El espejo del Curry-Ionescu: la ‘Batalla de los Sexos’ que dignificó el tenis femenino – Relevo
El próximo 17 de febrero en Indiana, durante la celebración del All Star, la NBA hará historia. Los mejores triplistas de la NBA, Stephen Curry, y la WNBA, Sabrina Ionescu, respectivamente, se medirán en un concurso de triples en el fin de semana de las estrellas. Un acontecimiento único en la historia del baloncesto estadounidense, pero no del deporte como tal.
En el año 1973, el tenis protagonizó la denominada Batalla de los Sexos entre Billie Jean King, número 1 del mundo del circuito femenino y miembro de las ‘9 de Houston’ (disputaron el primer torneo de tenis íntegramente femenino), y Bobby Riggs, un retirado tenista que mostró gala de una misoginia repulsiva. “Las tenistas no tienen estabilidad emocional para ser deportistas y deberían restringir su actividad a la cama y a la cocina“, fue un ejemplo de las barbaridades que espetó sobre el circuito femenino.
El encuentro tendría lugar el 20 de septiembre de 1973 en el Aeródromo de Houston, con más de 30.000 personas en las gradas y una audiencia televisiva en Estados Unidos de 50 millones de espectadores. Además, el ganador obtendría 100.000 dólares, el mayor premio otorgado en el tenis en aquel entonces. Pero, más que cualquier premio monetario, el partido ponía en juego la igualdad de género y el prestigio del tenis femenino.
“Si pierdo este partido, será como retroceder 50 años”
Bobby Riggs, conocido también por ser racista (estaba a favor del sistema de segregación racial Apartheid en Sudáfrica) y homófobo, menospreció durante meses a sus compañeras de profesión, más concretamente a Jean King en la previa del duelo en la Ciudad del Espacio. “No hay manera que una mujer pueda jugar al tenis con un buen tenista, pero hace de este partido una masa crítica que lo convierte en la atracción que es. Esto no es solo un partido de tenis, es una Batalla de los Sexos“.
La tenista estadounidense tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros: dignificar no sólo el tenis sino todo el deporte femenino. “Si pierdo este partido, será como retroceder 50 años“. La presión era total y King respondió. La ganadora de 39 Grand Slams (12 individuales, 16 dobles femeninos y 11 dobles mixtos) apabulló a su rival en tres sets por 6-4, 6-3 y 6-3.
Durante la presentación de la película basada en esta efeméride, Billie Jean King señaló la importancia del suceso. “Era importante ganar, si queríamos que la gente se tomase el tenis femenino y a las mujeres en serio. Aquel partido cambió muchas mentalidades. Gracias a él, muchos padres se dieron cuenta de que querían que sus hijas tuvieran más oportunidades de las que sus hermanas y esposas habían tenido”, destacó.
Mismos premios monetarios en Grand Slams
Esta victoria fue clave para la equiparación de premios en el circuito profesional. Por ejemplo, en 1968 la cuantía económica por ganar un Grand Slam ascendía a los 2.000 dólares en el cuadro masculino, mientras que el femenino se quedaba en los 750, menos de la mitad. Gracias a Billie Jean King y el resto de las ‘9 de Houston” esto cambió, aunque lentamente.
El primer major en igualarlo fue el US Open en 1973, en cambio el resto no tomaría esta medida hasta recién entrado el siglo. El Open de Australia decidió la equiparación de premios en 2001 y tanto Roland Garros como Wimbledon en 2007. Una directriz que demuestra la igualdad salarial que mantiene el tenis. A pesar de ello, los Masters 1000 y diversos torneos poseen brecha salarial entre circuitos, aunque en algunos casos son diferencias mínimas que la WTA pretende corregir con un plan para igualar el montante total de premios masculinos y femeninos antes de 2033.
El espejo para el baloncesto estadounidense, con el Curry contra Ionescu de fondo
Por su parte, en el baloncesto estadounidense, junto con otros deportes como el fútbol, la brecha salarial entre ambos géneros es abismal. Poniendo el caso de los dos contendientes, Stephen Curry es el mejor pagado de la NBA con un sueldo de 52 millones de dólares anuales. Por su parte, Sabrina Ionescu, que reventó el récord del concurso de triples de Curry, cobra la cantidad de 205.000 dólares por temporada. Es decir, el base de los Warriors gana 250 veces más que Ionescu.
Una situación que despertó quejas entre varias jugadoras de la WNBA, que no demandan cobrar lo mismo que las estrellas de la NBA, pero sí una mayor cantidad del beneficio que generan para la liga. La Batalla de los Sexos del triple será un gran comienzo de partida para el cambio, bien como ocurrió en el tenis.
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/P4L4NTTJ3ZBLTMQQQTG4LEJ2WE.jpg)
