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Decibel WARP presenta: Sintetizadores Moog, el sonido del futuro – WARP


Antes de que el Techno revolucionara la música dance underground para siempre, varios momentos y puntos de inflexión en la cultura dieron vida a uno de los géneros más importantes de la historia de la música, en esta ocasión nos enfocaremos en la santa trinidad: Kraftwerk-Detroit-Berlín.

La historia del techno trasciende sus raíces musicales, impactando profundamente la cultura de baile en todos los rincones del mundo, empezando a gestar una revolución como pocas veces lo hemos visto.

Uno de sus mayores legados es la identidad que posee y transmite a inspirar a artistas y aficionados por igual a crear su propia música, eventos, fiestas y comunidades. Llevando los niveles creativos a estados extraordinarios de frenesí y de esta manera llevando los sonidos a todas partes del mundo.

Remontándonos en el tiempo, la década de 1970 fue un parteaguas para la música de baile, y la música disco domina en prácticamente todos clubes de Norteamérica, podía sentirse una fiebre como pocas veces.

Sin embargo, la música disco gradualmente fue perdiendo popularidad hasta que el 12 de julio de 1979, cuando miles de álbumes de música disco fueron quemados en el centro del campo del estadio Comiskey Park de Chicago en lo que fue conocido como la famosa Disco Demolition Night o el día en que la música disco se terminó.

Entrada la década de los 80 el hip-hop y el electro fueron dos puntos importantes para ir forjando la historia del techno y es ahí cuando aparece Kraftwerk.

Kraftwerk, padrinos del techno

El techno de principios de los ochenta significaba la definición del sonido en ebullición, todo mundo estaba creando algo desde su trinchera hasta que llegó algo especial a lo que llamaron electro funk.

Nadie sabía hasta ese momento que el techno estaba experimentando una gran metamorfosis gracias a Afrika Bambaataa, que junto al visionario productor Arthur Baker, un DJ de Boston, crearon este gran sonido revolucionario.  

Nos referimos al mega clásico “Planet Rock” de Afrika Bambaataa & SoulSonic Fource en donde se usaba la base principal de “Trans Europe Express” y sobre todo el sonido distintivo del sintetizador, para rapear.

Así es como Kraftwerk, pioneros del techno e inventores la música del futuro se combinó con el funk de Afrika Bambaataa que a su vez estaba inspirado y provenía de la escuela de James Brown, Sly Stone y George Clinton, creando así uno de los mejores y más extraños discos que se había escuchado hasta entonces. Fue así que ese sonido y las producciones de Kraftwerk retumbaron en Detroit para llevar el género al siguiente nivel.

Detroit, fuente revolucionaria

Las raíces de la música techno pueden rastrearse en la cultura underground de la ciudad de Detroit, Michigan, a mediados de la década de 1980 y alcanzando un punto de gran evolución en los 90.

Detroit, una ciudad con un aura industrial de fábricas y almacenes abandonados, estaba lista para recibir a un grupo de jóvenes productores que sin saberlo se embarcarían en el mayor y más grande viaje de sus vidas al crear música futurista inspirada por su entorno, la ciencia ficción y por supuesto, Kraftwerk.

Los héroes de esta historia son Derrick May, Juan Atkins y Kevin Saunderson, quienes fueron conocidos como The Belleville Three, fueron los pioneros de la escena techno de Detroit. Sus primeras creaciones como “Clear” de Cybotron,  “Strings of Life” de Rhythim Is Rhythim y “No UFOs” de Model 5000, abrieron un portal sónico que jamás desaparecería y que se mantendría en constante evolución.

Fue una época emocionante para ser músico y amante de la nueva música jamás creada antes. Los DJ de clubes nocturnos y en la radio comenzaron a cambiar su enfoque de la música para presentar a sus seguidores y escuchas, lo último en música techno.

Una de las más grandes virtudes del techno de Detroit es que para ellos la música no tenía que ser separadas y analizadas y aceptadas por raza, la música no tenía por qué ser blanca o negra, simplemente debería ser música y ya.

El trabajo de Derrick May se caracterizaba por un sonido futurista y experimental, y sobre todo retador. Kevin Saunderson vibraba más por sus ritmos impulsivos y sus paisajes sonoros y melodías más humanas, mientras que los lanzamientos de Juan Atkins fueron fundamentales para establecer el sonido electrónico futurista que definiría el techno de Detroit, puro y directo.

Y por supuesto que este otro momento en la historia del techno no podría estar completo sin Jeff Mills, miembro fundador de la revolucionaria institución Underground Resistance, con ella, Jeff Mills ayudó a construir la ideología del sello junto con “Mad” Mike Banks y  Robert Hood.

La UR manejaba una ideología y una filosofía inspirada en las realidades de vivir en una ciudad afroamericana con altos índices de pobreza y que luchaba contra el crimen organizado, el tráfico de drogas, los asesinatos, robos y, sobre todo, la brutalidad policial que sufrían simplemente por tener la piel oscura.

El mensaje que lanzaba la Underground Resistance a través de sus creaciones era construido con muestras de discursos y mensajes políticos, y su icónico logo minimalista con las iniciales UR más los clásicos pasamontañas que cubrían la totalidad de sus rostros, se convirtieron en un símbolo de resistencia y unidad que sigue retumbando hasta nuestros días.

Toda esa influencia que había dejado Kraftwerk por Detroit finalmente retornaría a otra de sus cunas, la ciudad de Berlín en Alemania a finales de los 80. Después de la caída del muro, muchos edificios abandonados y sin dueño fueron ocupados por jóvenes que organizaron fiestas ilegales.

Berlín, la catedral del techno

Un nuevo tipo de música de club nació a través de estos lugares sin restricciones legales y en donde se corría el riesgo en donde la policía llegara y que muchas veces pasó. Desde centrales eléctricas, almacenes, búnkers, hangares y estaciones de metro se convirtieron en clubes temporales para olvidarse de los horrores de la post guerra y vislumbrar un nuevo futuro a través de la música.

El alivio y la libertad tras la reunificación de la Alemania dividida se celebró con fiestas ininterrumpidas y fueron moldeándose a través de fuertes escenas que involucraba a gays, artistas, expositores y sobre todo personajes, promotores y productores del underground, la base de estas grandes historias.

Los productores de Berlín Oriental estaban impulsando un sonido electrónico mucho más duro y sin voces, con bajos más saturados y llamando la atención de toda la comunidad. Fue así que tres clubes en particular, que ahora son legendarios como Tresor, Der Bunker y E-Werk, situados cerca del antiguo Muro de Berlín, desempeñaron un papel importante en el establecimiento de la música techno y la cultura de club en Berlín.

Tresor, inaugurado en el año de 1991, dio la bienvenida a una nueva década emocionante y fue uno de los primeros clubes en traer el sonido techno de Detroit de regreso a Berlín, cerrando así, este increíble intercambio de techno transatlántico que bebió de distintas culturas, mientras que Ostgut Ton nacido en 1998 con el tiempo mutó a Berghain, otro de los clubes míticos sigue siendo hoy un exponente excepcional de varios subgéneros y estilos de techno, ofreciendo noches legendarias y experiencias que jamás se olvidan.

Abundan las leyendas e historias que rodean a estos clubes y en general a toda la escena a lo que hoy se le conoce como la catedral del techno en el mundo: Berlín, una historia de resistencia y evolución.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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