Con estilo escéptico, Javier Milei lanzó su Moncloa criollo
A su estilo, con polémica e invitación a la confrontación, pesimista en sus resultados posibles y reconociendo sólo a Carlos Menem como su antecesor más rescatable; Javier Milei lanzó el desafío político más importante de los últimos años de la democracia argentina. Y con resultado más que incierto.
El jefe de Estado habló ante la Asamblea Legislativa lanzando un Pacto de Mayo de 10 puntos de reformulación de la vida política, económica, financiera y social del país; a la vez que intentó darle una nueva vida al proceso de debate del DNU y el megaproyecto de ley “Bases”, y un nuevo proyecto de reforma sindical aún mayor que el que fallidamente intentó impulsar Raúl Alfonsín en el inicio de la democracia moderna.
Milei propuso así el primer proyecto de una “Moncloa” argentina, sin saber cuántas probabilidades de éxito podrá tener. Una gran apuesta que, en una primera impresión, tiene tantas probabilidades de ser realidad como la voluntad del propio Milei de aceptar abrir negociaciones amplias con “la casta”; algo muy escaso hasta la misma noche de la Asamblea Legislativa más importante de las últimas décadas.
El llamado es a toda la clase política argentina, sin distinción de procedencias o ideologías, pero poniendo en claro que en el convite no tiene en cuenta ni al kirchnerismo ni al peronismo ortodoxo. De hecho, Milei mencionó específicamente a quienes quedarían fuera del acuerdo: Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner, Roberto Baradel, Máximo Kirchner y Juan Grabois en lo individual (mencionados con nombre y apellido). Además de los sindicatos, a quienes atendió en particular.
La idea del presidente consta de tres etapas. La primera, inmediata, abrir negociaciones colectivas en la mismísima Casa Rosada, con los gobernadores de todo el país; reabriendo la discusión por el paquete fiscal salvador de las cuentas públicas provinciales siempre en rojo potencial, a que se vuelva a tratar sin condicionamientos el proyecto Bases en el Congreso.
A cambio se reactivaría el capítulo fiscal, incluyendo la posibilidad de discutir en el Congreso la reactivación de Ganancias, la aplicación de retenciones, el blanqueo de capitales y la moratoria impositiva. Se sabrá en los próximos días si además Milei está dispuesto a avanzar en la reactivación de partidas fiscales más específicas, como el fondo de incentivo docente. Más clara parece la traba en la habilitación de la obra pública (al menos por ahora) y los fondos para organizaciones sociales.
La segunda etapa será el tratamiento dentro del Congreso de un puñado de leyes, donde la más importante es la democratización sindical; una idea en la que fracasó Raúl Alfonsín cuando en marzo de 1984 se cayó en el Congreso el tratamiento de la Ley Mucci.
Antonio Paulino Mucci era ministro de Trabajo del primer presidente de la democracia moderna y principal impulsor del único intento de desregulación de la actividad sindical, abriendo la discusión de las elecciones gremiales. El tratamiento falló, y nunca más algún Gobierno intentó avanzar sobre el tema. Hasta ayer. La idea es que los popes sindicales tengan que ser elegidos con mecanismos democráticos y republicanos, que duren en sus cargos cuatro años con posibilidades de un período más de reelección; y luego la imposibilidad de volver al cargo. Pero además habló Milei de desmantelar el esquema de las Convenciones Colectivas de Trabajo, el Santo Grial del poder sindical de negociación de los popes gremiales.
Finalmente, y si todo lo anterior se diera, comenzaría el tratamiento de los 10 puntos del nuevo Pacto de Mayo. Los gobernadores deberán anotarse en el listado de apertura de negociaciones, con tres funcionarios delegados: el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y su colega de Interior, Guillermo Francos.
Por lo demás, el mensaje de Milei habló de varios capítulos económicos y fiscales inamovibles en su Gobierno. El respeto al equilibrio fiscal, el levantamiento del cepo cambiario, la desregulación de la economía argentina, la apertura al comercio exterior y la promesa de una liberación total del mercado.