Marco Bellocchio: “Un Papa tolerante como el actual es un contrasentido”
Tras la serie sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro, el director estrena ‘El rapto’, un fresco histrico anclado en el siglo XIX sobre la intransigencia de la Iglesia catlica
Se dira que acaba de empezar y que an tiene por delante una filmografa entera por cumplir. Marco Bellocchio, el director hace casi 60 aos de Las manos en los bolsillos, estrena esta misma semana El rapto y lo hace con apenas un ao de diferencia del que fue su debut en una serie para la televisin, Exterior noche (Filmin). Esta ltima era un fresco desolador de 300 minutos de duracin que se haca cargo de lo sucedido en Italia entre el 16 de marzo y el 9 de mayo de 1978. Fue entonces cuando el presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, malvivi secuestrado por el grupo terrorista Brigadas Rojas. En la Va Fani de Roma, y despus de asesinar a sus cinco escoltas, fue capturado y posteriormente asesinado. Su cadver sera abandonado en una imagen que dio la vuelta al mundo en el maletero de un Renault 4 de color rojo en el centro de Roma. Su muerte acab con el que iba a ser el mayor experimento poltico, llammoslo as, que habra podido vivir la Europa dividida en dos bloques.
Es un poco intil plantearse futuros alternativos. Lo que queda claro es que cada accin condiciona lo siguiente. Y s, creo poder afirmar que aquella tragedia no slo anticip la crisis de los partidos polticos que surgieron despus de la Segunda Guerra Mundial en Italia, tambin fue el principio del descrdito que vive el propio concepto de poltica nuestros das, afirma apenas se le recuerda su trabajo de hace dos aos. Pero hablemos del ahora, corrige.
Ahora se vuelve a ocupar del mismo crimen, un secuestro, aunque con la vctima, la poca, las consecuencias, el desarrollo y el desenlace completamente distintos. O no tanto. Se cuenta la historia real de mediados del XIX cuando la Iglesia catlica decidi secuestrar (lo hara de forma legal) y apartar de su familia a un nio judo porque una criada decidi bautizarlo a escondidas. Segn el dogma, una vez cumplido el sacramento, ya no hay vuelta atrs. El rapto, para situarnos, es de principio a fin un monumento tallado en mrmol. La fotografa tenebrista, la historia tenebrosa y el rigor de lo narrado, tremebundo, dejan pocas opciones para la duda. A sus 84 aos, el maestro Marco Bellocchio demuestra que siempre es buen momento para debutar. Da lo mismo la edad, la carrera y el mismo tiempo. Los proyectos se hacen cuando salen, cuando hay dinero, comenta para explicar tanta actividad.
Se podra afirmar que el secuestro -como crimen, como actitud y hasta como metfora- obsesiona al director desde siempre. No hay que olvidar que Buenos das, noche, de 2003, insista en el caso Moro. Son dos acontecimientos completamente distintos. De un lado es un gran poltico con una intencionalidad poltica y, del otro, un caso muy particular que tuvo por vctima un nio inocente. Sin embargo, s es cierto que en ambos casos hay una disposicin de carcter religioso. La Iglesia catlica y el terrorismo de las Brigadas Rojas comparten el mismo fanatismo de los principios absolutos. Se acta hasta el mismo asesinato en un caso y otro en nombre de una idea irrefutable, de un dios. La misma certeza no razonada de la fe y del dogma que dice que si uno es bautizado es por fuerza cristiano es la certeza de la revolucin en aras de un mundo perfecto y mejor. No se mata o se secuestra a una persona, se mata o secuestra una idea. El mecanismo es el mismo, razona.
La pelcula, presentada en la pasada edicin del Festival de Cannes, reconstruye con una fidelidad abrumadora una Roma ya inexistente. Y desde ah traza el periplo exacto y trgico de una pelea por fuerza irracional entre el nio que no entiende por qu le separan de su madre y el nio que solo quiere sobrevivir. El primero es judo y al segundo no le queda otra que aceptar el poder de la Iglesia. En realidad, y pese a que se me puede considerar un apasionado contra el catolicismo, el problema no es particular del credo cristiano. Cualquier religin, sea la romana, la musulmana o la ortodoxa, tiene una dimensin absoluta y ciega. La religin, cualquiera de ellas, es por definicin intolerante, reflexiona, se toma un segundo y sigue: S, es cierto que el nuevo papa parece muy tolerante y caritativo. Y no digo que l, en la esfera privada, no lo pueda ser. Por mucho que se acerque a los inmigrantes, a los diferentes, a los homosexuales o a los divorciados, en ltima instancia lo que importa, lo inamovible, es el dogma. Y el dogma del siglo XIX que permiti un secuestro es el mismo de ahora. Un papa tolerante como el actual es un contrasentido; el papa se debe a los principios absolutos, e intolerantes, de la Iglesia, concluye.
- Y cmo de dogmtica es la situacin de su pas hoy?
- Es imposible no pensar en la palabra catstrofe: hay signos reales de catstrofe en la poltica. Sin embargo, quiero ser optimista. Veo a muchos jvenes que no se resignan. En cualquier caso, es la izquierda, es la oposicin la que se debe regenerar porque algo que est muerto. La culpa del gobierno de derechas es ms de la impotencia de la izquierda que de la inexistente virtud de la derecha.
El combativo Bellocchio no se acaba nunca.
