¿Cómo responder a la Superliga? ¿Cómo frenar la atracción de los mejores clubes del mundo por una competición que supuestamente hará aún más ricos a los ricos? La respuesta de la UEFA, desde hace algún tiempo, es la nueva Liga de Campeones, que comienza en septiembre. El 17 de septiembre, para ser exactos, tras la fase de clasificación estival. En esos días la federación continental hará oficial el nuevo premio en metálico, desvelado en primicia por La Gazzetta dello Sport: 500 millones de euros más para el trienio 2024-2027 que el que finalizará en junio. Significa que, a partir de la próxima temporada, los clubes participantes en la antigua Copa de Campeones se repartirán 2.500 millones de euros. Participar en ella por tanto, será cada vez más decisivo para quienes quieran mantenerse en lo más alto de Europa: hay tanto dinero en juego que incluso renunciar a ella durante un solo año significaría poner en peligro el propio proyecto. Todo depende de la clasificación estacional, que premiará a los dos países que más progresen en Europa. Pero, por supuesto, aún queda mucho camino por recorrer.
Liga de Campeones, adiós a las rondas clásicas
Pero más que el dinero, a los aficionados les interesa lo que ocurrirá en la Liga de Campeones a partir de mediados de septiembre. Para quienes están acostumbrados a ver fútbol, el nuevo formato representa media revolución. Atrás quedan los ya clásicos ocho grupos de cuatro equipos a los que nos habíamos acostumbrado. Habrá 36 participantes, es decir, cuatro más, todos unidos en un único grupo y una única clasificación. Así es, como si se tratara de otro campeonato, al estilo de la Euroliga de baloncesto. Seguirán divididos en cuatro grupos según la clasificación. Habrá un único sorteo de verano del que saldrán los ocho rivales de cada uno para los ocho partidos de la primera fase. Dos de ellos tendrán que pertenecer al mismo bracket, uno para jugar en casa y otro fuera. En ese momento, los ocho primeros se clasificarán automáticamente para octavos de final, mientras que del noveno al vigésimo cuarto puesto jugarán una repesca con el acceso a octavos en juego. En total, por tanto, serán necesarios 15 o 17 partidos para ganar la nueva Liga de Campeones, dependiendo de la posición en la clasificación tras la fase inicial. Lo mismo ocurrirá con la Europa League y la Liga de Conferencias. La otra gran novedad es que no habrá descenso de los eliminados en las competiciones inferiores. Los que no pasen a la repesca, o la pierdan, se irán a casa y pondrán fin a su campaña europea. Para los que sigan en el juego, sin embargo, seguirá habiendo octavos de final, cuartos de final y semifinales, siempre con partidos de ida y vuelta programados. La final seguirá siendo a partido único.
Cada vez más dinero, pero ¿será suficiente?
Todo, por supuesto, está dictado por la necesidad de los clubes de ganar más dinero. El ganador, con este nuevo formato a partir de la próxima temporada, puede embolsarse hasta 155 millones, con la posibilidad de ver aumentar esta cifra hasta los 200 millones al incluir otros ingresos, en particular los procedentes de la taquilla de los partidos en casa. Especialmente los clubes más grandes. De hecho, el premio total de la nueva Liga de Campeones ascenderá a 2.500 millones. Las cifras que aprobará la UEFA el miércoles 7 de febrero en París, de hecho, hablan de un total de 4.400 millones de euros: la mayor parte irá a la Liga de Campeones, que crecerá en 500 millones en el trienio 2024-2027 respecto al anterior, luego 565 millones a la Europa League (100 más) y 285 a la Conferencia (50 más). En la última conferencia, el presidente del Nápoles, Aurelio de Laurentiis, habló de la Superliga como una competición que podría atraer “de 5.000 a 100.000 millones. Sería una revolución”. La UEFA respondió. ¿Será suficiente? ¿Nos gustará esta nueva fórmula?
Son preguntas que pronto tendrán respuesta. Ciertamente, al principio resultará extraño ver una única clasificación de 36 equipos, y recordar que incluso el 20º puesto no está tan mal. Por supuesto, los ocho primeros son mejores.
