Celebridad

Salud mental y trabajo, como cuidar la salud mental en el trabajo y no perder la cabeza en el intento


ARACELI-CRUZ-JOSE-MANUEL

Autores:

Dr. José Manuel VICENTE PARDO. Director de la Cátedra Internacional de Medicina Evaluadora, Pericial y Laboral. Universidad Católica San Antonio de Murcia. UCAM. Jefe Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades INSS Gipuzkoa.

Dra. Araceli LOPEZ-GUILLÉN GARCIA.  Subdirectora de la Cátedra Internacional de Medicina Evaluadora, Pericial y Laboral. Universidad Católica San Antonio de Murcia. UCAM. Inspectora Médico Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades INSS Murcia.

Introducción y datos.

Salud mental y trabajo relación.

Invisibilidad y visibilidad de la salud mental en el trabajo

Salud mental y salud pública.

El enfermar en salud mental por el trabajo.

La patología psiquiátrica menor. ¿Por qué se enferma, y quién enferma?

Escenario y actores en la promoción, atención, prevención e inclusión en salud mental en el trabajo.

La psiquiatrización de la vida cotidiana. La medicalización de la normalidad.

Prevención de la incapacidad laboral en salud mental.

Cuidar la salud mental en el trabajo sin perder la cabeza en el intento.

Conclusiones y propuestas.

 

Introducción y datos; construyendo el relato.

La salud mental y el trabajo mantienen una relación ambivalente, debemos prevenir que el trabajo sea causa de deterioro de la salud mental, tanto como causalidad laboral directa o como proceso empeorado por el trabajo, aunque este no fuera su causa primera y debemos facilitar la inclusión de los trabajadores con discapacidad mental y la reintegración tras incapacidad por salud mental. Es decir, el trabajo puede ser desencadenante de daño en salud mental (prevención) pero también es un protector de salud mental (inclusión).

La salud mental es un problema laboral sin salud mental no hay salud laboral; y así mismo, es un problema social de una sociedad enferma o poco saludable habitada por la incertidumbre económica, la insatisfacción y la inestabilidad emocional.

Desde la perspectiva de lo laboral y lo incapacitante, el 15% de las bajas lo son por un problema de salud mental, y el 20% de las incapacidades permanentes se deben a un problema de salud mental, bien como proceso único o acompañante a otros procesos, oncológicos, dolor crónico por trastornos musculoesqueléticos o graves afecciones neurológicas.

La ansiedad, el estrés, los trastornos de adaptación, la depresión menor que son la causa principal de incapacidad laboral (85%) por deterioro de la salud mental tienen asignados tiempos óptimos de incapacidad temporal cortos entre 30-60 días, pero sin embargo tienen tiempos reales de duración de la baja muy largos, suponen el 2ª lugar en las bajas largas tanto las que duran 6 meses, como las que alcanzan el año, o las que alcanzan el período máximo de 545 días.

En apenas 6 años las bajas laborales relacionadas con salud mental se han disparado el 81,5%, (el doble en los últimos diez años) y en cuanto a la duración esta se ha incrementado en el grupo etario de 35 a 49 años y en lasmujeres. La duración media de las bajas por salud mental es de 108 días, la tercera más larga, tras los tumores o los procesos cardiovasculares. Las bajas por salud mental en un 80% pertenecen a trastornos psiquiátricos menores (estrés, ansiedad, trastornos adaptativos, depresión menor) un 10% corresponderán a consumo de tóxicos.

La patología psiquiátrica menor es un gran problema en el absentismo laboral, ocupando como decíamos la segunda causa en procesos de baja larga es decir los que alcanzan seis meses, los que llegan al año y los que se prolongan más allá hasta alcanzar el año y medio de baja. Y esto supone que a pesar de tener un” tiempo óptimo de baja asignado” corto (30-60 días) su “tiempo real de la baja” por salud mental puede ser muy largo, y a mayor duración de la baja mayor problema al retorno, mayor gasto en prestaciones, mayor coste para las empresas, mayor pérdida de calidad de vida, mayor riesgo de cronificarse, y mayor riesgo de perder la capacidad laboral.

Bajas por Salud Mental en EspañaBajas por Salud Mental en España

El año pasado se iniciaron 570.000 procesos de baja por salud mental, batiendo récord histórico, qué alerta sobre el impacto en la salud laboral, al alcanzar el deterioro en salud mental el rango incapacitante laboral, y hace inaplazable una correcta atención, promoción y prevención.

Salud mental y trabajo relación.

El 80% de los problemas en salud mental guardan relación con la precariedad laboral.

El 61% de los trabajadores afirma estar desmotivado y el 45% tener excesiva presión en el trabajo.

El trabajo forma parte esencial de nuestra vida, y construye una relación favorecedora de salud mental, pero la falta de trabajo, el trabajo precario, o el trabajo en un medio no saludable son causa del enfermar en salud mental.

Por otra parte, a veces no es una simple relación, coincidente o de asociación sino una relación de causalidad laboral que afecta de forma acreditada a un 18% de los procesos.

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En cuanto al enfermar en salud mental por el trabajo pueden darse estos casos:

  • Agravación (salud mental agravada por el trabajo)
  • Distrés/estrés crónico en el trabajo (estrés, ansiedad, depresión y trastornos adaptativos)
  • Sisifemia (agotamiento mental y físico por sobrecarga mental excesiva y alta implicación)
  • Burnout (desafección por el trabajo por sobrecarga y desmotivación organizacional)
  • Acoso (hostigamiento y pretensión de causar el abandono del trabajo)
  • Proceso de causa exclusiva por el trabajo (ansiedad, depresión trastorno adaptativo estrés o trastorno de estrés postraumático que se justificara y acreditara sería accidente de trabajo)

Invisibilidad de la salud mental en el trabajo.

La pérdida de salud mental por consumo de sustancias, trastornos del comportamiento y otros trastornos mentales refleja una cara oculta o de invisibilidad donde se da la disimulación u ocultación del padecimiento por parte del trabajador afectado, una “conspiración del silencio” de doble sentido por quien lo padece para evitar el despido o la afectación de su carrera profesional o la estigmatización y por parte del entorno laboral por miedo, no saber atender correctamente o mirar hacia otro lado por simple comodidad y eludir responsabilidades.  

Así mismo asistimos a una “normalización” social en el consumo de OH y otras sustancias, con escasa conciencia de enfermedad,

Por otra parte, es conocida la falta de diagnóstico y por tanto de tratamiento idóneo de algunos padecimientos en salud mental, por entre otras razones la inequidad en el acceso a salud mental por territorios geográficos, pero más aún por la falta de equidad económica a los tratamientos fuera del servicio público de salud, cuando este no da abasto, o con prontitud y se ha de recurrir a la sanidad privada.

Por último, a veces no se visibiliza el deterioro en salud mental por el difícil equilibrio entre prevención de riesgos y maximizar la protección social.

Visibilidad de la salud mental en el trabajo.

La cara amable en salud mental es la inclusión y reintegración de la discapacidad por salud mental, cuando limitaciones y los requerimientos del trabajo así lo posibilitan, y fomentar la vigilancia y promoción de la salud en entorno saludable. Tiene un lado complicado que es la vigilancia de salud continua que precisa este tipo de trabajadorescon indudable mayor riesgo de enfermar o recaer en baja por sus dolencias. Ha de procurarse la no discriminación y mantener la adaptación del puesto bien al trabajo tras incapacidad o discapacidad sobrevenida en ese trabajo, bien para cuidar las condiciones de salud en el trabajo, cuando se incorporó al trabajo desde una condición de discapacidad previa y para un puesto con específicas requisitorias, condiciones, tareas y demás circunstancias del trabajo.

Salud mental y salud pública.

Hay que transformar la sanidad en salud, poniendo énfasis en la salud mental no sólo en la atención a la enfermedad sino en la atención, promoción y prevención de la salud mental para no enfermar. Promoviendo la salud mental con implementación de la psicología positiva que actúe sobre las fortalezas y rasgos positivos del ser humano. Dicho lo cual, la falta de tratamiento idóneo es una constante en el deterioro de la salud mental. Hay que combatir la inequidad en el acceso a los tratamientos en salud mental y procurar desde la sanidad pública un tratamiento en tiempo y forma idónea. Cuando nos referimos a la inequidad lo hacemos referente a la desigualdad por territorios o por el obligado acceso a la sanidad privada, cuando la sanidad pública no responde, con un indudable coste personal.

En términos de salud pública, si observamos el consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha multiplicado por 3 en los últimos 15 años. España es el país con mayor consumo de diazepam en el mundo y eso que eta benzodiazepina es la tercera consumida en nuestro país tras el lorazepam y el alprazolam.

NO hay salud sin salud mentalNO hay salud sin salud mental

La pandemia más que una población con mayor número de diagnósticos en salud mental nos ha dejado la secuela en salud mental de una población más vulnerable a los estresores vitales. Lo que enlaza con otro fenómeno la psiquiatrización de lo cotidiano, la medicalización de la normalidad, el sobrediagnóstico y la sobreprescripción en salud mental. A nivel social se dan algunas incongruencias abogamos por la desconexión digital laboral, pero mantenemos activa la mayor parte de nuestro día una hiperconectividad personal alertas a cualquier señal de haber recibido un wasap, un correo, cualquier mensaje o cualquier noticia, queríamos el teletrabajo, pero este nos aleja del trabajo en equipo, socializamos menos, y nos acarrea problemas de organización,  pretendemos calma mental en el trabajo pero tenemos hábitos de vida poco saludables, viviendo con prisa o con miedo que es una de las fuentes del estrés encubierto tan dañino.

Dicho todo lo cual la OMS ya advirtió hace años que en 2030 los trastornos mentales serán la principal causa de discapacidad en el mundo y que hay que actuar con urgencia.

En materia de prevención e incapacidad laboral, es preciso implementar estrategias y aplicar herramientas en prevención, tanto primaria evitar que la salud mental se deteriore hasta causar incapacidad, cuando esta sobrevenga actuar en prevención secundaria para restablecer la salud de la forma más rápida y completa, y actuar en prevención terciaria en el caso en que se haya estado de baja por problemas de salud mental actuando en vigilancia de la salud para procurar un retorno al trabajo saludable y estable.

También es preciso en salud mental educar para potenciar nuestra capacidad personal de cambio, es decir podemos hacer algo cada uno de nosotros por cuidar “nuestra salud mental”; y promover cultura empresarial de liderazgo favorecedor de clima mental saludable y prestar mayor atención al salario emocional, amén de una retribución salarial que compense, evitando la precariedad laboral, fuentes de daño en salud mental. Y por supuesto actuar para minimizar los riesgos psicosociales en el trabajo.

Los trabajadores con trastornos mentales corren un mayor riesgo de causar incapacidad laboral, pero también un mayor riesgo por su enfermedad de pasar al desempleo, y de causarlo mayor riesgo de que sea prolongado o incluso conlleve el abandono definitivo del empleo, menores oportunidades de empleo de calidad, y por tanto menores ingresos a lo largo de su vida, lo que a su vez puede agravar los trastornos mentales. Un “círculo vicioso” muy peligroso que retroalimenta las consecuencias y que hace que estas personas queden atrapadas en la precariedad.

Por último, señalar el déficit atencional existente en salud mental de nuestro sistema público, que condiciona una inequidad tanto territorial como económica en el acceso a un sistema privado de atención sanitaria.

La patología psiquiátrica menor (ansiedad, trastorno adaptativo, estrés, depresión menor), y su relación con el trabajo. ¿Por qué se enferma?

La salud mental está determinada por una compleja interacción de factores de estrés y vulnerabilidad individuales, junto a otros sociales, laborales y estructurales.

Se enferma por:

  • El enfermar individual, la genética (como somos) y la epigenética (cómo nos hacemos)
  • Una sociedad enferma o poco saludable o que “mal vive”.
  • Trabajo poco saludable
    • Falta de prevención en las empresas.
    • Precariedad laboral salarios bajos malas condiciones de trabajo paro de larga duración.
    • Dificultad conciliación personal y profesional.
    • Las nuevas circunstancias laborales, el teletrabajo, la presión en el puesto de trabajo y la incertidumbre del mercado laboral.
    • El estrés, el mobbing, la sisifemia, el síndrome del trabajador quemado.
    • Discriminación en el trabajo.

¿Quién enferma? La pérdida de salud mental (patología psiquiátrica menor) tiene diagnóstico, género, edad, actividad y condición laboral

  • El 80% de la pérdida de salud mental abarca los trastornos ansiedad, estrés, depresión y los trastornos adaptativos.
  • Este tipo de trastornos afectan en un 58% a
  • La edad con mayor incidencia de estos trastornos es entre 36-45 años.
  • Hay dos actividades destacadas educación y sanidad con esta patología psiquiátrica menor.
  • Guarda relación estrecha con la precariedad laboral, pues en esta situación el 80% presenta problemas de salud mental añadiendo a los diagnósticos citados el consumo de tóxicos.

Cuando nos referimos a la pérdida de salud mental y su efecto en el trabajar, hay que reseñar que el 80% de los procesos corresponden a los diagnósticos de los denominados trastornos psiquiátricos menores, que engloban el estrés, la ansiedad, el trastorno adaptativo y la depresión menor. El 10% correspondería a consumo de sustancias. El 10% restante correspondería a otros trastornos psiquiátricos y neurocognitivos.

En cuanto al género esta pérdida de salud mental por trastornos psiquiátricos menores afecta de forma significativa a las mujeres, en un 58% frente al 42% en hombres. Se supone ligado a otros condicionantes como el tipo de trabajo, la preparación, la discriminación, la conciliación, y otras circunstancias sociales.

El tramo de edad con mayor incidencia corresponde al de 36-45 que corresponde en el ámbito del trabajo al de maduración y mayor plasticidad laboral.

Tanto el sector de educación como el sanitario son los más afectados por este tipo de trastornos, siendo colectivos con alto riesgo psicosocial profesional, destacando como ocupación el sector médico y más tras la pandemia, lo que tal vez se explica por su implicación en la atención en la pandemia y sobre todo por el deterioro estructural agravado especialmente tras la misma.

Pero muy especialmente el colectivo médicos sufre una situación de deterioro de la salud mental si tenemos en cuenta que el aumento de los procesos de baja de 2022 a 2023 fue del 247%.

Lo que supone que el colectivo médico es un colectivo de alto riesgo ocupacional, a lo que se añade que tanto la sisifemia como el burnout, trastornos laborales ambos, le afectan de forma principal, sobre otros colectivos que los padecen.

La relación de la salud mental con la precariedad laboral, entendida de una forma amplia, incertidumbre económica, inseguridad en el empleo, temporalidad de contrato, trabajos poco satisfactorios, conflicto con conciliación familiar, o escasa remuneración, es una constante y más cuando va ligada a otros factores sociales y educacionales, comporta mayor riesgo en el enfermar y menor calidad de vida que atañe directamente al concepto de salud.

La salud mental y el trabajo como causa exclusiva, también tiene colectivo

Según el PANOTRATSS archivo que recoge las Patologías No Traumáticas de la Seguridad Social enfermedades causadas o agravadas por el trabajo, en cuanto a la actividad más destacada se sitúa en primer lugar la Actividad Sanitaria con un 18% y si atendemos a la profesión más afectada se da en los médicos lo que la sitúa como una profesión de riesgo, creciendo preocupantemente en un 61% en los médicos jóvenes con problemas mentales y de adicciones.

Se señalan por tanto como accidente de trabajo por estar derivados de forma causal directa y exclusiva por el trabajo que se realiza.

Escenario y actores en la promoción, atención, prevención e inclusión en salud mental en el trabajo

promoción prevención atención salud mentalpromoción prevención atención salud mental

A los poderes públicos, e instituciones les corresponde establecer estrategias y planes en salud mental, y muy especialmente en población trabajadora, siendo cómo es el trabajo de forma ambivalente fuente de enfermar y protector de salud mental-

La salud mental supone un grave problema social, de calidad de vida, de salud publica y de salud laboral. Debe abordarse con estrategias y directrices desde los poderes públicos e instituciones para que aborden la prevención, la atención temprana y de calidad, el retorno laboral desde la incapacidad y la inclusión en los casos de discapacidad. Pero también políticas de educación y difusión de hábitos saludables en salud mental y concienciar a la población de qué puede hacerse por sí mismo para su desarrollo. Así mismo, compartir información desde los diversos ámbitos para una mejor actuación, y superar la actual información en compartimentos estancos.

La falta de comunicación y de información entre los ámbitos de la prevención y medicina del trabajo, y el ámbito de la atención sanitaria y el ámbito de lo prestacional, es causa de numerosos conflictos en la actuación en la prevención, promoción, protección, atención, inclusión y reintegración laboral, esto sucede en todas las condiciones de salud, pero de forma muy señalada afecta cuando tratamos la salud mental en el trabajo. De tal forma que atención primaria o especializada, aún más, desconoce realmente las condiciones, tareas y requerimientos funcionales reales del puesto de trabajo; el ámbito de lo laboral , prevención y médicos del trabajo, desconocen salvo que el trabajador aporte información, la atención sanitaria prestada a un proceso de salud mental (diagnóstico, tratamiento); y el ámbito asistencial y el prestacional comparten un espacio reducido en cuanto a resoluciones,  el INSS puede acceder a una parte de la historia clínica, pero la comunicación de información de salud mental entre el ámbito del trabajo y el asistencial y el prestacional es nula.

Así que unos conocen del trabajo y lo preventivo, pero desconocen lo atencional y prestacional y a la inversa.

Desde la prevención y la medicina del trabajo debiera de existir comunicación e información compartida completa con lo asistencial y lo prestacional.

comunicación entre ambitos de proteccion y gestion de la salud laboralcomunicación entre ambitos de proteccion y gestion de la salud laboral

La psiquiatrización de la vida cotidiana y sus sucedidos. La medicalización de la normalidad. La distorsión en salud mental y trabajo.

La salud mental es nicho de sobrediagnóstico y sobremedicalización por la variedad terminológica, la clasificación de los trastornos mentales, la dificultad de la objetivación, y la ambigüedad del concepto de salud mental. Máxime cuando la atención descansa en la atención primaria saturada y no siempre preparada para el diagnóstico y el tratamiento. Hay psiquiatrización cuando convertimos los riesgos o los síntomas en enfermedad o cuando queremos tratamiento médico para lo que no es enfermedad. La sociedad tiene convencimiento de que el profesional sanitario tendría que tener respuesta para todo, así que exige un diagnóstico y sobre todo un tratamiento farmacológico que ponga de inmediato remedio a sus síntomas, reacio a la psicoterapia, a la que teme y con una actitud pasiva que descansa en las “pastillas” la resolución de situaciones de problemas, tristeza, malestar o sufrimiento vital ordinario ante las incertidumbres de la vida sus aconteceres, sus pérdidas y la escasa aceptación y compresión de que la vida es impermanencia (Tout passe, tout lasse, tout casse, et tout se remplace). Categorizar como enfermedades problemas que no son enfermedad convierte a “preenfermos” en enfermos, y esto puede llevar a la paradoja o “Ley de Cuidados Inversos que se refiere a qué quien más necesita atención médica es quien menos la recibe Un celo excesivo en la prevención lleva a tratar como pacientes a personas saludables, desplazando recursos del sistema destinados a aquellos realmente enfermos.

Hay banalización de la enfermedad psiquiátrica, y una exhibición impúdica en las redes sociales y en los medios de comunicación de testimonios personales con descuido de lo íntimo y no siendo el canal para la certificación diagnóstica, que compete al ámbito médico. Una cosa es normalizar el que la gente hable de problemas de salud mental, pero otra que se pretenda elevar esto a la categoría de lo médico.

Tanto el sobrediagnóstico como la sobreprescripción inducen a la inercia terapéutica y al sentimiento de enfermo “definitivo” o crónico. También es cierto que, si por el déficit estructural en salud mental y en primaria el tratamiento descansa sólo en paliar los síntomas mediante psicofármacos, puede ser la puerta fácil a la atención primera o primaria, pero termina siendo una puerta giratoria cronificando al paciente y haciéndolo cautivo de la medicación. Hay una conciencia social de normalizar el consumo de ansiolíticos y antidepresivos, demandándolo con exigencia a veces ante problemas existenciales o propios del vivir ante los que debiera aplicarse más filosofía y psicoterapia mediante la razón. El concepto integral y amplio de la salud mental que va más allá de la ausencia de trastorno mental o ausencia de enfermedad mental, no nos debe llevar al equívoco de qué todo déficit o problema en salud mental es un trastorno mental y requiere atención médica. Habitamos una sociedad “enferma” o no saludable o que “mal vive”, que considera que el recurso frente a todo problema es la prescripción de un fármaco, y confunde la normal respuesta adaptativa a un evento doloroso con una respuesta desproporcionada y patológica.

psiquiatrizacion de la vida cotidianapsiquiatrizacion de la vida cotidiana

Prevención de la incapacidad laboral en salud mental.

La prevención primaria.

La prevención primaria consiste en evitar que la incapacidad o pérdida de la capacidad laboral se produzca, es decir, que el deterioro de la salud mental conlleve no poder trabajar, pero así mismo impida acceso al mercado laboral o la promoción   en el trabajo. Su ámbito de actuación corresponde a los Servicios Públicos de Salud a quienes está encomendada la protección, promoción de la salud y atención sanitaria, y a los servicios médicos de empresa y servicios de prevención de riesgos laborales, a quienes está encomendada la vigilancia, promoción y prevención de la salud laboral. La prevención actúa sobre la incidencia del deterioro en salud mental y son pre-incapacidadse logra mediante acciones tempranas de promoción y atención de la salud y la implementación de políticas de prevención de riesgos laborales, mejorando las condiciones de trabajo, efectuando un control de la siniestralidad laboral y del enfermar ocupacional o por el trabajo. La prevención primaria en materia de deterioro de la salud mental y el trabajo precisa conocer los factores de riesgo para actuar sobre ellos. Y en cuanto a la incapacidad laboral por salud mental en concreto exige conocer las causas en origen de la incapacidad laboral por salud mental, por qué procesos, con qué limitaciones, tras qué tipo de tratamientos, la accesibilidad sanitaria, a qué colectivos laborales afecta por edad, sexo, sector de actividad, ocupación tareas, riesgos laborales, condiciones de trabajo, apoyos en el entorno personal y del trabajo, situación laboral, factores económicos, sociales y poblacionales. Para una correcta prevención primaria en salud mental y trabajo se precisaría de una coordinación y comunicación de información entre el ámbito sanitario y el ámbito preventivo laboral, lo que en la práctica no sucede. 

La prevención secundaria.

La prevención secundaria consiste en que una vez iniciada la incapacidad esta dure lo menos posible y se consiga la más temprana y mejor recuperación de las capacidades perdidas. La prevención secundariaactúa sobre la duración, en la incapacidad ya producida, forma parte de una gestión integral de la incapacidad y supone procurar la pronta recuperación de quién padece una incapacidad laboral por salud mental, y para ello se precisa primordialmente actuación temprana y con excelencia clínica, que haya tratamiento, que sea el idóneo y que se preste en tiempo. Pero también exige conocer los factores que alargan la incapacidad, tanto los vinculados a la propia enfermedad como la gravedad del proceso o la mala respuesta individual  a los tratamientos, como el conocimiento y abordaje de factores ajenos a este “enfermar”, que son múltiples: no acceso a la sanidad en tiempo y forma adecuada por listas de espera para pruebas diagnósticas, evolutivas o terapéuticas; factores psicosociales ajenos al trabajo o determinantes de salud; las banderas amarillas en la incapacidadexistencia de riesgos psicosociales en el trabajofalta de apoyo en el entorno personal; trabajo exigente para las limitaciones funcionales sobrevenidasfactores económicosinadecuación de la incapacidad por ser una situación de incapacidad refugio para cubrir otras necesidades que no las derivadas de una enfermedad; o el componente voluntario en el alargamiento de la incapacidad. El ámbito de actuación corresponde a los Servicios Públicos de Salud y el correcto control de los “controladores” de la incapacidad, Inspectores Médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), los de las Comunidades Autónomas y las Mutuas colaboradoras. Así mismo debiera existir una correcta y fluida comunicación entre las partes implicadas tanto entre atención primaria, atención especializada en salud mental, los “controladores” de la incapacidad temporal, los servicios médicos de empresa y los de prevención de riesgos laborales. Lo que en la práctica es inexistente.

La prevención terciaria.

La prevención terciaria de la incapacidad consiste en que, una vez restablecida la capacidad laboral tras el periodo de incapacidad por salud mental deteriorada, esta situación se mantenga con continuidad en el tiempoevitando las recaídas, que se logre efectividad en el reingreso al trabajo procurando la prestación del trabajo con la correcta productividad y en las mejores condiciones del entorno laboral. La prevención terciaria pretende la reintegración al trabajo y supone mantener al trabajador recuperado de la incapacidad laboral con un retorno saludable, es decir sin que el trabajo perjudique su salud o sea causa de recaída, que además sea un retorno duradero y sea eficiente es decir que pueda desempeñar su trabajo adecuadamente. Por ello debemos conocer el retorno efectivo, disponer de datos de recaída en incapacidad o abandono del trabajo por causas de salud, así como conocer el presentismo trabajando enfermo. Para una correcta reincorporación partimos de la adecuada decisión en el poner fin a la incapacidad es decir la decisión del alta médica tras la incapacidad (decisión que puede partir del Servicio Público de Salud o desde las Inspecciones Médicas del INSS o las Comunidades Autónomas) o la declaración de no incapacidad laboral (INSS). Debe evitarse la controversia entre no incapacidad y no apto. El ámbito de actuación corresponde a los servicios médicos de empresa y a los servicios de prevención de riesgo laborales.

 Es preciso reseñar que la consideración del fin de la situación de incapacidad laboral, es decir la mejora y restitución de la capacidad laboral, debe hacerse conociendo el trabajo que se realiza y no lo que el trabajador nos cuenta o referencias inexactas a los verdaderos requerimientos del trabajo, se hace ineludible la implantación de la  “Ficha Ocupacional” que  facilitaría el conocer el trabajo que el trabajador en baja realmente realiza y propiciaría una mayor consideración de los procesos de causa laboral o ligados o agravados por el trabajo. El conocimiento del trabajo, ocupación, tareas, descripción, sector de actividad, riesgos psicosociales, condiciones especiales y sobre todo requerimiento funcionales mentales que precisa para su desarrollo es nulo desde primaria, atención especializada y también en gran medida por parte de los “controladores” de la incapacidad.

salud mental promociónsalud mental promoción

Se debe actuar con intervenciones institucionales para proteger y maximizar el derecho al más alto grado de la salud mental, y fortalecer los factores personales para aumentar la resiliencia a las adversidades.

Cuidar la salud mental en el trabajo sin perder la cabeza en el intento.

Se ha de cuidar la salud mental en el trabajo y la de los trabajadores, conscientes de que debemos prevenir y promover la salud mental, pero también que no toda prevención es buena ni es adecuada ni es barata. No el que debemos, sino el qué debemos de prevenir y cómo. Entendiendo que, desde la prevención de riesgos laborales, desde la perspectiva de la medicina del trabajo, no focalizamos el esfuerzo en el concepto amplio e integral de la salud mental (OMS) como derecho y máxima (salud pública), sino focalizar el esfuerzo en el concepto concreto del trastorno mental y el trabajo y los riesgos, y en el factor saludable del trabajo y en el derecho a trabajar, actuando con prevención, promoción, atención, inclusión y reintegración (salud ocupacional).

salud mental como derechosalud mental como derecho

Así mismo conscientes de que en el escenario de la vigilancia, prevención, promoción, inclusión y reintegración en materia de salud mental, tanto desde la aplicación de estrategias o políticas o normas, o protocolos, como en el uso de herramientas en la prevención y vigilancia de riesgos psicosociales, todo es mucho más fácil en la gran empresa y muchísimo más difícil en la pequeña empresa o el autónomo.

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En cualquier caso, pequeñas mejoras en los entornos laborales suponen grandes avances en la salud mental. (ROI Return on Investment, o retorno de la inversión)

Sin olvidar lo proactivo que debe de realizarse por parte del trabajador por si mismo, al menos estas tres prácticas elementales: Ejercicio físico (neurotrófico vasculotrófico) liberación de BDNF factor neurotrófico del cerebro, NGF factor de crecimiento nervioso, VEGF factor de crecimiento vascular endotelial. Meditación (activación de la red ejecutiva central). Descanso nocturno (reparación sistema nervioso parasimpático)

Conclusiones y propuestas:

Hay que abordar a “salud Mental en el entorno laboral” desde tres puntos de vista:

  • En el entorno de la gestión empresarial del riesgo psicosocial, apostar por la continuidad y refuerzo de las prácticas actuales en materia de salud ocupacional, para permitir incorporar la promoción de las capacidades positivas de las personas, con el objetivo de promover el bienestar psicosocial.
  • En el entorno de la situación/valoración de enfermedad generada por la pérdida de salud en relación con una organización poco saludable del trabajo, incorporar nueva conceptualización y definición de salud/enfermedad mental y su relación causal en el trabajo.
  • En el entorno de la promoción de la salud, promover la elaboración de estrategias modernas de prevención y afrontamiento, así como de detección precoz, la atención temprana y la cuantificación del daño.Valorando la salud mental como una situación dinámica sensible a las medidas de atención e integración.

Hay que conocer la situación actual en salud mental y trabajo y plantear cuestiones que desarrollen una conciencia crítica con la actual organización del trabajo y el valor del trabajo.

Es necesario la elaboración del “mapeo” de la incapacidad para conocer, en este caso, la incapacidad por salud mental, a qué trabajadores afecta, ocupación, sector de actividad, edad, sexo, variación territorial, y de qué manera afecta tiempo en incapacidad por estos ítems, o grado de incapacidad permanente.

Se trata de mejorar la salud mental sin perder la cabeza en el intento, en muchas ocasiones siendo posibilista, siempre conociendo las diversas variables y formas del enfermar en salud mental y la relación con el trabajo. Sin salud mental no hay salud. Sin calma mental no hay salud mental. Sin trabajar de forma saludable no hay salud mental. Hay que convencer de la rentabilidad en la inversión en prevención de riesgos psicosociales (ROI Return on Investment).

Medidas para mejorar la salud mental en la población trabajadora:

  • Potenciar habilidades.
  • Potenciar organizaciones saludables.
  • Evitar que el trabajo perjudique la salud mental.
  • Facilitar la inclusión, adaptar el trabajo al trabajador, fomentar actitudes saludables.
  • En definitiva, prevención, inclusión, integración y promoción.
  • Implementar el uso de herramientas para la promoción de la salud mental, la prevención de la incapacidad laboral y la vigilancia de la salud.
  • Coordinación y comunicación de información entre el ámbito sanitario y el ámbito preventivo laboral.

Hay que cuidar de la salud mental de la población trabajadora para que no enferme, para que no pierda capacidad laboral; para que el trabajo no sea causa del enfermar; para prevenir el enfermar incapacitante; para trabajar en integración laboral, y actuar en salud mental con calidad, de forma integral y pretendiendo la máxima reintegración y la mínima dilación y discriminación en la atención sanitaria, cuando así se precisara.

Bibliografía de referencia

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https://www.sanidad.gob.es/areas/calidadAsistencial/estrategias/saludMental/docs/Ministerio_Sanidad_Estrategia_Salud_Mental_SNS_2022_2026.pdf

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https://www.insst.es/documents/94886/5326464/Salud+Mental+y+Trabajo+2023.pdf/9a0163c8-e840-0b47-ea05-dc4e46e866ab?t=1687776097872

Monográfico de Salud Mental Fundadeps

Monográfico Salud Mental (fundadeps.org)

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OMS Informe mundial sobre salud mental: Transformar la salud mental para todos https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/356118/9789240051966-spa.pdf?sequence=1

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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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