El mercado inmobiliario repite clichés de manera cíclica, pero también es permeable a situaciones concretas. El covid se dejó notar de una manera importante, pero ahora ha vuelto la actividad y resulta interesante conocer los perfiles de los compradores de viviendas en la provincia de Cádiz.
En los dos últimos años el mercado muestra una tendencia al alza. Cuando se superó el miedo que había provocado la pandemia se activó mucho el mercado y esto provocó la subida de precios.
Los profesionales del sector aseguran que la gente ya ha superado la ansiedad y vuelve a concentrarse en el núcleo urbano. Después del confinamiento la tendencia era comprarse viviendas en zonas abiertas, en la periferia y con terrenos amplios para tener una sensación de desahogo, siempre con la inquietud de una temida ola. Ahora los parámetros son los de toda la vida, para los compradores ya no es obligatorio que la vivienda tenga una buena terraza o mucho terreno.
Pero, ¿quién está moviendo en la actualidad el mercado inmobiliario en la provincia de Cádiz en la actualidad? Parejas con edades comprendidas entre los 30 y 40 años, mayoritariamente con hijos, que cambian de primera residencia y financian su compra con una combinación de ahorro e hipoteca bancaria. Es el perfil tipo más común de las personas compradoras de inmuebles de segunda mano a través de agencias inmobiliarias, según los datos de la última encuesta realizada por la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) y la Asociación de Gestores Inmobiliarios de la provincia de Cádiz (GICA).
Del total de las personas que adquirieron vivienda de segunda mano el año pasado en la provincia de Cádiz, el 84,2 por ciento fueron parejas y el 14 fueron compras realizadas por personas individuales. Del total de parejas, el 55 por ciento tiene hijos. Solo un 1,75 de estas compras fue realizada por personas jurídicas.
La media de edad más frecuente de los compradores se sitúa entre los 30 y los 40 años, con el 49,1 por ciento, y los 40-50 años, con un 36,8, relegando a los tramos de edad posteriores a un 12,28. Los más jóvenes, entre 20 y 30 años, apenas suponen un 1,75. Es mayoritario el destino que dan los compradores al uso como hogar principal, el 78,9, muy por delante de quienes la destinan a segunda residencia, el 21 por ciento, o la inversión, 17,5.
Estas operaciones se llevan a cabo en un contexto en el que las entidades bancarias siguen dando, como máximo, el 80 por ciento del precio de la vivienda en las hipotecas. Luis Carrasco, presidente de GICA, valora positivamente la iniciativa del Gobierno de proporcionar avales del 20 por ciento en las hipotecas destinadas a la adquisición de la primera vivienda de jóvenes y familias con hijos.
La sensación de los expertos inmobiliarios es que los compradores son de calidad y aseguran que en este momento hay un problema de producto. Hacen falta pisos y si hubiera más de segunda mano se acabarían vendiendo, casi con toda seguridad.
El precio medio de las viviendas más demandadas por los compradores en las agencias inmobiliarias corresponden a las que están entre los 100.000 y los 150.000 euros, con un 52,6 por ciento. El segundo tramo, con un 21 por ciento de la demanda, se corresponde a viviendas entre 150.000 y 200.000 euros, y el tercero, los que buscan gastar menos de 100.000 euros, suponen un 10,5. Con un porcentaje mucho menor, el 5,2, están quienes demandan residencias con precios comprendidos entre los 200.000 y los 250.000 euros. La tarta van disminuyendo aún más a medida que se incrementa el precio demandado por encima de los 250.000, 300.000 y más 350.000 euros, con un 3,5 del total cada uno de estos grupos. Los inversores buscan precios que les lleven a una rentabilidad alta con los alquileres y es complicado que compren pisos de más de 80.000 euros.
Otro dato interesante recoge el motivo del cambio en la vivienda. Los propietarios que cambian de primera residencia con una operación de compra-venta son el 56,3 por ciento; los que compran por emancipación una primera vivienda, el 30,9; y quienes dejan de ser inquilinos para convertirse en propietarios de su vivienda habitual, el 12,7.
