Un navarro en el diseño del revolucionario casco del Visma – Diario de Navarra
El ciclismo profesional vivió el lunes alterado por la irrupción de un modelo nuevo, revolucionario y rompedor casco de contrarreloj que estrenaron los corredores del Visma-Lease a Bike en la etapa inaugural de la Tirreno Adriático. Un prototipo creado creado por la marca Giro mediante un equipo multidisciplinar de 12 personas entre ingenieros, biomecánicos y diseñadores del equipo neerlandés. Entre ellos está el biomecánico navarro Jon Iriberri.
El nuevo elemento aerodinámico, que aún no tiene nombre comercial, ha sido bautizado por algunos como modelo Tiburón. Tiene una parte frontal sustancialmente más grande y más alta que el de los modelos de crono tradicionales. ¿Qué busca? ¿en qué se ha inspirado?
Cuando el equipo Visma firmó un acuerdo de colaboración con la marca de cascos Giro el pasado otoño, se comprometieron a elaborar desarrollos novedosos y disruptivos en sus diseños. Los ciclistas habían trasladado a los biomecánicos el problema que ofrecía en las bicis de contrarreloj el apoyo de los antebrazos -cada vez más elevado- con la cara, el cuello, y en ocasiones problemas de buena visibilidad y pérdida de un punto de referencia.
Y a partir de ahí se pusieron a trabajar en un modelo de casco que permitiera crear una especie de burbuja en la parte delantera entre cabeza, antebrazos y manillar.
PROBAR Y PULIR
El prototipo que estrenaron en la primera etapa de la Tirreno los corredores del Visma (el mejor clasificado fue Vingegaard, 9º a 22 segundos de Ayuso en una crono de 10 kilómetros) es la cuarta versión de un casco en el que se lleva trabajando desde noviembre, y que antes ha sido testado por ex ciclistas profesionales y con el que se ha hecho pruebas en el túnel del viento, con maniquíes.
“En las pruebas de túnel del viento los resultados son muy buenos. El casco hace un carenado entre hombros, manillar, cabeza y cara que convierte todo en una especie de bola muy aerodinámica”, explica Iriberri. “Pero ahora hay que aterrizarlo a las carreras, que los ciclistas se habitúen a usarlo y analizar los datos”.
Los resultados en el túnel del viento son buenos, pero hay que aterrizar esos datos a la carretera y estudiar los datos de potencia y CX.
Jon Iriberri, biomecánico navarro del Visma
La contrarreloj de la Tirreno Adriático, 10 kilómetros urbanos, ha sido la primera ocasión en la que se ha usado. Ahora queda la labor de analizar los datos de rendimiento. Para ello se cruzarán las imágenes de vídeo del corredor en bici con el casco, con la potencia que desarrolla (si es mayor o menor que los números que mueve habitualmente) y su CX, el coeficiente aerodinámico de cada corredor, y compararlo con otros cascos que se utilizan. Y a partir de ahí comenzará el trabajo de pulir detalles de cara a las grandes citas del calendario como el Giro o el Tour.
“Los resultados del laboratorio son una cosa, y luego hay que ver la respuesta en la carretera y en competición. Ahora hay que analizar los datos, garantizar que vamos a obtener una ventaja aerodinámica y hacer que los corredores se acostumbren y vean las ventajas que puede conllevar su uso”, comenta Iriberri.
La ligera similitud con el casco que no usó Miguel Induráin en el récord de la hora de Burdeos en 1994
El casco que ayer probaron los corredores del Visma es la última novedad aerodinámica en cascos de contrarreloj, pero recuerda en parte por su forma al que se le preparó a Miguel Induráin para el récord de la hora en septiembre de 1994, y que el pentacampeón villavés optó por no utilizar. Su diseño era revolucionario, su aerodinámica, óptima. Pero Induráin desistió de usarlo porque la sujeción no era la correcta, le costaba mantener la cabeza erguida, y porque la pantalla protectora de los ojos se terminaba empañando por la condensación del sudor con el paso de las vueltas en los test.
