¿Estamos criando a analfabetos emocionales? Cuando a la mente le falta corazón
Cuando nos atrevemos a visualizar cómo nos gustaría que fueran nuestros hijos de mayores, fantaseamos con profesiones, títulos, familias e incluso poder adquisitivo. Los proyectamos como personas felices e independientes, consecuencia lógica de todos los esfuerzos en los que no estamos escatimando ahora para que se formen y crezcan en base a esos objetivos.
Pero, ¿nos atrevemos a divagar sobre cuál será su grado de inteligencia emocional? Es cierto que su generación es la que está contando con más recursos para curtirse en maestrías como la música, el idioma, las nuevas tecnologías, etc… pero los expertos alertan de que seguimos sin cubrir una de las grandes carencias que han acompañado a la infancia desde tiempo remotos, dando como resultado adultos con insatisfacción crónica y poco empáticos.
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Lo dice la ciencia
Recientemente se ha celebrado un congreso organizado por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y la Asociación Española para la Investigación y el Desarrollo de la Terapia Familiar, para compartir experiencias, fomentar el diálogo interdisciplinario y promover prácticas que mejoran la salud mental en las familias y en especial de la población infantojuvenil. En él, Rafael Bisquerra, presidente de la Red Internacional de Educación emocional y bienestar, afirmó que la salud mental es uno de los problemas más importantes a nivel internacional. “Cuando hablamos de salud mental en general estamos pensando en enfermedad mentales graves y resulta que el estrés, el síndrome de burnout, la ansiedad, depresión, y la ideación suicida afectan a una cantidad muy elevada de la población, lo que hace que los ansiolíticos, antidepresivos, somníferos y tranquilizantes sean los medicamentos más importantes del mundo”.
Asimismo, Pilar Berzosa, presidenta del Comité Organizador, subrayó la dificultad de investigar en el entorno familiar porque es un ámbito privado, pero “si queremos tomar medidas para prevenir problemas como ideación suicida, autolesiones, bullying para trasladar a políticas públicas, sanitarias, ámbitos educativos e instituciones públicas y privadas, debemos aportar datos desde la ciencia”.
Niños analfabetos emocionales
Los niños analfabetos emocionalmente son aquellos que carecen de la capacidad para comprender y expresar adecuadamente sus emociones. A diferencia de la alfabetización académica, que se centra en el dominio de habilidades como la lectura y la escritura, la alfabetización emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar tanto las propias emociones, como las de los demás.
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Algunos signos de alerta
Estos son algunos de los rasgos que caracterizan a niños analfabetos emocionalmente y que podrían suponer un aviso sobre asuntos a reforzar en la crianza:
- No empatizan, son incapaces de situarse en la mirada ajena, de comprender realidades diferentes a la suya.
- Incapacidad para entender y manejar las propias emociones. Con consiguientes rabietas o comportamientos agresivos.
- Reaccionan de forma desmedida ante cualquier problema. Se sienten agobiados y superados ante cualquier dificultad, sea pequeña o grande.
- Falta de resiliencia. Pueden tener dificultades para recuperarse de situaciones difíciles o estresantes debido a la falta de habilidades para gestionar sus emociones y adaptarse a los desafíos de la vida.
- Problemas de regulación emocional. Pueden experimentar dificultades para regular sus emociones, lo que puede llevar a cambios de humor frecuentes, explosiones emocionales o comportamientos impulsivos.
Pero que no cunda el pánico. Igual que vivimos en una época bastante convulsa y complicada en muchos sentidos, también tenemos la suerte de estar educando en la era de las soluciones y los recursos. Si crees detectar algunos de estos “signos de alarma”, no te será muy difícil encontrar información, documentales, libros y otros tipos de fuentes por las que guiarte para reforzar esas carencias. Así como profesionales que te acompañen y tutoricen en el reto de entrenar a tus hijos en el dominio de sus pensamientos y emociones.
