Historia de Juan Carlos Mazo, director del primer musical del cine colombiano

Desde que era un niño y estudiaba en el colegio San Marcos, de Envigado, Juan Carlos Mazo tenía un sueño bastante extraño para su edad: ser director de teatro, cine y televisión.

Hoy es uno de los realizadores con más fama en el país. Su nombre aparece en los créditos de la serie Rigo, una de las más elogiadas por estos días; además, estuvo al frente de Leandro Díaz, la próxima semana estrenará la película La balada de Rubén y está dirigiendo la segunda y tercera temporada de Manes, para la plataforma Prime Video.

Sobre ese extraño anhelo de ser director cuando todos los niños quieren ser piloto, futbolista, médico o actor, Juan Carlos dice que desde muy pequeño sintió la necesidad de contar historias, tanto así que en la urbanización en la que vivía en Sabaneta, en el Sur del Aburrá, donde aún vive su papá, hacía obras de teatro, y de traído de Niño Jesús siempre pedían cámaras.

Recuerda que tapaba los focos de la casa con trapos rojos, casi provocando incendios, para obtener tonos de luces especiales para sus tomas.

Obviamente, en el colegio hizo parte del grupo de teatro durante todo su proceso escolar. Tras tener el título de bachiller comenzó a estudiar Publicidad en la UPB, allí estuvo cinco semestres hasta que se fue a Bogotá y terminó en la Tadeo.

“Yo soy publicista, nunca ejercí, tengo un énfasis en audiovisuales y luego hice un montón de cosas más; estudié dirección digital, actuación en Cuba y teatro musical en Estados Unidos”, cuenta Juan Carlos en charla con EL COLOMBIANO, minutos ante de comenzar una nueva jornada de rodaje de la comedia Manes.

Los inicios “de verdad”

En 2012, aún muy joven sin contactos ni conocidos en el medio teatral o audiovisual en Bogotá, escribió su primera obra: El bolero de Rubén.

“En los teatros todavía no confiaban mucho en mí, no tenía muchos amigos ni conocía actores profesionales, entonces creé un grupo con artistas completamente nuevos y estrenamos la obra en 2013 en un restaurante que tengo en Bogotá, en la 22 con octava, y desde ese día hasta hoy no he parado de trabajar”, relata el director, que ahora por sus múltiples ocupaciones no puede venir tanto a Medellín como quisiera.

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Tras ese debut, se regó el voz a voz de la calidad de El bolero de Rubén y al restaurante comenzaron a llegar actores, libretistas funcionarios de Mincultura y directivas del Festival Iberoamericano de teatro, y así se desató esta bola de nieve que lo tiene como uno de los directores con más prestigio en el país, respaldado por el éxito de las producciones que ha tenido a cargo.

Juan Carlos detalla que siempre ha sido amante de los musicales y que estando en Estados Unidos, estudiando teatro musical, se dio cuenta de que de alguna manera Latinoamérica está en deuda con el género, “porque cuando hablamos de musicales, de inmediato, nos vamos a estos referentes de Broadway o Disney, que si bien son maravillosos, dónde quedan nuestras historias, por eso fue que escribí El Bolero de Rubén”.

Ese deseo lo lleva a dirigir en teatro propuestas como Mujeres a la plancha, Planchando el Despecho y Cabaret, El musical de Broadway.

Luego se asoció con actores como Majida Issa, Aldemar Correa, Yuri Vargas, Jim Muñoz, Juan Pablo Urrego y crearon un laboratorio para contar historias.

Cuenta con más de 20 montajes de gran y medio formato en Colombia y en Ecuador, en su mayoría de teatro musical, los cuales ha escrito y dirigido.

En 2015 participó el festival de cine por celular, Smart Film, y se ganó todos los premios. El propio Oliver Stone (Platoon y Wall Street) le entregó las estatuillas.

Juan Carlos recuerda con exactitud ese día que el afamado director y productor le dijo que estaba listo para hacer cine.

Fue en entonces cuando en su vida apareció Dago García y le ofreció su primer largometraje como director, con la cinta Al son que me toquen baila, una historia, obviamente con mucha música.

“Es una película que le va muy bien en taquilla y con la crítica, una cinta que la gente quiere y recuerda un montón, esa fue la primera película que hice. Luego ruedo El Bolero de Rubén en 2020, en plena pandemia”.

Ya en 2018 había sido elegido como el Mejor Director del Año por la comunidad SoyTeatro.

Leandro y Rigo

Después de ese rodaje, en el que ellos fueron los “conejillos de Indias” para la implementación de los protocolos de bioseguridad para reactivar la industria audiovisual en el país, llegó la invitación para hacer televisión, con una historia casualmente cargada de mucha música, la vida de Leandro Díaz.

“Era una oferta a la que no podía decirle que no, porque era una historia maravillosa que se adentraba en La Guajira, que empezaba en los años 40, con este reto de dirigir a Silvestre Dangond y conocerlo como actor. Fue una experiencia hermosa, fue una producción que la gente recibió muy bien”.

Cuando estaba en las últimas semanas de rodaje de Leandro Díaz, desde el canal le hacen la invitación para dirigir la serie Rigo, basada en el ciclista Rigoberto Urán.

“Hago Rigo y se vuelve en esta locura, en este boom tremendo, era algo a lo que también tenía que decirle que sí, porque yo no había contado ninguna historia de Medellín, más que un par de escenas, de mi película El bolero de Rubén, digamos que no había sido profeta en mi tierra de ninguna manera y lo extrañaba un montón”, relata Mazo,

Añade que rodar en las calles y barrios de Medellín, en el metro, “fue un regalo de la vida, fue una cosa muy bonita, fue recordar a ese niño que soñaba con contar estas historias y ahora lo estaba haciendo con una producción de gran magnitud”.

Rigo la terminaron de rodar a mitad de 2023 y ya está en las grabaciones de las temporadas 2 y 3 de la comedia Manes (adaptación de la serie Hombres) para Prime Video.

“Y termino Manes y ahí me voy para hacer otro proyecto más en RCN y luego voy a Perú para hacer la versión de Planchando el despecho en ese país”, contó el director, que le contó a EL_COLOMBIANO que ese nuevo proyecto que hará para RCN es la serie basada en la vida de Darío Gómez, el fallecido Rey del despecho.

Ya está en trabajo de campo, ya estuvo en Medellín hablando con Olga Lucía Arcila, viuda y manager del músico y escritora del libro Mis verdades eternas.

Tras el éxito de Rigo, actores como Róbinson Díaz y Juan Pablo Urrego, así como el libretista César Augusto Betancur, “Pucheros”, se han explayado en elogios para destacar el trabajo de Mazo.

A la pregunta cuál ha sido la clave de ese proceso, el realizador dice: “creo que como lo sabemos hacer muy bien los paisas, y es trabajando”.

Recuerda que al principio cuando llegaba al set de rodaje o cuando llegaba a los ensayos, los actores no lo conocían y decían ¿cómo, usted es el director? “Y después empezábamos los ensayos y decían, ah bueno, usted sí es el director”.

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Mazo detalla que en su vida nunca hubo un plan B, que siempre quiso ser director. “Siempre estoy estudiando, buscando talleres internacionales y cosas que me alimenten más mi trabajo”.

Hoy, a sus 40 años de edad, su vida gira alrededor de su trabajo, de la dirección y escritura.

“Sin duda alguna es la familia la que me mantiene afinado y con el objetivo claro y con los pies en la tierra. Cuando estoy con ellos no soy director, soy otra vez Juancho, como me dicen ellos, o Mazo, como me llama mi papá. Eso es importantísimo”.

La fecha del próximo jueves 29 de febrero, cuando se estrene en cine El bolero de Rubén, el primer musical en la historia del cine colombiano, quedará grabada para siempre en sus recuerdos. “Será como ver graduarse al hijo”.

El bolero de Rubén