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Menstruar durante la migración, un reto de salud para niñas y mujeres – IMER Noticias


En medio de un proceso de migración, mujeres, niñas y adolescentes gestionan su menstruación en condiciones adversas que afectan su salud física y mental.

Hazel Zamora

Cuando Jennifer decidió migrar de su natal Ecuador hacía Estado Unidos pensó en su menstruación, pero no le tomó importancia hasta que su periodo llegó cuando cruzaba la ruta migratoria más peligrosa del mundo según la ACNUR, la selva del Darién

 

“Llevaba toalla, pero al ponerme obviamente con el río se iba a dañar la toalla. Me dieron cólicos, dolores en las caderas, pero por el mismo trayecto del viaje, uno se moja el estómago, dan cólicos y todo eso”.  

 

El tapón del Darién, es una ruta migratoria clave para quienes huyen de la pobreza y la violencia en sus países. Este territorio que comprende 5 mil kilómetros de jungla, ríos y montañas, es la frontera natural entre Colombia y Panamá, es decir, conecta a Sudamérica con Centroamérica. 

 

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), cruzar el Darién puede tardar de cinco a 10 días, lo mismo que dura en promedio un ciclo menstrual. 

 

Pero en lo espeso de la selva, entre el calor y la humedad, Jennifer relata que no existe producto menstrual que resista esas condiciones

 

“Son ríos que uno cruza para poder pasar a otro lugar y seguir avanzando. En tierra y luego otro río, y luego tierra, luego otro río, luego tierra. Con el agua me iba lavando como que enjuagando y todo eso. No utilice toallas hasta de noche y al otro día me la tuve que sacar”.

 

De acuerdo con el gobierno panameño, en 2023 cruzaron el Darién medio millón de personas, más del doble que en 2022. 

 

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Cada vez más mujeres, niñas y adolescentes se adentran en esta selva, pero la menstruación pasa a segundo plano cuando la supervivencia está en riesgo ante los peligros de insectos, animales o amenazas de grupos criminales que controlan las rutas.

 

Marjorine salió de Venezuela con su esposo y sus dos hijas. La menor de ellas recibió su primera menstruación en la inmensidad del Darién. 

 

“Tiene apenas seis meses que le llegó su periodo y ya cuando transcurría ya en el Darién le dio su periodo, teníamos que buscar trapitos, medias y cosas. Si nos manchábamos, lavarnos ahí en el río y seguir porque era fuerte”.

 

El camino migratorio de ambas mujeres desembocó en la Ciudad de México. Están al norte, en un campamento improvisado cerca de la terminal de autobuses y sus condiciones para menstruar aún son desfavorables. 

 

Están expuestas al sol, en casas de campaña hacinadas, entre los cruces de coches; no tienen agua corriente, tampoco servicios sanitarios ni la más mínima privacidad. 

 

 

Organizaciones apoyan la gestión menstrual de personas migrantes

Andrea Bollo Sanchéz es integrante de Las Vanders, una organización feminista que visibiliza la salud menstrual de las mujeres y personas migrantes que están en tránsito por la urbe. 

 

En sus intervenciones humanitarias entregan kits con toallas sanitarias, papel higiénico húmedo y un fanzine con información sobre la menstruación, además de datos para casos de emergencia por delitos sexuales o aborto. 

 

Las niñas, adolescentes y mujeres rodean a Andrea para recibir un paquete, mientras despiertan a otras que permanecen en las carpas para que pidan el suyo.

 

En un segundo campamento la situación es similar. Se encuentra a unas cuadras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) pero aquí habitan únicamente migrantes de Haití

 

El idioma es una barrera para explicarles el motivo de nuestra visita, pero una vez que ven las toallas sanitarias las mujeres se acercan a recoger un paquete. Desafortunadamente, son demasiadas y los productos son insuficientes.

 

“Nos gustaría tener más recursos. De pronto también es complicado poder acceder a recursos para poder repartir, pero en esas andamos. Por lo menos logramos repartir algunas y creo que les va ayudar un poquito a las compañeras”.

 

 

Migrantes bloquean su sangrado en su trayecto a EEUU

En 2023, ACNUR indicó que en las Américas existían 73.5 millones de migrantes internacionales y 22.1 millones de personas desplazadas forzosamente, todas con necesidad de protección. De ellas, se estima que el 46 por ciento son mujeres, adolescentes y niñas.

 

Sin embargo, la atención a la salud menstrual en las crisis humanitarias casi nunca es considerada, por lo que se enfrentan a espacios de alojamiento con baños insuficientes o en condiciones inadecuadas para la higiene menstrual

 

Abril Paéz fue directora del proyecto Períodos en Movimiento, una investigación de la organización CADENA con UNICEF, que visibiliza el estado de la gestión menstrual en las migrantes que atraviesan la frontera sur de Chiapas

 

Nos explica que entre los diagnósticos médicos más frecuentes que hallaron en los alojamientos temporales fueron las irritaciones, infecciones vaginales y las alteraciones menstruales

 

Se tiene que empezar a entender la menstruación y el ciclo menstrual como un signo vital de salud y está muy poco visibilizado. Menstruar en tránsito es muy complejo y es muy estresante. El mismo proceso de estarte moviendo de tu lugar de origen es un proceso estresante y esto está relacionado con todo tu cuerpo, tus emociones, tu salud. 

 

El hecho de estar en constante estrés, en constante peligro, en estado de supervivencia, claro que va a generar un trastorno y claro que se va a ver reflejado en tu menstruación.

 

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Por su parte, Mariana González Magaña, directora de comunicación de CADENA, resaltó la ingesta de pastillas que frenan los ciclos menstruales.

 

“Hay una especificidad en no querer sangrar durante el trayecto porque es incómodo. Y los productos desechables no están hechos ni diseñados para estar en esas condiciones, pero los productos reutilizables tampoco, o sea, hablemos por ejemplo de la copa, de la toalla reutilizable o de los calzones de tela.

 

Entonces encontramos que aunque hay personas que toman pastillas anticonceptivas también había personas que nos comentaban haber tomado pastillas que únicamente estaban diseñadas para no menstruar. Ni siquiera los equipos médicos en los espacios de alojamiento temporal pueden decir con certeza qué tipo de pastillas son, porque se las daban personas a lo largo del trayecto y no había un control respecto a eso y era gravísimo porque llegaban después de meses de no menstruar”.

 

La médica María Laura Chacón Roldán, integrante de Médicos sin Fronteras quien trabaja en la frontera sur de México, detalla cómo la falta de higiene menstrual genera graves riesgos a la salud física de las migrantes. 

 

“Es algo que puede aumentar el riesgo de enfermedades en el tracto urinario, entonces este es algo que se puede ver más común reacciones alérgicas, irritativas, en el área genital”.

 

También está la salud mental. La médica explica que la falta de productos menstruales adecuados y de espacios seguros puede provocar en las migrantes un gran malestar y ansiedad. 

 

“Es algo muy limitante y angustiante para estas mujeres. Si ya para cualquier mujer en una situación normal quisiéramos poder detener el día y  tomar nuestro tiempo para la menstruación, pues una mujer que tiene que estar de pie con su familia buscando caminando”.

 

Chacón Roldán destaca que otros de los servicios frecuentes que buscan las mujeres migrantes son métodos de planificación familiar a largo plazo como inyecciones o implantes

 

Salud menstrual como parte de los derechos de las personas migrantes

En México el derecho a la menstruación digna ha ganado terreno con acciones como la eliminación del IVA en los insumos menstruales; o su entrega gratuita en algunas escuelas públicas del país. 

 

No obstante, han quedado fuera de estas políticas las mujeres que están en condiciones de mayor vulnerabilidad, como las migrantes. 

 

En este contexto, la médica María Laura Chacón alienta a pensar en otras estrategias para el acceso universal a los productos menstruales. 

 

“Tendríamos que pensar que deberían ser accesibles a través de los sistemas de salud. Deberían haber políticas que permitan que estos productos estén a la disposición de las personas sin presentar un compromiso económico, una dificultad”.

 

Por su parte, Abril Paéz, directora del proyecto Periodos en Movimiento, considera que la educación menstrual es fundamental, sobre todo entre quienes son responsables de asegurar los derechos de la población migrante

 

“Se va todo hacia abajo las personas que administran los espacios de alojamiento temporal, las personas que diseñan los proyectos en las organizaciones humanitarias, las mismas personas de la sociedad civil, si no existe una educación menstrual.

 

Hoy en nuestro país los reglamentos tienen que incluir cuáles son los mínimos necesarios que debería de tener un espacio de alojamiento temporal. Hace toda la diferencia el poder tener papel y jabón en un espacio, eso completamente te puede hacer la diferencia entre que vas a contraer una infección o no”.

 

Actualmente Médicos Sin Fronteras desarrolla un programa piloto para encontrar qué productos menstruales son los más adecuados para las mujeres que transitan por México hacía Estados Unidos; y la organización CADENA, imparte talleres de educación menstrual a grupos de mujeres, niñas y adolescentes migrantes.

 

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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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