Carlos Varela y su invitación a revaluar una industria convencional

En el cine, nada es como parece. Detrás del encanto y la fascinación del público, más allá de las premiaciones que una vez al año le dan la vuelta al mundo, hay un recorrido de años, un esfuerzo y disciplina que puede superar décadas, retos como la financiación de los proyectos, profundos cambios en el consumo como la llegada de plataformas de streaming, y recientemente la pandemia.

Las pruebas de fuego en la industria han sido numerosas. Le han servido de metamorfosis, como bien lo sabe Carlos Varela, o Carlitos Chance, como también se le conoce, un colombiano con habilidad para fusionar la sensibilidad artística con innovaciones técnicas, a las cuales les añade colaboraciones musicales por ejemplo con las cuales él pretende darle al mundo su visión de la narrativa cinematográfica.

A través de su lente, Carlitos Chance invita a una reevaluación de lo convencional, en la cual la emoción y la tecnología se entrelazan para revelar la profundidad de la condición humana.

Esta visión llega a él como un constante deseo de explorar y expandir los límites del cine, y por eso cuenta que encuentra inspiración en películas que se atreven a ser diferentes, “que desafían las convenciones y se sumergen en propuestas visuales y narrativas audaces”. Películas como Moulin Rouge y Romeo y Julieta de BazLuhrmann, con su riqueza visual y capacidad para transportar a los espectadores a mundos llenos de color, pasión y vida, han tenido un impacto profundo en la filosofía creativa de Carlitos Chance.

Este gusto por lo cinematográficamente exuberante se refleja en la producción de Carlitos Chance. “Cada elemento, desde la misografía hasta la paleta de colores y la composición de cada toma, es cuidadosamente considerado para asegurar que contribuya de manera significativa a la narrativa y la experiencia sensorial del espectador”, dice.

La música ocupa un lugar central en la obra de Carlitos, convencido de que las bandas sonoras y las colaboraciones musicales pueden amplificar de manera significativa el impacto emocional de una película.

Su trabajo reciente incluye, por ejemplo, colaboraciones con artistas internacionales reconocidos como Álex Ubago, Los abanes y SIAM, con quienes usa su habilidad “para tejer la música dentro del tejido mismo de sus narrativas, creando piezas que no solo complementan sino que enriquecen la historia que se está contando”.

La decisión de Varela de integrar estas colaboraciones va más allá del mero acompañamiento musical; es un esfuerzo consciente para reforzar el universo de los personajes y la historia, ofreciéndole al público una experiencia más rica y envolvente.

Este enfoque, que podría ser considerado más holístico, de la producción cinematográfica se complementa con su mirada más profunda de las historias. Según cuenta, aquellas historias que en su esencia son simples, pueden revelar complejidades y verdades universales sobre la condición humana.

Inspirándose en ejemplos como Slumdog Millionaire, Varela persigue narrativas que, a pesar de su aparente sencillez, se embarcan en exploraciones profundas de temas como el amor, la redención y la autoafirmación. Estas historias, que a menudo siguen a personajes ordinarios en circunstancias extraordinarias, resuenan poderosamente con el público porque reflejan la imperfección inherente al ser humano y la belleza de superar obstáculos en busca de un propósito o conexión más profundos.

La capacidad de Carlitos Chance para conectar con audiencias a través de un lenguaje cinematográfico que es tanto universal, como profundamente personal, es su firma y la razón de que, a pesar de las circunstancias, el cine siga siendo un escenario relevante para un público ávido de historias y en constante evolución. Quizá sea ese el poder del cine de Varela: invitar a la audiencia a un viaje que, aunque anclado en la ficción, ofrece reflexiones sobre la condición humana.

“Las películas pueden y deben ser más que simples historias”, dice Varela, el contemporáneo del cine.