El héroe del rugby galés que estuvo a punto de arruinar su vida por su adicción al pegamento – Relevo

Muchas veces el deporte nos ofrece grandes historias de superación, narrativas de personas que sirven de ejemplo para muchos otros deportistas, que ven en ellos el espejo perfecto donde mirarse para superar día a día las trabas, vallas o zancadillas que tienen que ir sorteando a lo largo de su vida.

La última jornada del Seis Naciones de rugby, será unificada en un supersábado que dará comienzo con el duelo que enfrentará a Gales e Italia (15:15h) y en el que los británicos lucharán por evitar la Cuchara de Madera del presente campeonato y los italianos por hacer la mejor actuación de su historia desde que forman parte del torneo.

Este próximo sábado más de un galés (ya sea aficionado, jugador, staff, directivo…) se verá reflejado en uno de los talonadores que más veces vistió el polo del XV del Dragón. Su nombre, Garin Jenkins, y su historia es totalmente sorprendente.

En su autobiografía, Garin Jenkins: In the Eye of the Storm (Mainstream Sport), este jugador contaba a través del periodista Gareth Roberts las tragedias de su vida personal durante la primera parte del siglo XXI. Como por ejemplo cuando le intentó matar un sicario español. También narra sus triunfos personales a través del deporte oval, como la victoria en el Seis Naciones del año 1994, cuando jugó contra España en El Central de Madrid durante el clasificatorio para el Mundial.

Un hombre que no tuvo una infancia y adolescencia fácil, y que, debido a su adicción al pegamento -como él mismo reconoció en su autobiografía- acabó delinquiendo y terminó en un reformatorio. “No rompí, ni robé nada, solo que no iba a la escuela y me metí en problemas por abusar de los disolventes”, contaba Jenkins.

El rugby no profesional

Durante la época de los 90 (Jenkins jugó desde el 1991 hasta el 2002), dedicarse a jugar al rugby no significaba que pudieras vivir de ello. Por eso, este internacional con Gales (58 internacionalidades) tuvo que combinar su trabajo, primero en la mina y después de obrero, con los partidos con el XV del Dragón y su club, el Swansea RFC.

Con 22 años, tras perder su trabajo en la mina de Lady Windsor (por cierre), emprendió un viaje que le cambiaría la vida, para bien. Aprendió y adquirió la disciplina necesaria para jugar al rugby en Nueva Zelanda (había jugado de manera amateur en su juventud) y mejoró sus habilidades para el deporte oval.

A pesar de protagonizar numerosas tanganas durante los partidos, sanciones, incidentes con los árbitros y adversarios… se convirtió, por derecho propio, en uno de los tipos más influyentes del rugby galés de los 90 también por sus partidos memorables.

Además del Swansea RFC, jugó en el club de su pueblo natal, Ynysybwl, Pontypridd RFC y terminó sua carrera en el Pontypool RFC, hasta que un cáncer, que superó, le retiró del rugby de primer nivel.

Una imagen de un rugby de antaño

Durante el partido inaugural del Mundial del 99 (el único que ha disputado la Selección española), Garin Jenkins dejó una imagen imborrable en el partido que enfrentaba a Gales contra Argentina. En un lance del juego, uno de los jugadores argentinos le metió el dedo en el ojo provocándole un desprendimiento de retina al jugador galés.

El fotógrafo americano, Stuart MacFarlane, que trabajaba para Sports Illustrated en ese momento, consiguió retratar el momento exacto en el que el jugador argentino agrede a Jenkins. La foto la vendió por 800.000 mil dólares a posteriori.

Años después el propio jugador bromeaba sobre el asunto diciendo que esa imagen la utilizó un profesor de su hija, para explicarle lo que es aquel trastorno ocular. Además añadió que se usaba en la actualidad para explicar en centros ópticos lo que era un desprendimiento de retina.

Jenkins supuso uno de los últimos reductos del rugby amateur que existió hasta el cambio de siglo. Poco tiene que ver en presencia y estilo aquel rugby con sabor añejo, con el que veremos este sábado en la jornada final del Seis Naciones. Pero el espíritu de superación constante y la lucha continua ante la adversidad, siguen siendo pilares fundamentales de este deporte.