Cuando arrancó el Campeonato de Europa de rugby la única duda que sobrevolaba a la selección española era saber dónde iba a colocar el suelo. Porque a partir de lo que desplegasen en este torneo comenzarían a construirse las expectativas sobre un equipo joven y ‘local’, por aquello de estar formado por una mayoría notable de jugadores que juegan en la División de Honor española. Y el balance, sin generar un entusiasmo desbordante, ofrece un panorama optimista.
Bronce que pudo ser plata
España quedó tercera después de no meterse en la final por muy poco. Dio batalla a Portugal, a la que llegó a dominar, pero pecó de falta de oficio, lo cual es lógico viendo la nómina de jugadores con la que trabaja Pablo Bouza. Para la lucha por el bronce les esperaba una Rumanía mediocre, un equipo que en otro tiempo era inabordable y que hoy es perfectamente batible.
Y aún así España arrancó dormida, especialmente en defensa. Una patada a la orilla de Martín Alonso desnudó la debilidad defensiva del equipo, que nunca estuvo bien colocado atrás en la primera mitad. A ese ensayo le siguió otro aún más doloroso. Con la delantera cargando a dos metros del ingoal rumano un robo de balón terminó con un rival corriendo cien metros para posar un ensayo sin cruzarse inexplicablemente con ningún español por el camino. 0-12.
Supo reaccionar España con dos chispazos de Martiniano Cian, el jugador más desequilibrante de los Leones en este torneo, y un Up & Under que Wesell Bell se cocinó descolgando una patada propia arriba ante los frágiles tres cuartos rumanos. Posados que voltearon el marcador (12-14). El ensayo que cerró el primer tiempo, de Mario Pichardie en un pick&go de la delantera, premiaba la velocidad con la que Tani Bay levantaba los rucks. Buena reacción antes del descanso (12-21).
La segunda parte fue un paseo militar para los de Bouza. Los gordos de los Robles se desfondaron y el dinamismo del joven pack español arrasó a los rumanos. A los 44 minutos llegó el segundo ensayo de Pichardie, a los 50 posó otro Alvar Gimeno, Ovejero anotó el sexto en el 71… Roto el partido se desconectaron los españoles en defensa de nuevo, maquillando la paliza los rumanos con un par de ensayos postreros que dejaron el marcador en un desenfadado (33-40). El triunfo puso el broche para el estreno de este grupo que ha dado la cara en su primera competición en medio del ruido que les rodea.
Un grupo y un camino factible hacia Australia
Superado el trance de la eliminación del Mundial por las irregularidades perpetradas por la anterior Federación, Bouza ha capitaneado la regeneración apostando por un grupo en el que muchos echan en falta a jugadores que actúan en el Top 14 o en otras divisiones francesas. Jugadores que se están jugando su contrato ahora y no pueden acudir a sumar en estos momentos.
El seleccionador quiere construir un grupo y lo está logrando. Es un grupo joven y aún inexperto, pero tiene talento y solo le falta trabajo y recursos. En Europa solo hay un equipo por encima del resto, Georgia, el resto son rivales a los que se les puede ganar en cualquier partido. Portugal debe ser el adversario por la segunda plaza y esta Rumanía está un paso por detrás. A partir de ahí, trabajo y trabajo para llegar a Australia. Un camino que se ha allanado con la ampliación a 24 selecciones participantes y en el que Europa tendrá tres selecciones clasificadas directamente, si no cuatro, y otra plaza para pelear en la repesca.
Así que siento dar una mala noticia a los apocalípticos: hay talento en estos jóvenes Leones, hay ilusión y hay opciones de poder meterse en el Mundial de Australia 2027. El baño de realidad se ha convertido en un baño de bronce. No es mal forma de empezar el camino a Australia.
