Durante su estancia en La Casa de los Famosos 2024, Mariana González, mejor conocida como “La Kim Kardashian Mexicana”, habló del trágico secuestro de su esposo, Vicente Fernández Jr.
A casi 26 años del suceso, Mariana reveló algunos detalles del escándalo que marcó a la dinastía Fernández, a la cual pertenece tras haberse casado con el primogénito de don Vicente Fernández (qepd) y doña Cuquita Abarca.
“Le cortan el primero, se le empezó a pudrir, porque la mano la tenía como una pelota. Luego, se lo mandaron a mi suegro y lo aventaron al monte y le avisaron que ahí estaba una parte de su hijo”, contó Mariana.
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Sin embargo, los trabajadores de don Vicente Fernández buscaron el dedo por el monte, pero no lo encontraron. Esa fue la razón por la que le cortaron un segundo dedo a Vicente Jr.
La empresaria mexicana explicó que hubo momentos muy difíciles y un día que Vicente Fernández salió a cantar, escuchó a alguien del público que decía: “paga el secuestro de tu hijo”. “El Charro de Huentitán” se percató que uno de los secuestradores se encontraba en el concierto.
También, reveló que Vicente Jr estuvo privado de su libertad durante cuatro meses, y narró cómo su esposo le pidió a sus secuestradores medicamento que utilizaban en los caballos para que no se infectaran sus heridas.
“Por favor les pido, yo sé vacunar vacas, tráiganme una inyección, se la llevaron y él se inyectó; luego se amarró la mano para evitar una gangrena”.
El día que Vicente Fernández Jr fue liberado por sus secuestradores
Por último, Mariana González compartió el momento en que Vicente Fernández Jr fue liberado y abandonado en el Periférico de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
“Le dan 200 pesos y lo aventaron al Periférico. Él estaba muy débil, con una larga barba y sin bañar. Nadie le quería dar ride, no podía ni para ni caminar pero nadie se lo llevaba. Hasta que le pidió a un taxista que lo llevara a la gasolinera cerca del rancho Los 3 Potrillos”, dijo Mariana.
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“No asustes a mis papás, dile que parió una yegua, porque él siempre se levantaba para esos momentos. Cuando escuchó eso mi suegro le dijo a Doña Cuquita: ‘Cuca llegó nuestro Potrillo’, abrió la puerta, lo abrazaron y lloraron”, explicó.
