubiales sale muy manchada de la Asamblea General Extraordinaria celebrada en la mañana del 25 de agosto en Las Rozas. El todavía presidente de la RFEF afrontó con la agresividad habitual su conferencia más dura desde que llegó al puesto, y dejó claro que no va a dimitir, a sabiendas que corre el serio riesgo de que le suspendan provisionalmente o incluso que le inhabiliten. Para defenderse, dio su punto de vista de todo lo sucedido durante la celebración del Mundial femenino y los días posteriores. Y para reforzar su postura, su guardia pretoriana, que lo apoyó con aplausos hasta ponerse de pie al final de su discurso.
Esta reacción de la Asamblea hay dejado a varios señalados. Los que más, los entrenadores del equipo masculino y femenino de fútbol, Luis de la Fuente y Jorge Vilda respectivamente. Dos hombres de confianza que se colocaron en primera fila y escucharon con atención su intervención. Ambos son apuestas del presidente y, fieles a su jefe, se les vio aplaudir con efusividad cuando anunciaba que no iba a dimitir y siendo de los primeros en levantarse durante la ovación final. Le acompañaron Santi Denia, David Gordo, José Lana y Hernán Pérez, aunque a los dos primeros no se les vio aplaudir.
En el caso de Vilda, estuvo muy presente en el discurso. “Hemos tenido que tragar mucho“, le dijo Rubiales, quien comparó su caso con las 15 con el que está viviendo actualmente. Esa lealtad inquebrantable, con el refuerzo que supuso la conquista del último Mundial, le valió para anunciar por sorpresa el comienzo de las negociaciones para ampliar su contrato cuatro años más. A De la Fuente lo ensalzó afirmando que ganó “la competición más difícil del mundo”, la Nations League. Junto a ellos, cerquita del estrado, otros hombres fuertes de Rubiales en la gestión de la RFEF. Junto a ellos otros altos cargos en el organigrama como Chema Timón, Pablo García-Cuervo, Javier Matallanas, Fernando Sanz o Albert Luque.
En la mesa principal, en la que se sientan los presidentes territoriales y miembros de la Junta Directiva de la RFEF, un pequeño grupo sólo aplaudió desde su silla, entre los que se encontraba Luis Medina Cantalejo, presidente del Comité de Árbitros y María Martos, vocal del Observatorio de Igualdad, mientras que otro más grande se limitó a quedarse en su sitio sin moverse como Natalia Orive (Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala) o Rafael Louzán (Federación Gallega). Los que menos, recibieron a Rubiales en su silla de pie y aplaudiendo. Entre ellos, pesos pesados de la Federación Española como Andreu Camps, Antonio Gómez Reino, Rubén Ribera, Pedro González Segura, David Gutiérrez o Jorge Mowinckel. Y sólo un presidente territorial, José Miguel Monje, de la murciana.
Entre otros asistentes que ovacionaron el discurso de Rubiales, destacan Francis Hernández, coordinador de las categorías inferiores, y su mano derecha, Tito Blanco. Entre los miembros del equipo femenino, Montse Tomé, segunda entrenadora de Jorge Vilda y candidata al puesto de directora deportiva, y Sonia Bermúdez, técnica en categorías inferiores, apareciendo en los primeros asientos.
Muchos asambleístas del fútbol no profesional ovacionaron a Rubiales. Se ha encargado de cuidarlo durante años y encuentra en ellos un apoyo incontestable. Durante los ruegos y preguntas, dos tomaron la palabra y agradecieron su gestión. El primero, José María Mazuecos, futbolista no profesional de la Federación Andaluza. El segundo, Pep Barceló, del estamento de entrenadores no profesionales de la Federación Catalana.
Entre el público también estuvo su familia, muy emocionada por las palabras de Luis. Una de sus hijas y su padre llegaron al llanto durante algún tramo del discurso, emocionando al propio presidente, que habló de todos ellos en diferentes ocasiones. También algunos amigos a los que señaló sin decir nombres.
En redes sociales hubo muchas críticas respecto a las personas que aplaudieron a Rubiales en la Asamblea. Entre ellas, algunas voces autorizadas del fútbol femenino. Una de ellas, Misa, reciente campeona del mundo, dedicó un tuit a mostrar su apoyo a Jenni Hermoso y otro, muy duro, a criticar a los que jalearon al presidente de la RFEF. “Por no comentar lo de todas esas personas que aplaudieron”, firmó, acompañando el comentario con emojis de vómito. Muchas de las internacionales y otras futbolistas profesionales se unieron al pensamiento con tuits parecidos. Un ejemplo claro del enfado de las jugadoras no sólo con el dirigente, sino con todo su séquito.
