Alfredo Adame recibe una nueva oportunidad para mantenerse vigente como figura pública a costa de la polémica y la confrontación con otras personas. Ahora será uno de los participantes del reality La casa de los famosos en su cuarta temporada.
Su participación ha sido confirmada por Telemundo. Asume una postura nada creíble sobre el comportamiento que espera tener al interior: “(será) un aprendizaje, y (me permitirá) conocer personas que por algo están ahí y que algo me van a brindar. Es un proyecto de inteligencia emocional y administración de egos”.
Acostumbrado al conflicto para llamar la atención, Adame se ha hecho de una mala fama que consiste en involucrarse en cualquier tema que no sea de su incumbencia pero que le genere vitrina. Precisamente ese perfil es el que lo lleva a ser uno de los elegidos para concursar en este programa.
Pese a que en su currículum sigue destacándose como actor y conductor, su trayectoria reciente indica que no actúa en televisión desde 2018 cuando apareció como Hugo Artega en Por amar sin ley. En teatro no figura desde 2016 cuando integró el reparto de Celia, el musical. En cuestión de conducción, su último trabajo al aire fue en De buenas a la 1 (2008).
La etiqueta de famoso que ostenta hoy día no se debe a la actuación ni a la conducción sino a los escándalos que protagoniza. Desde algunos que son ridículos y burdos hasta los que sacan lo peor de su personalidad violenta, Adame sustenta su carrera actual lejos de los foros y escenarios pero cerca de las cámaras que lo siguen por morbo.
Y es el morbo lo que alimenta a un sector de la audiencia con relación a su próxima participación en La casa de los famosos. El interés por ver cómo humilla a alguien más, o cómo se presta él a ser humillado, es alto. Hay expectativas por descubrir su trato hacia el resto de sus compañeros. “¡No me lo pierdo!”, escribió un usuario en Twitter al saber la noticia.
La producción del reality apuesta por él para mantener elevadas cifras de rating. A sabiendas de que es un elemento de discordia por su forma de conducirse con los demás y que representa los peores rostros de la intolerancia en varios sentidos, el programa le abre las puertas por la simpatía que genera en un grueso del público que aplaude sus acciones o disfruta riéndose de que le vaya mal.
Habituado a hablar mal de quien sea, Adame no tiene reparo en expresar abiertamente su machismo, misoginia y homofobia. Pero eso parece no importar a Telemundo en nombre del entretenimiento para los televidentes hispanos. Por cuestiones que en otras empresas es cancelado e ignorado, aquí se lo aprecian. Por ejemplo, insiste en negar ser padre de sus hijos debido a la preferencia sexual de uno de ellos. Igualmente ha ofendido a Mary Paz Banquells, expareja y madre de los muchachos.
También representa interacción en redes sociales debido a que suele convertirse en meme cuando las cosas no salen bien para él. Hay un considerable número de usuarios que aguardan agresiones en contra de Adame para que sigan generándose más memes, videos virales y stickers para WhatsApp.
De haber sido un actor y galán respetado en los 90’s, pasó a transformarse en una celebridad que se aferra a sobrevivir en planos estelares de la fama mediante el insulto y la bronca, entre la sinrazón del agravio y la virulencia de actos que considera simpáticos a pesar de que no lo son.
Distanciado de su familia porque reniega de sus herederos, denigrándose a recibir golpes con el pretexto de ensalzar su virilidad y manifestando su misoginia al hablar sin respeto por mujeres que ni siquiera le dirigen la palabra, Adame se ha posicionado como una especie de rock star de la decadencia. Y eso, su decadencia, es lo que un reality ve como posibilidad de rating.
Es probable que ya sea tarde para rescatarlo como actor y conductor, entre otros factores, porque él mismo se ha cerrado puertas con sus acciones. Quizá, tal como se observa en estos momentos, lo único que le queda al alcance para posicionarse sea el escándalo. Pero hasta el escándalo cansa, tarde o temprano agota a quienes lo reproducen.
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