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Casos de violencia de género en el flamenco – Huelva Información


Como reflejo de la sociedad de cada época, también el flamenco ha reproducido, desde sus orígenes, las actitudes machistas respecto a las mujeres. Son solo algunos casos, pero ilustrativos, en los que vemos cómo una sociedad machista y patriarcal provocaba conductas extremas, identificadas con un modelo de masculinidad que justificaba, desde un rol de superioridad, los malos tratos o que explicaba la violencia de algunos hombres ejercida bajo la consideración de crímenes pasionales. Repasamos algunos casos perpetrados a finales del siglo XIX y en la primera mitad del XX.

Botellazo en Madrid, 1882

En la época de los cafés cantantes (1860-1920), encontramos el caso de una disputa entre un cantaor y una cantaora, en Madrid, en el que la mujer recibió –según qué periódico lo publicó– un botellazo (La Época, la versión más suave) [1], porque el hombre “no pudo meter en la cabeza a su amiga otro género de razones”… [1] … hasta la versión más dura y ecléctica de la noticia: “Herida gravemente de una puñalada” (El Liberal) [2] [3]



No; no son dos noticias diferentes, sino la misma noticia pero publicada en dos fechas distintas. A observar, el sesgo interpretativo de cada diario.

Ana Rodríguez, 1884

Entre las primeras noticias de violencia contra la mujer flamenca encontramos la insólita reacción de un individuo, conductor de los Consumos, en una fiesta privada que se celebraba en la calle de la Cruz Verde de Málaga. El chófer Antonio Romero, de 23 años, disparó a su novia la cantaora Ana Rodríguez, de 15 años, mientras ella entonaba un fandango cuya letra decía “No hay quien me pegue un tirito / que me parta el corazón”. El agresor, que estaba borracho y sentado al lado de la víctima, sacó una pistola y le disparó a corta distancia entrándole el proyectil por el lado izquierdo del pecho, lo que le produjo la muerte instantánea. De poco sirvieron después las señales de dolor y de arrepentimiento del agresor, una vez consumada su brutal acción [4] [5].

Rosario La Honrá, 1887

También en el café cantante que Silverio tuvo en la calle Tendaleras de Huelva hubo un episodio de violencia contra una de sus artistas, como ya contamos al hablar de aquel establecimiento. La cantaora Rosario La Honrá recibió un tiro que, afortunadamente, no fue mortal [6].

Ana López Piñero, 1893

Otra acción criminal, muy criticada por los analistas contra el flamenquismo de la época, fue la sucedida en la calle Carretas, de Madrid, en 1893. La prostituta Ana López Piñero fue tirada por un balcón por su amante, un tal Varela, hombre de fortuna frecuentador de los bajos ambientes en los que el flamenco se desenvolvía entonces [7] [8].

Acuchillada en Huelva, 1894

El Café del Burrero fue escenario de frecuentes agresiones, dentro de un clima de agresividad en estos establecimientos que llevó a algún periódico, como La Provincia, de Huelva, a establecer una sección fija titulada “el crimen del día”, donde se informaba de los actos de violencia que se perpetraban en los cafés cantantes y aledaños. En esta ocasión, la prensa daba la noticia de una mujer joven acuchillada por un individuo celoso [9].

Ana Nieto, 1898

El mismo propietario del citado café, Manuel Ojeda, protagonizó un acto de violencia contra su sobrina Ana Nieto, a la que tenía acogida en su casa. Ya mayor, Ojeda pasó un tiempo deprimido y alcoholizado, a raíz de la muerte de su esposa, y cometió acciones violentas como provocar un incendio en su vivienda y mostrar con frecuencia una actitud muy agresiva con familiares y sirvientes. En esta ocasión, los serenos intervinieron y la joven, atacada con un estoque por su tío completamente frenético, fue tratada de las heridas en el hospital [10] [11].

(Continuará)



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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