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Caitlin Clark desmonta todos los estereotipos del baloncesto (masculino o femenino): «No deberían dejarla jugar con … – Relevo



Caitlin Clark es la nueva estrella del baloncesto estadounidense. Sin tener en cuenta cuestiones de género. La jugadora de la Universidad de Iowa ha derribado todas las barreras posibles y en las últimas horas ha superado el ruido mediático de nombres como Victor Wembanyama, LeBron James o Stephen Curry, al que también ha sobrepasado en ‘precio’. O mejor dicho en cuánto está dispuesto el aficionado a pagar por verle jugar.

La jugadora de Des Moines ha desatado la locura en Estados Unidos con su último partido en casa. Un duelo en el que Clark tenía una cita con la historia y no faltó a ella tras superar los 3.667 puntos de Pete Maravich como máximo anotador en la historia de la NCAA tanto masculina como femenina.

Tras cuatro años de locura en el estado, alcanzando una Final de la NCAA por el camino y batiendo todos los récords jamás registrados en cuanto a espectadores y audiencias de la universidad. Debido al estado de locura desatado durante el paso del tiempo y el momento tan especial que se vivió en el pabellón, el partido se convirtió en el más caro de la historia del baloncesto femenino a nivel global, superando cualquier registro en la NCAA, en la WNBA e incluso alguno de la NBA, siendo más caras que las del Celtics-Warriors, final de la liga en 2022, del pasado domingo.

Para todos aquellos que no tengan un abono de temporada, el precio de las entradas ascendió hasta el punto de que las entradas disponibles más baratas costaron más de 300 dólares, y el precio medio para ver el choque superó los 550 dólares (récord en baloncesto femenino), según ESPN. Ahora bien, si esa cifra parece alta, atención al precio de las más caras, que ya superaron los 4.000 dólares en la web oficial. Cifras desorbitadas que no van evitaron un lleno histórico en la casa de las Hawkeyes.

Los precios de su último partido no son los únicos que han subido en las últimas horas. El anuncio de su intención de presentarse al draft ha disparado las entradas para la próxima temporada para ver los partidos de las Indiana Fever, el equipo que tiene el número 1 del sorteo. Los tickets para los partidos han subido un 133% hasta alcanzar un precio medio de 140 dólares, llegando a los 166 dólares la entrada más barata para el primer partido de la temporada.

De los 32 partidos que ha jugado esta temporada, en 30 se vendieron todas las entradas o bien fue un récord de espectadores para un partido de baloncesto femenino, con las dos excepciones siendo el torneo de Acción de Gracias. La Universidad de Iowa ha sido la que más veces ha estado en televisión nacional, teniendo el récord de partido más visto de la temporada en seis cadenas diferentes por todo el país. Todo por una razón: Caitlin Clark.

Clark es una de las 30 atletas mejor pagadas en la NCAA, a base de acuerdos promocionales y patrocinios, con casi un millón de dólares. En su mudanza a la WNBA se puede llevar con ella a la mayoría, aunque su salario de entrada será de solo $76,000 si sale elegida como primer pick. Se espera que a la larga, solo por si acuerdo con Nike, sus ingresos superen los millones de dólares, pero eso será a partir de junio. Primero toca ganar la NCAA.

Algo con lo que lleva soñando desde que era niña y le tocaba jugar con sus hermanos en el patio de casa. Lo hacía a hurtadillas. Sin que su padre se enterase porque le había prohibido tirar de lejos. La norma duró hasta que cumplió los diez años. Pero muchos días, cuando llegaba temprano a la escuela, se iba con sus hermanos Blake y Brent a la cancha y se ponía a tirar. Hoy esos lanzamientos lejanos se han convertido en un cartel de Nike para conmemorar su récord. No hay tiro demasiado lejano.

Al menos no para Clark, que desafió la lógica siendo niña, cuando le dio por jugar al baloncesto y no encontró un equipo de chicas al que unirse. Lo hizo en un equipo masculino y ahí comenzó a labrarse el nombre que es hoy, entre codazos, faltas y las protestas de los padres que decían que no debería estar jugando con chicos. La actitud de padres y rivales la llevaron a retirarse llorando de la pista en su primer partido. “Cuando estés lista te vuelvo a sacar”, le dijo su padre. En ese momento Clark dejó de llorar y empezó a ser ella la que abusara de sus rivales, independientemente del género. Hasta hoy.





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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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