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“La cancelación para los famosos abusadores no existe”


Imagen de la cuenta de Instagram @abusosenlamusica

Tres mujeres han denunciado públicamente haber sido agredidas sexualmente por el director de cine Carlos Vermut. Sus declaraciones juradas y firmadas por ellas mismas para El País narran los hechos detallados en esta denuncia pública. En el artículo publicado en este periódico explican que “ninguna de ellas denunció ante la policía lo ocurrido porque, según señalan, dos de ellas tenían miedo a perder su empleo y otra a no llegar a conseguir uno”. “Según datos del Ministerio de Igualdad, solo un 8% de las víctimas que sufren violencia sexual se atreve a denunciar. Las tres mujeres que acusan a Vermut no han querido que su nombre aparezca publicado, pues todas trabajan en puestos relacionados con el sector audiovisual y alegan tener represalias”, completa el texto.

Mantener el anonimato es una forma de que, por un lado, protejamos a quien ha sufrido esas violencias y, por otro, no se pierda de vista el carácter social del terrorismo machista y heteropatriarcal. En septiembre de 2023 nació la cuenta de Instagram @abusosenlamusica con el objetivo de, precisamente, recopilar y publicar denuncias anónimas de abusos de poder, agresiones machistas y acoso en la industria musical. Registraron un aluvión de interacciones. Hoy, con apenas 56 publicaciones cuenta ya con más de 9.000 personas seguidoras.

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“Apuntar a quienes han ejercido estas violencias es importante, pero ante todo queremos mostrar que estamos ante una violencia estructural”

“La propia gente que apoya esta iniciativa dejaba comentarios diciendo que contar las historias no era suficiente, que había que publicar los nombres”, explican desde esta cuenta. Así, decidieron poner las iniciales y algunos datos del contexto de artistas o grupos profesionales de la industria. “Primero –cuentan–, por proteger a las denunciantes y respetar sus ritmos sin exponerlas a ellas” y, en segundo lugar, “por salvaguardar el proyecto” de las consecuencias legales. “Si te enfrentas a personas con cierto peso cultural y social, figuras de poder tanto en lo artístico como en lo empresarial, esto puede suponer demandas que no somos capaces de afrontar a nivel judicial, económico o psicológico. Apuntar a quienes han ejercido estas violencias es importante, pero ante todo queremos mostrar que estamos ante una violencia estructural de la que la industria musical no escapa”, dicen.

La primera vez que yo había publicado algo sobre el tema fue en 2016, quejándome del machismo en los medios musicales a la hora de “valorar” un concierto de Belako (grupo del que formo parte) y, aunque ahora mismo no podría releer aquel texto, reconozco como positiva la parte de señalar una conducta generalizada por el hecho de ser chicas en el escenario. Una vez más, sin otres haciéndolo antes o a la vez, eso no habría sido posible. Con la misma idea publiqué en 2020 Quítame la culpa. Hay muchas cosas que a día de hoy no diría como entonces, pero me sigo sintiendo cómode con la recopilación de testimonios reales y anónimos, porque escuchar la historia de otras no solo ayuda a verse reflejada y dejar de culparse, sino también a verlo como algo sistémico, social y que es responsabilidad de todo nuestro entorno.

Las denuncias de relaciones de poder y de abuso necesitan hacerse hueco de un movimiento colectivo para hacerse públicas. Sabemos que, tanto por la vía judicial como por la social, recaen, sobre quien se atreve a denunciar, el escarnio y la puesta en duda constantes. Exponer a un agresor acaba siendo más bien exponerse a une misme. Nuestras voces ya estaban ahí, pero sin nombres y apellidos, sin procedimientos legales, no se escuchan (muchas veces ni con todo eso). El #MeToo de 2017 fue lo que fue gracias al soporte mediático y a los nombres de famosas, como lo fue el verano de 2023 el #SeAcabó. Son picos de actividad mediática necesarios, al fin y al cabo, porque vienen a remover las conciencias de muchísima gente y a servir de ejemplo para que hablemos y, con ello, tratemos de reparar y cambiar el funcionamiento de las cosas en nuestra cotidianidad.

“No solo están los abusos sexuales. Los abusos de poder se ejercen por diversas vías y con diferentes formas igualmente perversas y denunciables”, señalan desde @abusosenlamusica. Cuando la cuenta abrió empezó a llegar mucha información rápidamente, “tanto de mujeres que habían sufrido abusos” como de amigas preocupadas por otras que “no querían o más bien no se atrevían a denunciar”

Se percibe ante todo un cuidado hacia la gente que os confía su historia, que es lo mínimo, pero sabemos que no siempre funciona así. Poder quitar el testimonio una vez publicado es algo que por la vía judicial no se contempla. Una vez inicias un proceso de denuncia no puedes dar marcha atrás. ¿Supisteis desde el principio las implicaciones de publicar estas denuncias para quienes os las mandaban?

Empezamos muy a tope, y poco a poco optamos por bajar el ritmo para evitar convertirlo en una especie de foco de cotilleo donde ir a buscar las siglas de alguien en concreto, no tanto por cortar relaciones y tomar medidas al respecto, sino puramente por rajar. Creemos que cada relato merece tiempo y espacio para que denunciantes y lectores puedan procesarlo.

¿Habéis recibido muchas presiones para revelar nombres?

Efectivamente ha habido mucha gente que ha insistido en que publiquemos los nombres completos, pero a nivel legal eso trae consigo consecuencias que en la mayoría de los casos pasarían también por exponer a las víctimas. Y la verdad, es lo último que queremos. Exponerlas a algo que están intentando sanar y procesar. Además, muchas veces se sabe perfectamente de quien se está hablando y en ningún momento ha supuesto una respuesta para esa persona… Al final sabemos que la cultura de la cancelación para los señoros famosos abusadores no existe.

Solo hay que ver los carteles de festivales cada año. Sabemos de sobra el descontento e incomodidad que genera que nos organicemos y hablemos de quienes se han aprovechado de nuestro silencio. ¿Habéis recibido presiones para cesar la actividad de la cuenta?

Hemos recibido mensajes desmotivadores que nos infantilizan y alguna amenaza. Esto acaba calando y en parte por eso se decide bajar un poco el ritmo e ir más despacio. Sin embargo, las redes funcionan de manera que parece que si no publicas en semanas el proyecto desaparece… Pero nosotres seguimos funcionando.

Han salido nombres de periodistas, artistas, productores, representantes, promotores, jefes de departamento de compañías… De todo. Roles de poder.

El objetivo está claro, que sepamos con quienes trabajamos les que nos dedicamos a la música, a quienes validamos contratando y dándoles el beneficio de la duda. Sin embargo, a veces no podemos saber de quién se habla. ¿El objetivo ha de ser también que quienes perpetran estos roles de poder sepan que son susceptibles de ser denunciados?

Por supuesto. Uno de los objetivos es que se empiecen a cuestionar la manera que tienen de “relacionarse” de manera abusiva y violenta y que sepan que hay gente vigilando y tejiendo redes para identificar esas violencias y denunciarlas si es necesario. Ya sea públicamente, legalmente o las dos. Cada proceso es distinto. Eso sí, es imprescindible que colaboren todos los factores implicados… Han salido nombres de todo tipo: periodistas, artistas, productores, representantes, promotores, jefes de departamento de compañías… De todo. Roles de poder al fin y al cabo que abusan de este creyéndose en la más absoluta impunidad para hacerlo.

Algo que se valora mucho de vuestro espacio es que en él caben todo tipo de testimonios, para que quien piense en escribiros no minimice su experiencia en comparación a otras. ¿Cómo de importante es señalar al mismo nivel los abusos mal llamados “micro” y las denuncias por agresión sexual?

Es importante visibilizar y tratar todas las formas de violencia puesto que todas responden a la misma raíz: el patriarcado. Pero también tienen mucho que ver con los roles que el capitalismo salvaje refuerza sobre este… Es decir, la industria funciona como lo hace cualquier otra, y esto es importante no perderlo de vista. Además, afecta muchas veces a nuestro espacio de trabajo y eso lo hace aún peor. Al final tenemos que convivir muchas veces con agresores y abusadores; otras veces, cuando igual nosotras no somos las víctimas, tenemos que callar también por miedo a las consecuencias de contar lo que sabemos. Todo esto en suma hace que nos sintamos extrañas e incluso impostoras en nuestro propio ámbito, como artistas, productoras, periodistas, programadoras, managers, técnicas, profesionales en general… Por eso también va de reclamar espacios y de denunciar que tenemos derecho a estar en esta industria musical sin preocuparnos de sufrir violencias por el hecho de no ser hombres cisheteros.

No hemos preguntado a quienes denuncian si son racializades, pero de forma sistémica los denunciados son casi siempre señores cishetero blancos.

Aunque en la mayor parte de los casos el abuso se ejerza por parte de hombres cishetero blancos, ¿habéis recibido denuncias de agresiones cometidas por parte de mujeres y de personas LGTBIQA+? ¿Cómo habéis visto reflejado el racismo también en el ejercicio de poder?

Sí, hemos recibido un par. La verdad es que es casi anecdótico, y en este caso hablamos de abusos de poder… Por eso es importante hablar de roles patriarcales unidos al capitalismo, porque refuerzan que para ser respetades tenemos que incurrir y ejercer los mismos patrones y comportamientos que los pavos machistas. No nos hemos querido centrar tanto en de dónde vienen esas denuncias ya que pensamos que eso puede hacernos perder el foco. Son muchísimas menos porque no estamos socializades en la igualdad precisamente, y quienes hacen abuso de poder generalmente son quienes lo ostentan por su género, raza, clase social etcétera. Sobre el tema del racismo, nosotres no hemos preguntado a quienes denuncian si son racializades, pero de forma sistémica los denunciados son casi siempre señores cishetero blancos. Esto es bastante revelador de por sí. El racismo favorece que sean los hombres blancos quienes tienen el poder. La gran mayoría de testimonios vienen de la escena alternativa, indie, rock, electrónica, con una presencia superior de tíos blancos (al menos en España) a nivel de representación. Los datos que tenemos son estos.

¿Hasta cuándo os veis con fuerzas para seguir haciendo esta labor? ¿Veis posibles alianzas futuras?

Ahora la cuenta está más pausada por lo que comentábamos, y porque estamos en período de reflexión para ampliar la cuenta a otros formatos/soportes que lo hagan aún más colectivo y participativo de lo que ya es. También pensamos en generar un banco de denuncias, organizando por ahora a nivel interno todos esos datos que estamos acumulando. Vamos a seguir con el proyecto y la plataforma estará abierta, la cuenta va a seguir ahí, pero buscamos más formas de generar conciencia a nivel estructural que es lo más valioso a futuro. Por otro lado, recabar fuerzas psicológicas es vital para poder dar el altavoz a quienes necesiten este soporte, necesitamos tomar pequeñas pausas para cargar pilas y seguir desarrollando este tejido colectivo.

***

Cuando partimos de la autogestión siempre surgen dudas respecto a lo institucional, a si supone una contradicción demasiado grande pasar por ciertos aros. @abusosenlamusica puede permitirse marcar su propio tempo, cuidar a quienes suman sus testimonios y cuidarse a sí mismes en el camino. Pero casos como el de Vermut y un medio como El País ponen en evidencia que ambas estrategias son necesarias para que la conversación trascienda. La gente que lee Pikara Magazine poco o nada tiene que ver con quien reciba esta información solo si sale en El País. Una estructura más mediática con mayor alcance genera un impacto a gran escala pero, en mi opinión, no debemos de abandonar las conversaciones y las denuncias fuera del mainstream. El fin no tiene porqué ser solo la notoriedad si no también y, sobre todo, el tejido de redes y las alianzas que den aplomo a las víctimas para dejar de serlo. Sabernos todes responsables del silencio que protege al agresor y mantiene su estatus. También dar más credibilidad a las denuncias sin respaldo judicial, porque decir acab también es eso, que nos crean sin pruebas ni abogados.

“No olvidéis nunca esto: las mujeres hablamos entre nosotras, y tenemos un disco duro que flipas con toda esa información. Y algún día, eso os dará tanto miedo como a nosotras oír unos pasos volviendo a casa de noche”. Lucía Lijtmaer El Miedo – Deforme Semanal

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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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