De ser sintecho a competir con Van der Poel a los 41: “Quería que entrara alguien a mi piso y me disparara” – MARCA.com
“Mi objetivo es que algunas de las personas que en este momento este abrigndose con un peridico en la calle, vean esta historia y digan ‘este fue como yo. Estuvo aqu, en la mierda, pero pudo salir y por eso yo tambin”. Lo dice Felipe Nystrom, ciclista que a sus 40 aos compite junto a los mejores del mundo en las pruebas de ciclocrs. En una de ella reciente, un incidente con Van der Poel provoc que su dorsal fuera visto por medio planeta.
As fue la increble librada de Van der Poel antes de volver a ganar sobre el barro
“S que nunca le voy a ganar. El otro da, cuando casi le tiro en plena carrera, me equivoqu. En ese tipo de citas hay que llevar dos bicis. A m se me estrope una y no tena recambio. Me qued bloqueado, pero no me peg. Me equivoqu y ped perdn, pero ya est. Es una ancdota. Quiero seguir corriendo. La meta es aprender y ayudar a compaeros de mi pas. Van der Poel sabe que nunca le voy a ganar, pero l respeta lo que estoy haciendo y eso es sumamente importante porque me ayuda a recordar que todos tenemos algo que ofrecer”, explica a Primera Plana desde el otro lado del charco.
Van der Poel sabe que nunca le voy a ganar, pero l respeta lo que estoy haciendo y eso es sumamente importante porque me ayuda a recordar que todos tenemos algo que ofrecer
Nystrom, desconocido para el gran pblico hasta ese incidente con el campen mundial, se encuentra ahora en Estados Unidos ‘haciendo caja’ para poder volver a una cita de la Copa del Mundo. A sus 41 aos, se ve “mejor que nunca” y con la intencin de “crear un programa con el que ayudar a ciclistas latinos a crecer en Europa”.
l ms que nadie sabe lo que te puede aportar el Viejo Continente. A l lleg hace poco ms de un lustro despus de darse cuenta de que el deporte era lo suyo, la llave para abrir su nueva vida y el candado para cerrar los dramas que casi terminan con l. Tras siete intentos de suicidio, tras una vida donde caben otras mil, Nystrom se agarr a los pedales para sobrevivir.
De los abusos a las drogas
“Me han pasado muchas cosas buenas y tambin malas”, avisa Nystrom con sonrisa fiel y mirada tmida. “De nio, mis primeros recuerdos son de temor y pnico. Porque el que llegara a ser el pap de mi hermano, un refugiado de la guerra que hubo en El Salvador, tena muchos problemas y los solucionaba con alcohol. Con eso abus de m, me pegaba con lo que tena a mano”, aade con la comprensin que le brinda el paso de los aos. No sera el nico.
“Mientras estaba trabajando, mi madre nos dejaba con personas que nos cuidaban. Algunas de ellas legaron a abusar de m, tanto hombres o mujeres. Eso lo s ahora, pero tard casi 30 aos en poder procesar todo eso. As se gener una sensacin amarga que me llev a caminar por la vida con temor. Tuve problemas de confianza, no confiaba en mi propia sombra. Llegu a tener que reconocer que muchos de los problemas que yo luego tuve eran, principalmente, de que yo me llegu a convencer de que si ni mi propia madre me quera lo suficiente para protegerme de estas cosas, yo no mereca la pena. Por eso pensaba que no mereca amor ni quererme a m mismo”, expone alguien que, gracias a los trabajos de su madre, pudo estudiar en buenos centros.
Me llegu a convencer de que si ni mi propia madre me quera lo suficiente para protegerme de estas cosas, yo no mereca la pena
Pero las buenas notas no valan: “Ha sido algo maravilloso poder haber tenido esa oportunidad, pero a la vez tena una parte negativa. Haba algo en m que me haca verme como una vctima. Senta como que a las personas se les haca fcil molestarme. Pas de los abusos a cosas similares en la escuela. Nunca fui muy popular. Hasta los 10 11 aos fui a todas las fiestas de los cumples, pero despus de los 12 es como si la gente hubiera dejado de cumplir porque no me volvieron a invitar a ninguna fiesta. Todo esto sirvi para dejarme con esta sensacin de que, si nadie me quera, yo tampoco me puedo querer”.
Hasta los 10 11 aos fui a todas las fiestas de los cumples, pero despus de los 12 es como si la gente hubiera dejado de cumplir porque no me volvieron a invitar a ninguna
Mientras tanto, las drogas enredaron a su hermano: “l comenz fuerte con las drogas y la bebida. Robaba cosas en casa. Me quitaba cosas y mi madre me rea a m. No entenda cmo poda ser eso, as que me refugi un poco en el ciclismo y, sobre todo, en el ftbol. Jugaba en el filial de un equipo de primera de aqu y, cuando estaba cerca de dar el salto, me lesion a los 18 aos. Fue como el fin del mundo. Ese era mi escape, tena un sueo por el que haba peleado y todo se fue al traste”. Despus de esto, unos excompaeros le invitaron a salir. l no lo haba hecho mucho, el deporte lo haba desaconsejado hasta entonces.
“Nunca olvidar esa noche. Entramos en el bar, era la poca donde triunfaba Matrix, y yo vea todo eso espectacular. Todos eran como supermodelos. Haba gente con gafas, gabardinas, pelo teido… Slo haba bebido cerveza y ese da todo el mundo me invitaba a todo en la barra. A lo que quisiera. Acab bailando encima de la mesa sin camisa. Todo el mundo abrazndome, pasndoselo bien. Al da siguiente me invitaron a una rave, siempre me gust esa msica. Me ofrecieron pastillas de xtasis. Me senta bien. Por primera vez experiment lo que era el amor. Nunca me haba sentido as, fue algo increble“, rememora consciente de que, aquellas noches, iban a marcar su prxima dcada.
“De ah entre en el mundo de las drogas. Prob de todo. Me sal del otro mundo. Dej el deporte. Conoc a la que despus sera mi pareja y se convertira en la madre de mi hijo. Me enter al poco de cortar que estaba embarazada. Perd los trabajos o me iban echando por no acudir o ir en malas condiciones. Casi muero alguna noche, por las sustancias. Me di cuenta de que estaba solo, de que nadie me quera”, aade.
Cuando la desesperacin lo invade todo
Comenzaron los intentos de suicidio. “Llegu a un punto que hasta rezaba para que no amaneciera. Pensaba… ni para suicidarme valgo y empezaba un crculo vicioso hacia abajo. deseaba que me atropellaran, que me disparan, cruzaba la calle sin mirar para que me atropellaran. Cuando iba a los barrios de mala muerte a comprar drogas entraba como si fuera dueo del lugar con la esperanza de que, si alguien me viera, me dispara. Estaba con mi hijo, pero slo fsicamente”. La situacin se complic hasta el hecho de buscar cualquier excusa para no ver a su hijo. Le abandon. Lo nico que quera era irse de fiesta para intentar evadirse.
Cuando iba a los barrios de mala muerte a comprar drogas entraba como si fuera dueo del lugar con la esperanza de que, si alguien me viera, me dispara
“Estaba tan metido en las drogas que de verdad me estaba dando una psicosis. Todava tena un apartamento. Pensaba que haba cmaras y micrfonos. Pasaba mucho tiempo bajo los efectos de la cocana. Escuchaba voces, vea cosas en la televisin… Si vea una peli yo lea los subttulos completamente diferentes a lo que decan. Cuando caminaba por la calle escuchaba sonidos de alguien hablando por la radio. De hecho, yo pens que el FBI, la CIA, la DEA etc… todos estos me iban a venir a buscar. Rezaba porque me vinieran a buscar porque estaba completamente desesperado. No tena vida, no me poda morir porque ya me haba intentado morir… Estaba convencido de que no mereca la pena esta vida. No haba nada mejor de que entrara alguien a mi apartamento y me metiera un balazo”.
Pens que el FBI, la CIA, la DEA etc… todos estos me iban a venir a buscar. Rrezaba porque me vinieran a buscar porque estaba completamente desesperado
De ser un sintecho a competir con los ms grandes
Nadie le dispar. En 2012, tras perder su ltimo trabajo, Nystrom viva entre cartones en las calles de San Jos. Rebuscaba entre los contenedores para poder comer. Ese ao, otro ‘sin techo’ termin por confirmarle que, en plena oscuridad, siempre puede atisbarse una luz: “Me vino un muchacho que venda calcamonas. Viva en la calle y peda limosnas. Le dije ‘ahorita no tengo nada, estoy como usted’. Se me qued mirando y cambi ese chip de vendedor a amigo. Vio que tena hambre y ambos fuimos a un basurero detrs del Taco Bell donde se poda comer en el centro de la capital. Comimos tacos recogidos de la basura y nos hicimos amigos. Esa noche la recordar siempre. Para alguien que no haba sentido afecto, para alguien que no se crea merecedor de cario, de repente esta persona que no tena nada sac tiempo para ayudarme a m”.
Felipe Nystrom, ‘presumiendo’ de hijo en redes
Vivir en la calle es horrible, de las peores cosas que le puede pasar a un hombre. Y ms si lo haces despus de haber abandonado durante un tiempo a un hijo. “Viviendo ah te das cuenta de lo bajo que has cado. Pero tambin puedes sacar cosas buenas. En la calle todo es primitivo. Hay reglas bsicas: sobrevivir es la misin. Nadie habla a tus espaldas como ocurre en la sociedad. Si hay un problema, se arregla. O te mueres t o me muero yo. Para alguien que no haba aprendido a vivir dentro de una sociedad, el hecho de vivir en la calle me ense muchas cosas que aplicadas en la vida normal me han ayudado a llegar a donde estoy ahora. Cuando no se ha comido en mucho tiempo se tiene ropa rasgada. Ver a alguien que no tiene nada, que est viendo a otra persona sufriendo y con fro y le da a la otra persona para que tenga un poquito menos fro es algo de lo ms bonito que he visto. Cuando alguien da muchas veces es porque quiere algo de regreso o da porque puede, pero no se quita nada de s mismo. Pero ah, en la calle, no se tena nada y an as se buscaba la manera de ayudar a otra persona. Fue algo impactante”, rememora el costarricense.
El da del adis
El fro, el hambre y, sobre todo, el peso de saber que nadie te quiere, provoc que el 27 de septiembre de 2012 decidiera matarse para siempre. Antes haba decidido quitarse la vida seis veces, pero “esta era la definitiva”. Calcul cunto dinero necesitaba pedir en la calle, cuntas drogas tena que comprar y qu detalles no deba olvidar para que el fuera el que haba planificado. Entr a una tienda de ropa de segunda mano para comprarse una camisa de polo y un pantaln porque “no quera que al encontrarme muerto me pillaran con los trapos con los que andaba”. Se pag una noche de hotel barato donde ‘ahogarse’ en la baera.
“Ese da pasaron muchas cosas que, si hubieran ocurrido de otra manera, no estara aqu. Cuando fui a hacer el ingreso la chica me pregunt si estaba bien. De hecho recuerdo que ella pasaba cada cierto tiempo para tocarme la puerta y preguntar. Lo ltimo que me acuerdo de ese da es que estaba pensando que tena que salir a comprar ms cerveza. Esos fueron de los ltimos pensamientos que tuve. Despus, lo primero que me acuerdo al abrir los ojos era estar rodeado de paramdicos. Uno de ellos le sujet el brazo antes de que se echara a llorar. ‘Me dijo ‘todo va a salir bien’, pero no tena ni fuerzas para responder porque estaba lleno de orines, vomitado, sin tener donde ir…”.
El ciclismo como salvavidas
Volvi a un centro de rehabilitacin de Estados Unidos. Conoci a otra chica y fue a ver a su hijo tras casi tres aos sin verle. Le prometi que nunca ms le iba a faltar de nada. Enganch cinco o seis trabajos a la vez para poder recuperarse financieramente. Le cost volver a relacionarse, puesto que sus nicas conversaciones reales haban sido con “borrachos o drogados donde ah todos son amigos“. Como siempre, el deporte volvi a salvarle. Se apunt a un club de triatln. Gan las primeras carreras con material alquilado.
Y despus regres a Europa para mejorar su nivel. Ahora, trabajando entre 12 15 horas diarias y con ayuda de ‘crowdfunding’, sigue peleando para poder estar en las mejores carreras. Unas citas que ya conoce y donde “me he ganado el respeto de todos con mi trabajo”. Y que, con l o sin l en el futuro, ms latinoamericanos puedan reeditar su sueo. Aunque su principal misin es que, cuando alguien lea este reportaje, se “den cuenta que yo estuve en lo peor y de ah tambin se puede salir”.
