La LVIII Super Bowl del domingo en Las Vegas tiene todos los ingredientes para ser una final de las que hacen época. Dos equipos grandes, repletos de estrellas individuales, con técnicos referenciales y con cuentas pendientes, puesto que ya se midieron en estas mismas circunstancias en 2020, con triunfo de los Chiefs tras remontar en el último cuarto. Fue el primer anillo para Patrick Mahomes e inició su dinastía, a la que de momento no se le vislumbra final. Muchos de los protagonistas de entonces volverán a serlo ahora, pero hay actores nuevos en el escenario, y algunos pueden desempeñar papeles muy importantes.
1. EL MANEJO DE LA PRESIÓN: CHIEFS
Los jugadores de Kansas City, con el defensa Chris Jones (dorsal 95) al frente, celebrando un triunfo
Las estadísticas de la ‘regular season’ siempre son indicativas, pero llegados a este punto no sirven para calibrar el fuste de los equipos. Pero sí la actuación en los encuentros previos del playoff. Los Niners, jugando en su casa de Santa Clara, sufrieron mucho para vencer tanto a Green Bay Packers como a Detroit Lions y eso hay que ponerlo en el debe de los californianos; sin embargo, en ambos casos supieron remontar y el mero hecho de no hundirse estando tan cerca del abismo es un punto a tener en cuenta. En una final los Chiefs se manejan con mucha soltura porque conocen bien el terreno, no en vano están en su cuarta Super Bowl en cinco años y son los vigentes campeones. Sus sólidos triunfos en playoff en campos tan difíciles como Buffalo y Baltimore son un síntoma de que, cuando llegan los duelos a vida o muerte, los de Andy Reid siempre ofrecen un plus.
2. TALENTO INDIVIDUAL: NINERS
Nick Bosa, una de las estrellas defensivas de San Francisco 49ers
Es obvio que el dúo más letal de los últimos años juega en Kansas City: la conexión entre el quarterback Patrick Mahomes y el tight end Travis Kelce es inevitable, por mucho que los rivales sepan desde hace años que son los hombres a los que hay que frenar sí o sí. Pero tienen pocos escuderos de alto nivel. En ataque el runningback Isiah Pacheco y en defensa Chris Jones son los únicos que sobresalen, con permiso del emergente receiver Rashee Rice. San Francisco, por el contrario, tiene fondo de armario para regalar en ambos lados del campo. Christian McCaffrey, Deebo Samuel, Brandon Aiyuk o George Kittle en ataque, además del quarterback Brock Purdy, y Nick Bosa o Fred Warner en la zaga son capaces de decantar un partido por sí mismos. Esta diferencia de capacidades individuales no es determinante: se trata de un juego de equipo, donde el diseño de las jugadas, el playbook y la estrategia son fundamentales, y ahí la labor del viejo zorro Andy Reid al frente de Kansas City es siempre intachable.
3. URGENCIAS HISTÓRICAS: CHIEFS
Travis Kelce (Chiefs) haciendo el ‘spike’, un violento lanzamiento del balón contra el suelo, tradicional celebración de un trouchdown
Kansas City no tiene ninguna carga histórica encima puesto que es el campeón vigente y busca su tercer anillo en cuatro años, así que la franquicia de Missouri está disfrutando de su época dorada. Todo lo contrario que San Francisco, que tiene que echar la vista casi 30 años atrás para encontrar su último trofeo Vince Lombardi. Tras una década prodigiosa en los 80, con cuatro anillos de la mano de Joe ‘Cool’ Montana y Jerry Rice, su última victoria data de 1995, con Steve Young como quarterback. Desde entonces ha disputado dos finales, con sendas derrotas: en 2013, con Colin Kaepernick (KO ante los Ravens) y en 2020, la ya citada frente a estos mismos Chiefs de Mahomes y Kelce, cuando Jimmy Garoppolo llevaba las riendas de la ofensiva.
4. JUEGO TERRESTRE: NINERS
Deebo Samuel, con sus carreras exteriores, es el complemento ideal de Christian McCaffrey en el juego de carrera de los Niners
Hay muchos equipos en la NFL que fían su caudal ofensivo al juego de carrera, pero ninguno es tan fuerte como el de San Francisco porque, simplemente, cuenta con el runningback más eficaz, Christian McCaffrey. Pero CMC no está solo porque tiene a su lado a un descomunal Deebo Samuel, sobre el papel un receptor pero de facto una navaja multiusos que Shanahan emplea a menudo como corredor en pases cortos o rutas exteriores, haciendo muchísimo daño. De cómo los Chiefs sean capaces de limitarles a ambos dependerá buena parte de la suerte de esta Super Bowl. Del lado de los Chiefs, Isiah Pacheco y Clyde Edwards-Helaire tienen mucho menor peso específico, por diferencia de calidad pero también por el hecho de que Patrick Mahomes usa a menudo sus piernas para ganar yardas, estirar las jugadas y descolocar a la zaga oponente, convirtiéndose en un tercer e improvisado corredor.
5. FORTALEZA DEFENSIVA: CHIEFS
Steve Spagnuolo, coordinador defensivo de los Kansas City Chiefs
Ya hemos comentado en uno de los puntos anteriores que los Niners van sobrados de talento individual también en defensa, especialmente gracias a la agresividad de Nick Bosa (1,93 y 121 kg) a la hora de perforar la línea de ataque y poner presión al quarterback rival, a la ubicuidad y lectura del juego de Fred Warner o la anticipación de Charvarius Ward cuando los oponentes juegan en profundidad. Los Chiefs, sin nombres tan rutilantes, cuentan con el arma definitiva: el coordinador defensivo Steve Spagnuolo, un hombre muy experimentado que ya guarda tres anillos en la mochila, uno con los NY Giants y dos con los Chiefs. Su filosofía es simple pero funciona: ponerse en acción de manera fulminante (blitz) para presionar, y a ser posible cazar, al quarterback rival, con el enorme Chris Jones (1,98 y 141 kg) y George Karlaftis de arietes, y un plan B que funciona de maravilla, una secundaria –los ‘laterales’ que se encargan de tapar a los receptores- muy joven (L’Jarius Sneed, Trent McDuffie, Jaylen Watson y Joshua Williams) pero repleta de talento. Ante los mejores ataques de la Liga han encajado un promedio de 13,7 puntos y es realmente el paso adelante en defensa el que ha resultado diferencial para los Chiefs esta temporada.
