¿Se puede ya lanzar la candidatura de LeBron James a MVP de la temporada? – Relevo
Si uno entra hoy, lunes a las 15:00 hora peninsular, en el ranking que elabora la propia NBA sobre los candidatos al MVP de la temporada verá a Nikola Jokic como líder de la carrera. Normal, el pívot serbio está siendo el jugador más dominante en este inicio de temporada. Detrás del jugador de los Nuggets están jugadores como Doncic, Embiid, Tatum o Shai Gilgeous-Alexander, que completan el top 5 de candidatos a estas alturas. Uno sigue bajando la vista, escruta y escanea la lista y ve nombres como Maxey, Haliburton, Edwards, Adebayo, Durant o Anthony Davis. Quince nombres y ni rastro de LeBron James.
Y sorprende no ver a ‘King’ James entre los candidatos al mejor jugador de la temporada regular. Llevamos apenas 13 partidos de curso y es cierto que los Lakers no han empezado como se esperaba de ellos. Sin embargo ver a Anthony Davis, tan bueno como frágil, obliga a pensar la razón por la que la NBA, al menos hasta esta hora, no ha metido al jugador de Akron en la lista de candidatos al MVP. Porque tanto sus números como su impacto en el juego son avales más que sobrados para lanzar su candidatura.
El alero está firmando algunos de los mejores números de sus 21 años de carrera. Y eso es mucho decir. Sus cifras (26,4 puntos por partido) no difieren en exceso del promedio anotador de su carrera (27,2 tantos) en sus más de 1.420 partidos en la NBA. Además, está eligiendo mejor sus lanzamientos con el mejor porcentaje de su vida deportiva con un 58,6% de acierto en tiros de campo y un 68,2% en True shooting, que es el porcentaje de tiro que pondera el valor de los tiros de 3 puntos, 2 puntos y tiros libres y que se obtiene por la siguiente fórmula: total de puntos anotados dividido entre dos veces los tiros de campo intentados y el número de tiros libres multiplicado por 0,44. Es decir, que elige mejor cuándo y cómo atacar el aro rival.
Pero es que la candidatura de LeBron al MVP va mucho más allá de las cifras. A sus 38 años y tras 21 temporadas en lo más alto, el alero está siendo decisivo en las victorias de unos Lakers que con él en pista suman un +66 y que sin él se quedan sin generador de juego con el que alimentar al resto de sus compañeros. Está haciendo todo lo que necesita su equipo en cada momento, aunque de momento no se traduzca en todas las victorias que se les presuponían a los angelinos al comienzo de temporada.
Y cuando decimos que está dispuesto a todo no es una forma de hablar. LeBron ha transformado su juego. Y lo ha hecho para ayudar a sus compañeros, pero también para enviar un mensaje a sus críticos. “Han estado bromeando sobre mi, que sólo sé dejar el balón en el aro cuando hay hueco para entrar por la calle central, así que estoy intentando cambiar la narrativa también sobre eso. He podido estar en la cancha mucho más durante los días libres este año debido a las lesiones pasadas Así que poder concentrarme en todo lo que necesito hacer en lugar de tener que levantarme, a menos que estemos jugando, me ha permitido mantener el ritmo”. Lo está haciendo por y para beneficio de unos Lakers, donde muchos creían que llegaba para una jubilación dorada. Nada más lejos de la realidad.
Un equipo al que llegó en 2018 y que ha conquistado un anillo y ha disputado unas finales de conferencia con LeBron en sus filas. “Y eso que decían que venía aquí a hacer películas”, recordaba el propio James tras su última exhibición ante los Rockets: 37 puntos, 8 asistencias, 6 rebotes y tres robos. Un recital con dedicatoria para sus críticos. Los mismos que no cuentan con él para un premio que ya ha conquistado en cuatro ocasiones y del que salió de las quinielas para evitar que el MVP se convirtiera en monopolio. Una consideración tan necesaria para no aburrir al público como injusta con un jugador que no está dispuesto a dar su brazo a torcer ante el padre tiempo. Un rival que ha terminado claudicando como todos los que se han puesto frente a un LeBron que no tiene fin.
