¡Ninguno bajó los brazos! Selknam logró dar vuelta un durísimo partido en los minutos finales del encuentro, pero Peñarol supo ser tan bravo como siempre para conquistar la victoria en la última jugada de un encuentro que cerró con grandes emociones para dos contendientes que, en corazón, definitivamente no se quedaron.
Selknam arranca con hambre
El Clásico del Fuego comenzó con un gran ambiente, un público ruidoso que entonaba el “C-H-I”, persiguiendo hacer sentir la localía en el Estadio Municipal de La Pintana en Santiago.
Los primeros diez minutos fueron parejos sin demasiadas ocasiones, y con dos elencos que comenzaban a tomar la medida de su clásico rival.
Selknam fue el primero que se acercó con claridad al try a los 12’ tras una fantástica serie de arremetidas de Martínez, Iriarte y Clemente Saavedra, quienes se lanzaron contra la zona aurinegra y mantuvieron viva la ovalada en asociación con sus compañeros, llegando con vértigo a escasos metros del ingoal, y consiguiendo un penal a su favor que Torrealba cobró por los primeros 3 puntos del encuentro.
Con el 3-0 en el marcador, los jugadores fueguinos comenzaron a verse mucho más sueltos en el terreno de juego, rompían las líneas rivales con bravura, se lanzaban con determinación a recuperar la ovalada y proyectaban la imagen de un equipo seguro.
Era tanta la confianza de los chilenos, que Marcelo Torrealba decidió cobrar un penal desde mitad de cancha a los 19’, que lamentablemente saldría desviado.
Poco después, Selknam buscaría jugar largo nuevamente apenas recuperaron la posesión, y tras el canto de mark de Peñarol, llegaría el momento del water break en una jornada extremadamente calurosa, donde los aurinegros necesitaban refrescar sus ideas y los fueguinos evitar que se enfriara su ímpetu.
Selknam volvería a sumar a los 27’ a través del pie de Torrealba, adelantándose 6-0 en un duelo donde ambos elencos estaban teniendo grandes complicaciones para acercarse al ingoal, y sobre todo para concretar ocasiones ofensivas.
Peñarol despierta con Myszka y Zuccarino
Pese al dinamismo que Selknam era capaz de alcanzar por momentos, errores puntuales de manejo cortaban jugadas que comenzaban a gestarse con muchísimo vértigo, devolviendo posesiones a un Peñarol que no conseguía generar mayor peligro.
No obstante, los aurinegros lograrían su primera conquista gracias a una jugada preparada en el line, que derivó en el ensayo del tryman aurinegro, Joaquín Myszka, para que posteriormente el ex Selknam, Juan Zuccarino, concretara la conversión desde una difícil posición, remontando el juego al 6-7 carbonero con el que los equipos se irían al descanso.
Los fueguinos se podrían adelante otra vez por el pie de Torrealba, que ponía las cosas 9-7, pero Zuccarino volvería a hacer sufrir a su ex equipo con una formidable jugada individual, danzando a gran velocidad entre los jugadores de Selknam, que jamás pudieron tacklear a un rugbista que ejecutó fantásticos cambios de dirección antes de apoyar en el ingoal y convertir él mismo, dejando el marcador 9-12.
Peñarol comenzaba a acosar a los fueguinos, siendo mucho más incisivos que en la primera parte y trayendo peligro constante hacia el ingoal de la escuadra chilena, que no conseguía hilar sus jugadas, y sufrió con dos penales anotados por Juan Bautista Hontou al 52’ y al 63’, extendiendo diferencias a 9-20 en la primera hora de juego.
Un cierre inolvidable
Pero en este complejo momento, aparecieron las manos del capitán, Clemente Saavedra, quien acometió con coraje ante el muro aurinegro, superando las barreras uruguayas para apoyar en el ingoal y dejar a Selknam 16-20 tras la conversión de Franco Velarde al 68’.
Selknam no se rindió y peleó hasta el final, conduciendo bien el balón con las manos de izquierda a derecha, hasta llegar a las 22 del rival, avanzando en base a bravura al impactar ante la potente resistencia aurinegra, que no fue capaz de frenar el corazón de los fueguinos, quienes conquistaron un agónico try de Salvador Lues a los 76’, dando vuelta el partido 23-20 por la conversión de Franco Velarde.
Pero los carboneros tampoco se dejarían estar, y pelearon con todas sus fuerzas para alcanzar el último try del encuentro al minuto 83, apoyado por Joaquin Myszka Macé para desatar la algarabía uruguaya, cerrando un encuentro grandioso en que, tras muchísimas emociones, Peñarol se quedó con la victoria y con el clásico.
