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Los niños de América Latina suelen somatizar la ansiedad, ¿cómo afecta su rendimiento escolar?


Depressed little boy sitting by the window, wearing surgical mask. During quarantine in COVID-19 coronavirus outbreak there is huge psychical pressure on everybody. Nikon D850

Hablar sobre la salud mental cada vez es más común en la actualidad. Sin embargo, estas “nuevas conversaciones” están enfocadas en los jóvenes y adultos, dejando de lado las emociones de las niñas y niños, e incluso en muchas ocasiones aminorando sus sentimientos. Contrario al pensamiento popular, las infancias pueden tener temores y preocupaciones excesivas que derivan en ansiedad.

En Latinoamérica, diversas realidades socioeconómicas y culturales pueden contribuir a que las niñas y niños sufran ansiedad. Factores como la inestabilidad económica, la violencia social y la falta de acceso a recursos educativos pueden generar un entorno estresante para los niños.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), a diferencia de las infancias de otras regiones, las de Latinoamérica tienden a expresar su ansiedad como quejas somáticas, es decir, para los menores de edad este estado se puede manifestar como pánico, nerviosismo, cansancio e irritabilidad en lugar de presentarse de forma verbal. A menudo también se refleja en síntomas físicos como dolores de estómago o cabeza.

Teenager girl (female age 12) lying upside down on a home sofa in the living room looking at camera.
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La somatización puede ser una estrategia inconsciente para lidiar con el estrés emocional, ya que expresar abiertamente las preocupaciones puede estar culturalmente desfavorecido. La comprensión de estos contextos es esencial para abordar efectivamente el bienestar mental de los niños en la región.

Si bien la ansiedad ocasional es parte normal de la vida, ya que muchas personas se preocupan por cosas (problemas de la salud, el dinero o la familia), cuando esta es excesiva, y muchas veces inexplicable, se denomina trastorno de ansiedad generalizada. El TAG, como también se le conoce se caracteriza por extrema preocupación o nerviosismo frecuente y constante frecuencia por estas y otras cosas, incluso cuando hay poca o ninguna razón para preocuparse.

Laura Hernández, especialista en Psicología por la UNAM, ejemplifica esto anotando que la ansiedad ocasional es una reacción esperable, mientras que cuando se trata de TAG son sentimientos desproporcionados.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que alrededor de un 4% de la población mundial padece actualmente un trastorno de ansiedad (cifras de 2023); en el desglose del reporte se observa que afecta a más de 15 millones de niños, niñas y adolescentes.

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En 2021 la Unicef dio a conocer que la ansiedad y la depresión representan la mitad de los problemas de salud mental en niños y adolescentes de América Latina, con un 47.7%; por detrás de esto se encuentran los trastornos por déficit de atención/hiperactividad con un 26.8%, trastorno del comportamiento con un 18.2%, trastorno bipolar con un 5.3% y otros trastornos mentales representan un 9.7 por ciento.

La ansiedad es una respuesta fisiológica que puede confundirse con el miedo; sin embargo, una y otro no son lo mismo.

La ansiedad puede tener un impacto significativo en el rendimiento escolar de las niñas y niños. En primer lugar, la ansiedad puede dificultar la concentración y la atención en el aula, lo que puede afectar negativamente la capacidad de absorber y procesar la información. Los niños ansiosos pueden experimentar preocupaciones constantes que interfieren con su capacidad para participar activamente en las clases y aprender de manera efectiva.

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Además, la somatización de la ansiedad puede manifestarse físicamente, generando síntomas como dolores de cabeza, dolores estomacales o fatiga. Estos malestares pueden convertirse en distracciones constantes durante las horas escolares, afectando la calidad de la experiencia educativa. La presencia de estos síntomas físicos puede llevar a ausencias frecuentes y dificultades para cumplir con las tareas escolares, contribuyendo así a un rendimiento académico irregular.

La ansiedad también puede impactar las relaciones sociales en el entorno escolar. Los niños ansiosos pueden experimentar dificultades para interactuar con sus compañeros, lo que podría afectar su participación en actividades grupales y su desarrollo social. Este aislamiento social puede tener consecuencias negativas en el bienestar emocional general y, por ende, en el rendimiento académico.

El miedo al fracaso y la autoexigencia pueden ser desencadenantes comunes de la ansiedad en el ámbito educativo. Los niños ansiosos pueden evitar situaciones desafiantes por temor a no estar a la altura de las expectativas, limitando así su crecimiento académico y la adquisición de nuevas habilidades. Esto puede generar un círculo vicioso en el que la ansiedad afecta el rendimiento, y a su vez, el bajo rendimiento refuerza la ansiedad.

Little cute girl boring at home with her teddy bear
Little cute girl boring at home with her teddy bear

Es crucial reconocer la importancia de abordar la ansiedad de manera integral en el ámbito escolar. Implementar estrategias de apoyo emocional, promover un ambiente inclusivo y brindar recursos para el manejo del estrés pueden contribuir significativamente a mejorar el rendimiento académico y el bienestar general de las niñas y niños afectados por la ansiedad.

Para prevenir la ansiedad en los menores es importante que los padres y madres primarios sepan qué hacer en lugar de discutir, pelear o gritar frente a ellos; lo ideal es ayudarles a regular sus emociones.

Por ejemplo, si el infante va dentro de un automóvil y llora si se estaciona un autobús grande al lado, lo adecuado no es arrancar rápido para evitar el camión, sino ayudarlo a interpretar la situación de manera distinta.

También se recomienda estar atentos a cualquier manifestación de hipervigilancia, es decir, de un estado de alerta aumentado. Si se logra identificar algunos de los síntomas se puede llevar al niño o niña con un especialista, pues diagnosticar y tratar la ansiedad en la niñez y de forma temprana. Es importante atender la situación para evitar que, a largo plazo, ésta se exacerbe y pueda generar otros problemas en la adolescencia y adultez, como la depresión.





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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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