El oviedista de cuna que lució en Mareo y que apuntaba al rugby: así ve su familia al debutante Jaime Vázquez – La Nueva España

El estreno en el Tartiere supone un “sueño para toda la familia”, cuenta Carlos, que vio el choque rodeado de un sinfín de familiares que no se quisieron perder la cita. Otro detalle para conocer su personalidad: “A Jaime siempre le han ido los retos. Cuando era pequeño, siempre sacaba su mejor versión en los partidos importantes, con el Sporting o con la selección asturiana”, dice.

Menciona Carlos un detalle de su pasado que llama la atención, ese paso por el Sporting, en una familia “ovetense (aunque residente en Salinas) y oviedista: aquí siempre hemos sido del Oviedo”. ¿Y el paso por Mareo? “Fue una cuestión de tiempos. Jaime jugaba en el Quirinal y nos llamó Rogelio para irse al Sporting. Esperamos la llamada del Oviedo, pero llegó tarde: ya le habíamos dado la palabra al Sporting”, cuenta Carlos. En la reunión para firmar, el padre cuenta una escena que define a su hijo: “Rogelio le preguntó que de qué equipo era, y él le dijo que del Oviedo. ‘Entonces, ¿cuándo juguemos contra ellos?’, le preguntó, y Jaime respondió muy normal: ‘Pues igual que con el Quirinal”.

La familia tiene palabras de agradecimiento hacia el Sporting y a Rogelio, que fue uno de los que escribió para felicitar a los padres por el estreno. Aquel paso por Mareo evitó además que Jaime cambiara su carrera deportiva. “En casa siempre hemos dicho que hay que hacer deporte, pero los chavales deciden. A Jaime se le daba muy bien el tenis y el golf, y por mi influencia, le gustaba mucho el rugby. Estaba pensando pasarse al rugby, pero la oferta del Sporting le hizo cambiar de opinión”, relata el padre.

Se formó en Mareo, con proyección, y hace tres veranos firmó por el Madrid. Tras un primer año bueno, al segundo llegaron los problemas. “Por eso disfrutamos ahora más, porque el año pasado le tocó la cara más amarga”, dice Carlos. Un problema de anginas que se repitió varias veces, un regreso precipitado y problemas musculares le impidieron tener continuidad. Y en verano apareció el Oviedo para tenderle la mano. Por fin iba a jugar en su equipo.

Las cosas desde entonces han ido a toda velocidad. “Había rechazado algunos filiales porque su idea era recuperar sensaciones en un juvenil. Lo tenía claro, pero luego el fútbol…”, relata su padre. El fútbol le ha llevado a debutar como profesional en apenas 5 meses. “A Jaime no hace falta que nadie le dé una palmadita o que le riña porque sabe dónde metió la pata y dónde lo hizo bien. Desde pequeño tiene cada minuto del partido memorizado. Le preguntas, ¿cómo te pasó ese balón por delante? Y te lo justifica”.

Jaime tiene dos hermanos mayores, Fernando y Nacho (que estudian dobles grados de ICAI en la Universidad Pontificia de Comillas), es hijo de Carlos y de Cristina, ambos economistas que trabajan en banca, y es bisnieto del afamado pintor ovetense Paulino Vicente. Estudia segundo de bachiller en el Instituto Doña Jimena de Gijón. ¿Y el año que viene? “Él decidirá, pero tiene que seguir formándose”, apunta el padre. De momento, le toca disfrutar con su familia de un estreno inesperado: el de futbolista del Real Oviedo.