Los Del Campo producen jugadores talentosos de rugby. Ellos lo ignoraban. No existía tradición en la familia. Esa vocación aguardaba allí, sin embargo, como la estatua que espera bajo el bloque de mármol a que el cincel la despierte. Mauro del Campo ha sido convocado por la selección española M18 de “seven”. Esta semana participa en la concentración que arranca la preparación del Europeo veraniego de la categoría. Es el primer hombre del Kaleido Vigo RC que consigue la internacionalidad en esa edad –y el segundo gallego tras el ourensano Brais, que fue puntualmente llamado por la selección XV–. En mujeres, fue Lucía, su hermana mayor, que hoy brilla en Estados Unidos, la primera olívica en una convocatoria nacional sénior. Una estirpe que nació una tarde de septiembre de 2011, ante el televisor.
El documental que Informe Robinson le dedicó aquel día al ascenso a División de Honor del Vigo RC cambió el destino de los Del Campo. Sus padres buscaban un deporte en el que iniciar al pequeño. Se enamoraron del club que les relataban, su historia y sus valores. Mauro se incorporó a las categorías inferiores con 5 años. Lucía, de 8, reclamó enseguida su propio enrole. A ella la llamaron por primera vez para el “seven” español en 2021. Desde el año pasado cursa estudios de Medicina en la Universidad de Lindenwood, en Charlotte (Carolina del Norte), con beca deportiva. En la pasada temporada sus “lady lions” se proclamaron campeonas de la D1 Elite de la College Rugby Association of America (CRAA) en rugby XV y subcampeonas en “seven”. En la actual campaña pretenden el doblete.
Mientras su hermana brillaba algunos pasos por delante, Mauro se ha afanado en su propio camino. Forma parte del primer equipo M6 que tuvo el Vigo. Esa generación ha crecido entendiendo el oval como una prolongación natural de su cuerpo. Y han madurado además con rapidez por la obligación de competir muchas veces contra rivales mayores. La calidad individual y colectiva les ha proporcionado en su trayectoria ocho ligas gallegas de rugby XV o tres Copas Xunta de “seven”.
Mauro comanda este grupo. Lo certifica su condición de capitán, cargo sometido a una votación popular que lo eligió de manera unánime. “Reúne todos los valores que se esperan de un jugador de rugby: liderazgo, compañerismo, respeto, sacrificio…”. Así lo describen sus entrenadores del M18 vigués, Vicente Prieto e Ignacio Villegas, en un análisis redactado para manejo del club. “A pesar de ser una persona de pocas palabras en un primer contacto, algo tímido y reservado en la relación personal, es capaz de ganarse la confianza de otros de una manera ágil, probablemente porque la gente se siente cómoda a su lado y saben que él está ahí para lo que necesiten. No da órdenes, predica con el ejemplo”.
Potente por genética, le añade una intensa preparación física –tiene entrenador personal–. En cuanto a su perfil estilístico, cuenta su padre que lo primero que hizo aquel niño de cinco años al llegar a As Lagoas fue realizar un placaje y levantarse sonriendo. A esa agresividad en el contacto perfeccionada por la técnice le une la visión de juego, la calidad en el pase y la lectura de los espacios. Un compendio que alienta su versatilidad. Mauro suele actuar de talonador, pero también de flanker e incluso de centro en función de las necesidades; primera línea, tercera línea, tres cuartos… Prieto y Villegas añaden: “Mauro es una persona con un nivel de autoexigencia muy elevado y con una capacidad de sacrificio alta. Esta forma de entender el deporte lo convierte en una persona con una curva de aprendizaje pronunciada. No se conforma con lo que da y siempre está dispuesto a llegar a su máximo rendimiento”.
Mauro debutó con el XV del Olivo sénior en febrero de 2023, a los 16 años, en un amistoso contra el Mareantes y un mes después participó en otro contra el Braga. Es un fijo en las selecciones gallegas y colabora como entrenador ayudante del M12 en la cantera del Vigo. Ha dedicado los últimos tres veranos a participar en campus de alto rendimiento en Francia (Academie Internationale y Stade Toulosain). Una entrega exhaustiva, en suma, que le ha granjeado un nuevo hito.
El joven forma parte de los 21 jugadores congregados en Valladolid hasta el viernes. Con ellos se empezará a edificar la selección española M18 que en julio batallará en el Europeo de “seven” –la modalidad incluida en el programa olímpico desde Río–. Tras Semana Santa se publicarán los quince finalmente elegidos. Poco importa en realidad que figure en esa lista. “Persona íntegra y capaz, respetuoso, con autocrítica y sacrificio”, siguen enumerando sus entrenadores. El premio de esa descripción ya lo tiene asegurado.
