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Enrique Martín abre la puerta a su regreso a Osasuna: «En dos años hay elecciones, hasta ahí puedo leer» – Relevo



Salvador Fenoll

Tenía ofertas para seguir de corto, pero cuando Enrique Martín Monreal sintió a finales de los ochenta el gusanillo de los banquillos, no miró atrás. “Voy a hacer lo que yo quiera”, se decía a sí mismo quien poco antes, como jugador, había visto frustrado su fichaje por el Real Madrid tras brillar en Osasuna. “Fue una puñalada”, aseguró a este medio en la primera entrega de esta entrevista. Defensor a ultranza de la cantera y de la correcta gestión del vestuario, Martín se siente pleno siendo él, sin ataduras. “No hay nada más bonito”, dice con 67 años y, ahí es nada, más de 500 partidos como entrenador profesional a sus espaldas.

¿Cómo es el Enrique Martín entrenador?

Mi obsesión siempre ha sido el jugador, no el yo como entrenador. Fíjate, cuando empecé, yo quería hacerles ver a esos chicos de 15 años que conmigo iban a ser profesionales en todo menos en dinero. Y eso conlleva una exigencia brutal. ¿Excesiva? Puede ser, pero uno tiene que cumplir y ser disciplinado. “Oiga, es que he llegado solo cinco minutos tarde”. No. Si quedamos a las tres, aquí hay que estar a las tres, tengas 15 años o 39. Entonces, mi ilusión, estuviera en el equipo que estuviera, siempre ha sido darle salida a los chavales, mentalizarles de qué se iban a encontrar en sus carreras.

Eres un loco de la cantera.

Ultra. ¡Pero ultra, eh! Me obsesiona, y eso conlleva una exigencia que no puedo negar. A más de uno le costaba. Yo ponía la línea y el que pasaba de ahí, debutaba en Primera División. Y han debutado muchos, eh.

Otros muchos no superaban la línea.

Pero al final, el que elige es el jugador, eh. Y perdona, que me estoy yendo de tu pregunta [ríe]. El Enrique Martín entrenador diría que es un tipo que quiere tener a sus jugadores a full, en el aspecto de concentración, de intensidad y de entrenamientos. No hay entrenamientos de estar. Hay que ser. Es decir, no basta con estar en Osasuna, estoy aquí [gesticula con vagueza], no, no, ¡hay que ser! Y para ser, hay que trabajar. Y esa exigencia siempre va conmigo.

Duro de pelar, vaya.

Mi liderazgo era autoritario, sí. Mi mujer, que iba a ver los partidos con mis hijas, me decía, ¿tú crees que por estar tan encima de estos chavales van a rendir más? Yo siempre le respondía que sí, hasta que un día me cesaron del Promesas porque, según me dijeron, tenía “a los chavales asustados”. Claro, yo ahí empecé a reflexionar. Vi que con ese liderazgo no tenía futuro, busqué herramientas y encontré en el coaching lo que necesitaba. Fui seis meses a Madrid, a hacer los cursos, y dudé mucho, eh, pero me pregunté a mí mismo, ¿quieres entrenar? ¿Quieres seguir dedicándote a esto? Y lo tuve claro. Vi que tenía que adquirir nuevas herramientas. Fue entonces, en aquellas clases, cuando aprendí a delegar, a escuchar. Fíjate tú, ¡con 50 años!

Nunca es tarde.

Efectivamente, pero es que no me da ninguna vergüenza reconocerlo.

Y una vez más, apareció Osasuna.

Sí, hablamos del año 2015, con el equipo en Segunda. Estaba José Manuel Mateo de entrenador y la directiva decidió cambiar a seis jornadas del final. Hice los seis últimos partidos y, aunque muchos no me creyeran, yo ya era otro entrenador. Había cambiado.

“En Sabadell, a los 15 minutos ya perdíamos 2-0. Yo decía, pero cómo puede ser, ¡si nos jugamos la vida!”

Enrique Martín Monreal
Entrenador

De todos modos, tus tres etapas en el club coinciden con el equipo contra las cuerdas. ¿No se cansa uno de ser el eterno salvavidas?

No, para nada, yo me lo he tomado siempre con muchísima naturalidad. Es más, es que a veces hasta te pone estar en esa disyuntiva, en esa situación límite. Ves a la gente acojonada y dices, pues yo estoy muy tranquilo y a gustito [sonríe]. Claro, es que, ¿qué voy a hacer? Yo puedo poner a estos chicos a trabajar, hacer que corran y ya está. Más no puedo hacer.

Has sabido vivir en la dificultad.

Sí, eso es, en momentos de complicación. Y ojo, para nada me sabe mal que recurran a mí en esa situación, porque aún con todo, joder, llevo más de 500 partidos como profesional. Tal y como está el fútbol, y tal y como están los banquillos, no es algo muy sencillo. Yo siempre digo que no quiero ser más feliz que nadie, yo lo que quiero es estar bien, y la verdad es que lo estoy. Hay una frase por ahí que dice que no somos lo que nos sucede, sino lo que hemos elegido. Y yo soy lo que he elegido ser… ¡Eso es brutal!

Sabadell, última jornada de la temporada 2014/2015. O puntuáis o el equipo desciende a Segunda B.

Uf, fue terrible, sí [se acomoda en la silla].

En aquel equipo estaban Asier Riesgo, los hermanos Flaño, David García, Mikel Merino, Álex Berenguer, Roberto Torres, Sisi, Nino…. No era plantilla para sufrir.

No, pero… Mira, aquel partido fue tremendo. A los 15 minutos ya perdíamos dos a cero. Yo decía, joder, pero cómo puede ser, ¡si nos jugamos la vida! No andábamos ni para atrás. Y ellos nos metieron los goles casi sin querer, porque estaban descendidos totalmente. Bueno, pues nos vamos al descanso 2-0. Claro, mis amigos con el tiempo me decían, buah, en el descanso les has tenido que meter la bronca del siglo. Pues mira, no. Para nada. Les dije, “chicos, en este momento estamos en Segunda B, empatando el partido nos quedamos en Segunda. No os voy a decir más”. No sé qué hubiera hecho en otro momento, pero ese día, la charla fue esa. Y ya fueron ellos los que empezaron a animarse: ¡Venga, vamos! ¡Vamos!

“Yo siempre les digo a mis jugadores que si juegan para el entrenador van a acabar en el banquillo”

Enrique Martín Monreal
Entrenador

Funcionó.

Y tanto. Marcamos el primero en el 77′ y conseguimos empatar a un minuto del final. [Piensa unos segundos] Mira, ese año los capitanes eran Nino, los Flaño, Roberto y Oier, pero a David García, que por aquel entonces tenía 22 años, le dije, David, tu vas a ser adjunto a la capitanía, para que vayas aprendiendo. Claro, cuando lo veo hoy en el primer equipo y en la Selección, pues me siento muy a gustito de haber podido participar, de haber podido aportar un pelín a ese brazalete. Son cosas que te llevas en el corazoncito.

Y un año después, subís a Primera División.

Todo empezó en la pretemporada. A mí se me ocurrió una película… [ríe]. Les dije, chicos, vamos a hacer el equipo entre todos. Ellos alucinaban. ¿Cómo que entre todos, míster? Sí, entre todos. Les dije, vamos a ver, qué valores creéis que definen a este vestuario, escribidlo en un folio. Y empezaron a salir ahí “carácter”, “humildad”, “agresividad”, “ambición”, un montón de valores. Cuando los teníamos todos, les dije, esto lo habéis dicho vosotros, eh. No yo. Vosotros. Es lo que habéis dicho que sois. Ellos me decían, sí, sí, míster. Y les dije, si sois capaces de demostrar esto durante el año, vamos a estar arriba seguro. Eso sí, tiene que ser cosa de cada día y de cada partido. Y yo no os voy a exigir más que esto.

Lo entendieron.

Sí, porque subimos a Primera. Claro, yo dije, joder, qué fácil era, ¿no? [ríe] No, pero fuera de bromas, es cierto que surgió así. Es curioso. Y ojo, igual que valió en ese momento, lo mismo con otro no funciona.

Cada entrenador tiene sus herramientas.

Y eso el futbolista lo tiene que entender. Mira, yo siempre les he dicho a mis jugadores que si juegan para el entrenador, sea yo o quien sea, van a acabar en el banquillo. Y es algo que no se les puede olvidar nunca.

¿Por qué?

Porque esos miedos, ese “es que el entrenador me ha dicho” no sirve de nada. El entrenador te va a dar unas pautas, pero luego tienes que ser tú, tienes que correr riesgos y tomar decisiones. Hay miles de partidos dentro de un partido, cada segundo se produce una acción diferente y tú tienes que salir ahí y tomar decisiones, no va a estar el míster ahí como con en el ajedrez, tiqui, tiqui, tiqui, tiqui. No, tú tienes que ser tú, amigo. Y si juegas para el míster, cuidadín.

“El tema [de mi despido en 1ª] venía de lejos, pero yo conozco el club y no me sorprendió”

Enrique Martín Monreal
Entrenador

Ese ascenso, aun así, se sufrió.

Sí, el equipo empezó bien, fuimos líderes durante varias jornadas, pero empezamos a tener altibajos y en enero, el equipo empezó a caerse un poco. Recuerdo que mi padre había fallecido en noviembre, algo muy emotivo para mí, claro, y cuando empezamos a bajar el nivel y la gente empezaba a criticarnos, aparecí un día en el vestuario y dije, chavales, tranquilos, he hablado con mi padre y me ha dicho que ahora, para lo que resta de invierno, que bajemos, que bajemos al cuarto, al quinto o al sexto piso, que estaremos más abrigados, y que en junio ya tendremos tiempo de asomarnos al ático. Salió aquella palabra, el ático. Me inventé unas películas que te puedes reír, pero bueno, desde el convencimiento, eh. Yo les decía, cuando venga la primavera, con el sol, poquito a poquito iremos a mejor. Claro, ellos se reían. Normal.

Pero salió.

Efectivamente. Y ojo, en ese transcurso yo había dicho que, cuando subiéramos, la primera rueda de prensa la iba a hacer en el ático más alto de Pamplona, como homenaje a mi padre. Lo juré y lo perjuré. Y así lo hice. Por mi padre, con la bufanda. Todavía lo recuerdo y me emociono, me sale decir: gracias, papá. ¡Y luego los Sanfermines que nos pegamos!

Empiezas la temporada en Primera, pero el club te despide tras solo 11 jornadas. ¿Qué pasó?

Estábamos a dos puntos o tres de la de la salvación y quise firmar a dos futbolistas: Diego Rico, ahora en el Getafe, y Leandro Cabrera. Creo que nos hubieran dado una consistencia defensiva mayor y seguramente hubiésemos salido adelante con ellos, pero el presidente dijo que no, que cómo se iba a gastar dinero en dos defensas… El tema venía de lejos, pero yo conozco el club y no me sorprendió. Te digo más, nada me sorprende ni me sorprenderá.

De este Osasuna actual lo que mucha gente recuerda es la paciencia que se tuvo con Jagoba Arrasate cuando no iban bien las cosas.

Sí, pero bueno, eso va en función de cada presidente. En aquel momento el tema estaba claro.

¿Tenían ganas de echarte?

No sé. Yo creo que no tenían ganas de ponerme, pero bueno, allá cada cual con su decisión. A mí no me duelen las decisiones profesionales, ni mucho menos. Ángel Martín, que es íntimo amigo mío y fue mi segundo, tomó la decisión de despedirme de Osasuna cuando era director deportivo y le di un abrazo por ir de cara conmigo. Le dije: seguiremos siendo amigos toda la vida. O sea, ese tipo de cosas no me duelen, las acepto. Son decisiones profesionales. Pero el tema de la persona…

Fue personal, entonces.

Para mí es muy delicado el tema de las personas. Y hay gente que lo obvia, les da igual. Pero bueno, cada uno elige lo que quiere ser en la vida.

“En Osasuna hay elecciones dentro de dos años… Hasta ahí puedo leer”

Enrique Martín Monreal
Entrenador

¿Volverás a entrenar a Osasuna?

Solo te voy a decir una cosa, y va a ser la primera vez que lo diga, eh: creo que hay elecciones dentro de dos años. Hasta ahí puedo leer. Y si hay elecciones, a ver qué pasa.

¿Seguimos hablando de entrenador o nos vamos a otros cargos?

No tengo ni idea, solo digo que si hay elecciones puede haber alguna posibilidad de volver a Osasuna. ¿Cómo? No lo sé.

Pero te sigues sintiendo entrenador.

No, claro, es que yo soy entrenador. Sí, sí.

Tienes esa inquietud.

Sí, sí, y mira, mi máxima obsesión siempre ha sido poder dirigir en Francia. Ahí tengo un poco el tiro, pero es muy complicado.

¿Por qué Francia?

Cuando yo estaba en la secretaría técnica de Osasuna, con Ángel, me acuerdo que cuando íbamos a ver partidos por ahí, Ángel programaba y yo, si podía elegir, siempre elegía Francia. Quizás porque estudié francés en bachiller y lo chapurreo. Luego, me gusta, me gusta mucho el fútbol que he visto allí. He ido a cantidad de partidos y he visto a muchísimos jugadores: a Varane lo vi con 17 años en el Lens, a Koundé lo vi con esa misma edad en el Girondins, a Lejeune, con 18 o 19 años en el Istres…. Es un fútbol diferente, quizás tácticamente con menos rigor que en España, hablo de años atrás, pero con una competitividad brutal. Son partidos muy entretenidos, de ida y vuelta. Y no te sorprende que salgan chavales buenísimos. Esto que está habiendo ahora en España de gente tan joven en Primera, en Francia ya llevan diez o 12 años fácil en esa dinámica. O sea, iba a ver a dos equipos de Segunda División e igual había 14 jugadores por debajo de los 21 años. Es tremendo. Siempre pienso que no puedo dejar de entrenar sin haber ido a trabajar allí, pero sé que es complicado.

¿En España está mal visto que tu fuerte como entrenador sea manejar el grupo? Lo digo por un francés, precisamente, Zidane. Parecía que se decía de él casi como algo despectivo.

Qué buena pregunta. Tú fíjate lo a gusto que se tiene que sentir Zidane siendo él. ¿Cuántas Copa de Europa ha ganado?

Tres, si no recuerdo mal.

Y ligas ya ni me acuerdo. Pero vamos a ver, si esto mismo lo estoy escuchando ahora de Ancelotti. ¡De Ancelotti! Un tipo que es campeón en Inglaterra, en España, en Francia, en Italia, en Alemania, campeón de Europa… ¿Pero qué me estás contando? Ser un gestor de grupo, para mí, es lo más importante de un entrenador. Y ahora mismo parece que si no ves a un entrenador haciendo gestos, vamos a decir tácticos, no es bueno… ¡Pero vamos a ver!

“A mí me sale la oportunidad de entrenar a un regional preferente en Francia y voy de cabeza”

Enrique Martín
Entrenador

¿Por qué pasa esto?

Todo son modas. Lenguaje. Yo te puedo hablar de bloque bajo, de lateral montado en bloque medio, de jugar por fuera, etc. El lenguaje evoluciona y la percepción de la gente cambia. Ahora parece que si das un pase largo y no sacas el balón desde atrás con los dos centrales en el piquito del área no vale. Si es un entrenador joven, actual, hablan de desplazamiento largo para buscar la prolongación, pero si lo hace uno como yo, ¡pelotazo! [sonríe]. Al final, se está encorsetando todo, se está quitando libertad a los jugadores. Joder, si lo más bonito es la iniciativa privada del jugador. Mira Lamine Yamal, por ejemplo. Mira Vinicius. Bah, son un gustazo. ¡Qué libertad, qué desinhibición! Es que ahora hay equipos que fichan según el Big Data y no según la opinión de su entrenador. Y yo eso lo he presenciado yo, eh.

Sigues viendo mucho fútbol, entiendo.

Muchísimo. Veo partidos de todo tipo. De Osasuna, de Segunda, de juveniles, de cadetes. Me gusta seguir para cuando van apareciendo en el primer equipo, ya conocerlos. Yo ya tenía vistos a Aimar [Oroz], a [Iker] Muñoz, a [Pablo] Ibáñez, a todos.

Y con el teléfono activo, por si te llaman.

Eso es. Te mueven, pero es complicado, porque va pasando el tiempo y no es sencillo. El año pasado, por ejemplo, tuve la oportunidad de ir a Primera RFEF, pero dije que no. No por dinero ni nada de esto, eh. A mí me sale un regional preferente francés y voy. ¡Voy sin pensarlo!

Por tus ganas.

Sí, por sentir la sensación, por vivir esa experiencia. Creo que tengo un bagaje bastante potente y si me pregunto qué me puede poner ahora mismo, me pone eso. ¿En Osasuna hay algo que me pueda poner? Bueno, en este momento estoy muy tranquilo, pero dentro de dos años, si hay elecciones, veremos [sonríe].



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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