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No se avanza en un modelo que invierta la caída – El Espectador


El Gobierno está comprometido en una economía de demanda, donde, como lo dice su nombre, la producción y el empleo aumentan con políticas que amplían la demanda y elevan la inflación. No se cumple la curva de Phillips. La producción y la inflación no evolucionan en la misma dirección. El crecimiento y el progreso se buscan con modelos que bajan el ahorro. Se replica el error de América Latina, que busca el crecimiento a cambio de la distribución del ingreso, y no consigue ninguno de los dos propósitos.

Como lo señalé en mi último libro y en artículos recientes, la economía pasó en 2014 a un estado de economía de oferta: el ahorro es menor que la inversión y la oferta es menor que la demanda. Las políticas keynesianas concebidas para economías de demanda son inadecuadas para enfrentar la economía de oferta. Más aún, agravan el estado de desequilibrio.

Lo grave es que estas economías están montadas en modelos de demanda que agravan el desequilibrio. La economía opera en un mundo con soluciones que la empeoran. La insuficiencia de ahorro se subsana con medidas y modelos que la acentúan. Así, el cambio estructural de la economía hacia estados de oferta se realiza con modelos de equilibrio de demanda, cómo es subir las tasas de interés y revaluar la moneda. La caída del ahorro, deficiencia ocasionada por el cambio estructural, se agrava con el modelo dominante.

Como señalé en la última columna, The Economist sostiene que Estados Unidos opera con economías de oferta que se enfrentan con el instrumental de economías de demanda que sube la tasa de interés, revalúa el tipo de cambio y baja la tasa de ahorro.

El deterioro del ahorro que viene de atrás se acentúa con el modelo que eleva la tasa de interés y revalúa el tipo de cambio. No hay más opción para evitarlo que un modelo económico que eleve el ahorro, como sería un sistema que aumente la demanda de dinero con respecto a la oferta y sostenga tasas de interés reales negativas.

Se tiene una economía de demanda. El ahorro disminuye y, en consecuencia, se contrae la inversión, bajan las importaciones y exportaciones, y se deteriora la balanza de pagos. Todo ello contrae la producción, y esta reduce la tasa de ahorro, y ambas se refuerzan. Se configura un círculo vicioso. No hay más opción que un modelo que baje la tasa de interés y devalúe la moneda en forma directa, ya sea por la intervención en el mercado cambiario o la intervención en el mercado monetario que aumente la demanda de dinero con respecto a la oferta, y así eleve la tasa de ahorro. Para tal efecto, se necesitan tasas de interés reales negativas que ajusten la tasa de interés nominal por debajo de la inflación.

Como lo refleja la información del DANE para diciembre y enero, la producción y el empleo crecen por debajo de la demanda y la discrepancia se amplía. La economía adolece de una ruptura entre la oferta y la demanda agregada causada por factores que vienen de atrás y no se pueden evitar con el modelo vigente. Lo que se puede hacer es avanzar en un acuerdo nacional que enfrente el desajuste que viene de atrás. Se requiere un modelo consensual que revierta la tendencia mediante acciones de economía positiva derivadas de la observación de los hechos factuales, como sería ajustar las tasas de interés por debajo de la inflación e intervenir en el mercado cambiario y monetario para devaluar la moneda en forma directa.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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