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Fue promesa de Boca, lo quiso Barcelona y ahora tiene una peluquería en su casa: "Decidí aislarme del mundo… – Bolavip


Debutar como profesional en el fútbol argentino nunca resulta sencillo, y mucho menos si el club en el cual un jugador tiene sus primeros pasos es Boca Juniors. Las presiones, el peso de las comparaciones con figuras, las decisiones y los factores externos definen una carrera y una vida. 16 años atrás, Ricardo Noir le hizo un gol agónico a Racing en La Bombonera, fue tapa de Olé por el triunfo y hasta el Barcelona se fijó en él.

16 años después, su vida parece estar en las antípodas de lo que el mundo del fútbol le proyectaba. “Me acordé que de chico me gustaba cortar el pelo y me puse a hacer el curso de peluquero, y hoy acá en casa me armé una peluquería“. Desde su Villa Elisa natal, en Entre Ríos, Tito Noir habló en exclusiva con BOLAVIP en retrospectiva de lo que el deporte le dejó, y del porqué él dejó al deporte.

-Tuviste un debut soñado como profesional en Boca. ¿Qué recuerdos tenés de ese día?

-Hoy me pasa que, cuando miro las fotos de esos momentos o veo el gol en videos, se me llenan los ojos de lágrimas porque es el debut que cualquier jugador sueña. Era entrar a un equipo grande como Boca, con el partido que lo perdíamos… Justo hacemos el empate que (Cristian) Pochi Chávez la baja, le queda a (Gabriel) Paletta que la empuja. Después, en la última jugada del partido justo me queda y le ganamos a Racing. Cuando se te tiene que dar, obviamente se te da. Yo ahí no lo podía creer, imaginate que tuve que apagar el teléfono ese día, lo tenía colapsado. No entendía nada, ja.

-2008 fue un año particular para debutar en Boca. Un plantel recientemente campeón de América y con varios futbolistas que hoy son ídolos del club. ¿Qué te decían los referentes de ese Boca después de un debut tan importante?

-Los referentes de ese plantel siempre me dijeron que esté tranquilo, con los pies sobre la tierra, que en ese momento recién arrancaba mi carrera. Por suerte, por la educación que recibí de mi familia, siempre supe como manejarme de manera tranquila. Nunca me creí más de lo que yo sabía. Conocía mis limitaciones y trataba de dar lo que podía dar. Y en ese equipo, que estaba lleno de estrellas, te aconsejaban muy bien.

Claro, teniendo que compartir plantel con jugadores como Martín Palermo, Juan Román Riquelme, Rodrigo Palacio, Pablo Ledesma, Hugo Ibarra, Claudio Morel Rodríguez y tantos más, Tito Noir estaba destinado a aprender de experimentados que lo rodeaban en sus primeros pasos en Boca.

-¿Qué te acordás de la intimidad del plantel y lo que te dijeron los más grandes en los momentos de tu debut?

-Te cuento una de ese día: en la concentración previa me habían hecho una joda. Las típicas cuando suben pibes a primera. Me llamaron a la habitación, yo estaba con Luis Ibáñez en la cama, ya tirados los dos. Yo ahí pensaba que para el partido era el que sobraba, el que quedaba afuera. Y en ese momento me llaman a la habitación. Suena el teléfono y Luis me dice: “Tito, es para vos, es de la radio“. Yo no quería porque los referentes se iban a enojar, pero Ibáñez me convenció para hacer la nota. El periodista me hacía muchas preguntas formales, y en una de esas me dice “y, ¿cómo te ves para el partido?“, y yo le respondí que no sabía si iba a ir al banco ni siquiera, pero suponiendo que jugaba le respondí que iba a salir ganando Boca 2 a 1 con un gol mío, y así fue. Te lo juro por mis hijos. Y no termina acá, porque cuando bajo a comer, se me reía toda la concentración porque la nota me la hizo Pablo Ledesma que se hizo pasar por un periodista. Después del partido, cuando salió como dije, todos quedaron como locos. Pasa que yo sentía que iba a pasar algo lindo, y bueno, después pasó más fuerte de lo que yo creía. Que se venga La Bombonera abajo así fue increíble.

-¿Quién de todos los referentes era el más cercano con vos y con los pibes del club?

-Yo siempre tuve muy de cerca a Riquelme. Pero ahí estaban él, Martín (Palermo), Morel Rodríguez, Hugo Ibarra, Battaglia, Palacio, o sea, la mayoría. Eran casi todos ídolos del club. La verdad que nos trataban muy bien a todos, y a los chicos sobre todo. Toda esa camada de los que subimos éramos tranquilos, ni uno era un fantasma. Eso hizo que sea mucho más fácil poder tomar los consejos de los más grandes. Aparte, ese plantel era el del 2008, que venía de ser campeón de la Libertadores. Ahí era todo color de rosa.

-¿Hablás con Román hoy en día?

-De vez en cuando, sé que anda muy ocupado porque ser Presidente de Boca no debe ser fácil. Hace poco, después de una entrevista que dio le mandé un mensaje: “Siempre correcto vos, ja”, le puse. Pero a mi no me gusta mucho molestar y aparte, yo decidí aislarme un poco del mundo del fútbol.

-Mucho se habla de la relación tensa entre Riquelme y Palermo en Boca. ¿Nunca te pasó de vivir alguna situación de vestuario particular ahí?

-Afuera del club se hablaban un montón de boludeces, te lo juro. Imaginate esta situación: cuando me lesiono, que me quiebran el peroné en la cancha de Rosario Central, mi suegro me llevaba todos los días hasta la Panamericana, y ahí me levantaba Román y me iba con él al entrenamiento. En la radio veníamos escuchando que hablaban de puterío en Boca y nada que ver. Yo le preguntaba a él cómo hacía para que no le importen los inventos hacia él todo el tiempo. Riquelme siempre me respondía que se iba a preocupar el día que no hablen de él, que ahí ya no podría jugar más, y que mientras tanto que hablen. Todo lo que se hablaba en ese momento de la pelea entre Palermo y Riquelme, mientras estuve yo en ese vestuario, no pasó jamás nada. No pasó nada, Nada. Mucho respeto entre los dos y entre todos. Uno era el ídolo y el otro, el máximo goleador e ídolo también. Jamás se faltaron el respeto ahí.

-Por más que no hubo problemas entre Riquelme y Palermo, fuiste parte del incidente entre Mauricio Caranta y Carlos Ischia. ¿Qué pasó entre ellos dos?

-Eso había sido ni bien subí a Primera. Me acuerdo que le venían de hacer cuatro goles a Mauricio (Caranta) contra Godoy Cruz. Cuando el plantel vuelve a Buenos Aires, Caranta le pidió a Ischia si podía licenciarlo para poder ir a Córdoba a despejarse un poco porque a la hija le estaban haciendo bullying. Carlos le dice que no había drama, y Caranta viajó. Ahí atajó Javi García. Cuando salimos del asado ese día, que era la concentración, Caranta salió a hablar y le preguntaron por qué no estaba entre los concentrados. Él ahí respondió para sacarse de encima al periodista que no iba a hablar cuando lo sacaban del equipo, y dio a entender que fue decisión de Ischia. Fue todo un malentendido. En la conferencia,Carlos dijo que Mauricio tenía una molestia, que era lo que habían arreglado. Pero cuando Caranta dijo esto, Ischia sintió que lo dejó mal parado y se dio un cortocircuito. Después empezó a atajar García y en la pretemporada lo querían dar a préstamo a Caranta.

-Dejando de lado la cuestión del vestuario, ¿nunca te tocó sentir presión en tus tiempos en Boca?

-Si, eso pasa. La presión se siente siempre. No tanto en Boca porque salís y ya te preparan para jugar ahí. El tema es cuando llegás a otro lugar siendo refuerzo. A vos te pagan el pase en x plata, y ya vas a tener la presión de estar en un lugar nuevo y la responsabilidad totalmente distinta porque llegás para reforzar un plantel. Uno puede llegar a sentir una mochila llena de adoquines y hay que rendir en la cancha. Igualmente, cuando arranca cualquier partido dejás toda esa presión afuera, se siente más durante la semana.

Luego de sus primeros momentos en Boca, Tito Noir tuvo que marcharse en reiteradas ocasiones a préstamo a clubes como Barcelona de Ecuador y Newell’s. En su regreso, quedó libre y se fue a Banfield, en donde jugó dos temporadas antes de ser adquirido por Racing. Pese a que tuvo un buen paso por la Academia, también salió cedido a diversos equipos: Universidad Católica, Huracán, Atlético Tucumán y Belgrano. Finalmente, se marchó libre a San Martín de Tucumán y terminó su carrera en Palmaflor de Bolivia.

-¿Qué encontraste como particularidad en el fútbol boliviano?

-Al principio, cuando llegué, estaba bien. Había llegado desde San Martín, que en el último partido que jugué perdimos por penales contra Atlanta en el reducido. Eso fue el fin de semana, y el lunes siguiente yo ya viajé para Bolivia. La altura y la adaptación no me costaron porque venía bien entrenado físicamente. Ahí jugué mucho, el técnico me dio la cinta de capitán y me llevaba muy bien con mis compañeros. Pero me pasó que después me agarró COVID. Me di cuenta porque fuimos a jugar un amistoso con The Strongest a la altura de La Paz y ya a la vuelta me sentía medio débil. Cuando volvemos me hago el estudio, porque me sentía muy mal y me dio positivo. Me tuve que quedar encerrado en casa, y ahí fue donde me di cuenta que en Bolivia no se le da la atención que se merece el jugador. Yo durante dos o tres días la pasé re mal. Después me tocó volver a jugar y a entrenar después de que me da negativo el PCR. Entreno un jueves y ya el sábado voy al banco. Entro en el entretiempo y me desgarro hasta la nuca por la falta de rodaje. Ahí fue donde me di cuenta de que no teníamos todas las condiciones que teníamos que tener para ser un equipo de primera división.

-¿Y por qué decidiste retirarte a una edad relativamente temprana?

-Mirá, me pasó que en noviembre de 2019 falleció mi viejo y él era el que me llamaba siempre después de los partidos. Era mi crítico, siempre para bien, y hablábamos todo el tiempo de mis partidos. Después de eso me agarró un bajón importante y ya el último año de carrera fue todo medio forzoso: ya no tenía muchas ganas de seguir jugando. Y no solo por eso, sino también porque tenía a mi nena ya con 13 años en ese momento, y un día me dijo mientras comíamos en Bolivia que ya estaba un poco cansada de cambiar de ciudad seguido y de no tener grupo de amigas en la escuela. Yo, que venía ahí más o menos anímicamente, le dije, “bueno, ya está. Terminamos acá en Bolivia, me retiro, y nos vamos a vivir a la provincia (Entre Ríos)“. Y así fue.

Y eso no fue lo más particular en el cierre de la carrera de Noir. Ya habiéndose retirado, y viviendo en su Villa Elisa natal, ubicado a pocos kilómetros del límite internacional entre Argentina y Uruguay, Tito decidió volver al ruedo para jugar en Paysandu FC, equipo de la tercera división charrúa.

-¿Cómo era jugar en un equipo así de Tercera División de Uruguay?

-Estaba lindo, yo lo disfruté porque los compañeros estaban contentos que estaba ahí con ellos y eso me hacía sentir bien. El técnico la verdad que un fenómeno, muy linda idea de laburo tenía. Entonces lo difruté al máximo, fueron dos o tres meses pero lo disfruté al máximo. Viviendo en Villa Elisa yo estaba a 30 y pico de kilómetros de la cancha. Iba y venía todos los días de Argentina a Uruguay. Y ahora hace ya dos años más o menos que ya no más nada; me instalé en mi pueblo. Jugué unos meses en Paysandú porque me invitaron y me quedaba cerca. Cuando decidí, me retiré y ya me instalé en mi casa.

-¿Y ahora que es de tu vida, Tito?

-Cuando yo dejé, durante dos meses estuve de vacaciones. Pero después me fue cayendo la ficha de que no era más jugador profesional y me sentía mal. De hecho, ahí he hablado con el psicólogo deportivo que tuve en Racing, Gustavo Goñi, que me ayudó un montón. Me dijo que tenía que buscar algo que hacer para reemplazar al fútbol. Y bueno, el año pasado dirigí las inferiores del club de acá de Villa Elisa, y me hizo sentir útil de nuevo. Después, ya nada que ver con el fútbol, me acordé que de chico me gustaba cortar el pelo y me puse a hacer el curso de peluquero. Hoy acá en casa me armé una peluquería en donde tenía una habitación para las camisetas de fútbol. Le corto a los conocidos, a los que tengo en el WhatsApp, y hago todos los cortes modernos que les gusta a los futbolistas ahora, ja. La paso bien, hablo de fútbol ahí que es algo que me encanta. Siempre pongo los partidos ahí y los vemos mientras corto.

-Imagino que la realidad actual y tus últimos pasos en tu carrera fueron completamente distintos a tus inicios en el Mundo Boca…

-Ni hablar. Estar en ese equipo que debuté encima te daba la sensación de que ibas a ganar todos los partidos. Eran los mejores de América, los que venían de salir campeones. Por eso también es distinto que un pibe debute en ese momento a que lo haga ahora. Ahora cuesta un poco más, porque si bien Boca siempre gana algo, los hinchas siempre van a pedir por la Libertadores.

-Encima, no solo te tocó compartir plantel con el equipo campeón de América en 2007, sino que al poco tiempo que debutaste volvió Bianchi como mánager al club y eras como su “mimado”. ¿Qué te recuerdos te quedan del Virrey?

-Cuando vino Carlos uff, imaginate. Mi viejo, enfermo de Boca, yo también, no lo podíamos creer. Me dirigía el Coco Basile y de manager estaba Bianchi, era una locura. Él venía siempre y me hablaba. Para joder me hablaba en francés y yo no entendía nada, ja. La verdad que, cuando estoy tranquilo acá tomando mate en mi casa, pienso un poco en todos los grandes que pasaron en mi carrera. Yo esa etapa la disfruté al máximo porque, cuando me aconsejaban algo, dejaba la oreja bien parada para acordarme todo lo que me decía. Con Bianchi incluso, me pasó que le dije en un momento que me habia llegado una oferta para ir a Inter de Porto Alegre, que me había venido a comprar el pase. Y si bien yo no me quería ir de Boca, porque venía jugando bastante y cada vez mejor, en lo económico había diferencia.

-Y al final te terminaste quedando en Boca

-Mi representante en ese momento me metía ficha, que me decía que me iban a hacer un contrato de cinco años, me quemaba la cabeza. Ahí Carlos (Bianchi) me decía que me quedara en Boca, y que si seguía en buen nivel me iba a hacer ir a Europa. Y bueno, me quedé, estaba re contento con la decisión. Después tuve la mala suerte que me lesiono de gravedad dos veces. Una desgracia, pero bueno yo lo disfruté al máximo y en cada lugar que estuve aprendí cosas nuevas.

A pesar de no haber podido despegar rumbo al viejo continente por las complejas lesiones que atravesó, Noir tuvo sondeos del Barcelona y de otro club de España cuando Boca viajó a Cataluña a jugar el Trofeo Joan Gamper contra los Culés. Tito fue una de las figuras del partido, por lo que desde el conjunto blaugrana quedaron interesados en contar con su pase.

-¿Cómo fue que se dio el interés del Barcelona por vos?

-Justo viajó mi representante en ese viaje, y yo sentí que había hecho un buen partido. Cuando terminó, mi repre me dice que Pedro Pompilio había estado hablando con el Presidente del Barcelona por mi, pero no di ni bola. El Betis también habló por mi pase, pero no le di mucha importancia, yo estando ahí estaba cumpliendo un sueño; jugando en Boca y encima contra Barcelona, imaginate. Por lo que me dijeron después, fue solo un sondeo.

-A vos te compararon con Palacio, con Palermo y con varios jugadores en tus inicios. ¿Cómo repercutió eso para el progreso de tu carrera en Boca?

-Yo nunca fui de leer mucho lo que se decía de mi, porque si andás bien y hablan bien de vos te sentís superpoderoso, pero cuando andás mal y te tiran varios comentarios malos te tiran para abajo. Por eso siempre me mantuve al margen. Cada pibe que debuta en Boca pasa por baches, no es fácil adaptarse a la primera división y se ve con los chicos que están saliendo ahora en el club. El único caso que vi distinto a eso es el de (Valentín) Barco ahora, a él no le pasó tanto. Son pocos los pibes que rinden siempre, en su mayoría lo normal es atravesar altibajos.

-Hablando de los pibes de Boca en la actualidad, en tu puesto están Langoni y Zeballos dentro del plantel. ¿Qué consejo tenés para ellos?

-Las comparativas que por ahí se le ponen a los jugadores muchas veces les da más presión. Ellos ya pasaron por estos baches. El Changuito arrancó hecho un fenómeno, y después es normal que tengan partidos por debajo del nivel o que se lesionen y a la vuelta les cueste un poco más volver a ese nivel. Con Langoni lo mismo, es normal siendo chicos todavía. Como consejo, lo que les puedo decir es que usen cero redes sociales, que son la peor basura que puede existir. Que ni las miren. Y después, concentrarse, enfocarse, alimentarse bien, descansar bien, entrenar al máximo y cuidar el cuerpo al máximo porque recién están saliendo. Los desgarros consecutivos que le pasaron a Langoni no le pueden pasar siendo ya profesional, que le pase eso significa que algo de todo eso está mal. Después, lo mental también influye, porque las palabras tienen poder, y si pensás todo el tiempo en las lesiones que tuviste, te van a volver a pasar.

-Más allá de ellos dos, ¿qué juveniles de Boca te gustan actualmente?

-Me gustan los nuevos, los chicos que están saliendo ahora. Saralegui es picante, me gusta. Mauricio Benítez tiene mucha templanza para jugar en el mediocampo, Anselmino me gusta mucho en la defensa, Dylan Gorosito también, que estuvo en el Mundial sub 17. Los más experimentados también, Equi ya viene jugando, a mi me gusta que los pibes del club tengan esas oportunidades. Saben lo que es el Mundo Boca, a los hinchas les gusta que jueguen los pibes, los bancan siempre y eso no se da en todos los clubes. Yo siempre tuve banca de la gente, cuando jugué en contra también porque no me putearon, ja. Y hoy por hoy si me cruzo con algún hincha que me reconoce, me pide una foto. Boca con los pibes es muy bancador.

Como si le quedarán historias a Tito Noir por contar en lo que fue su paso por Boca, al delantero le tocó ser parte del último Superclásico antes que River pierda la categoría, en aquel encuentro que el Xeneize ganó por 2 a 0 en mayo del 2011. Tiempo después, cuando emigró rumbo a Banfield, tuvo de entrenador a Matías Almeyda, quien en el mencionado Superclásico vio la roja y se marchó al vestuario gesticulando contra los hinchas de Boca.

-¿Había cruces entre Boca y River con Almeyda en Banfield?

-Mirá, con Matías hablo muy seguido porque me apadrinó en Banfield. Él me decía que todo el tiempo se veía reflejado en mi por distintas cosas que pasaron y porque éramos los dos del interior. Igual sí, jodíamos con el día del último Superclásico antes del descenso de River porque fue cuando lo expulsaron a él. Yo entré ese partido un rato y lo vi desde adentro, por eso le decía que no podía hacerse el loco como lo hizo porque lo iban a cagar a trompadas, ja. Él siempre me respondía: “Qué calentura me agarré ese día, que papelón que hice”. Más allá de eso, Matías es un genio.

Sobre su paso por Racing, a donde arribó tras su periplo en Banfield, Tito Noir reflexionó y vio al conjunto de Avellaneda como un paso importante por su carrera.

-¿Qué fue lo mejor de tu paso con Racing? Te tocó también compartir vestuario con ídolos como Lisandro López y Diego Milito

Racing es un hermoso club. Yo venía de Banfield que es un club importante, pero volver a un club así de grande como Racing era impresionante. Ese equipo también venía de ser campeón y estaba lleno de cracks y referentes. El Chino Saja, Gustavo Bou, Diego Milito, al año se sumó Lisandro López, fue una experiencia hermosa. Ahí me lleva Diego Cocca, y quería que juegue de volante, algo que me costaba un montón. Cuando llega Facundo Sava como DT, me puso como jugué toda mi carrera, por las bandas, y me sentí más cómodo.

-¿Por qué te vas de Racing?

Cuando termina esa temporada, Sixto Peralta, mi representante en ese entonces, me dijo que desde la Universidad Catolica de Chile me buscaban y a mí me había quedado una deuda pendiente por lo de Barcelona de Ecuador de jugar afuera. Y le dije a Sava que me quería ir, por más que en Racing estaba muy cómodo. Él accedió y me fui a préstamo a Chile. Allá nos va muy bien, salimos bicampeones; y cuando me quisieron comprar el pase, estaba por encima del presupuesto pero querían que Racing me ceda un año más. Como justo fue la vuelta de Cocca, no hubo posibilidad de seguir y tuve que volver porque me quería en el plantel. Después, no tuve tanta oportunidad porque me costaba volantear y me terminé yendo cedido a Belgrano. A la vuelta ya estaba Beccacece y no me tenía en cuenta, me mandó con otros jugadores a entrenarnos al Tita Mattiussi, y ahí me llegó la oportunidad de jugar en San Martín de Tucumán, rescindí el contrato y me fui para Tucumán.

-Además de los referentes que estaban en ese Racing, también estaban Lautaro Martínez, De Paul y Marcos Acuña, que después terminarían siendo campeones del mundo. ¿Cómo era compartir plantel con ellos?

-Son tres monstruos. Cuando citan a Acuña a la Selección por primera vez fue porque Sampaoli fue a Racing a ver a Lautaro, pero terminó citando al Huevo por lo que vio ahí. Un animal, un tractor. Se quería llevar el mundo por delante. Después Rodrigo tenía esos chispazos de crack pero todavía no había despegado. Vino a Racing a préstamo desde Valencia, él explota más grande cuando se va y juega en Udinese, y con el cambio de posición que le dio Scaloni en la Selección.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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