El tenis femenino es víctima de las instituciones que lo dirigen y solo grandes estrellas repletas de carisma y rivalidades memorables pueden hacer que vuelva a disponer del seguimiento que merece. ¿Es Iga Swiatek la señalada para encabezar esa anhelada reconquista del espacio público mediático por parte del circuito WTA?
Un dominio aplastante, sensaciones de poderío que estremecen a cualquiera y cifras mareantes. Todo ello confluye a la hora de referirnos a la figura de Iga Swiatek, una mujer que, con tan solo 22 años, parece que puede escribir las líneas más gloriosas de la historia del tenis femenino en los últimos tiempos. Está a punto de convertirse en la novena tenista que alcanza las 100 semanas como número 1 del mundo, atesora un palmarés mareante en el que brillan con fuerza sus cuatro títulos de Grand Slam, y es la favorita allá donde va. Sin embargo, no termina de enganchar a los espectadores esporádicos.
No se puede culpar a Iga de los muchos desastres que comete la WTA en la gestión de su producto. El potencial que tiene el tenis femenino hoy en día está siendo totalmente desperdiciado por unos dirigentes incapaz de cuidar y revalorizar como se merece lo que tenemos hoy en día. Así pues, es la voluntad del espectador esporádico el que puede haber que el interés general aumente, y eso está influenciado por la narrativa que se observe, las rivalidades que haya y el carisma de las mejores.
– La superioridad de Swiatek y falta de opositoras reales y con continuidad, puede reducir el interés general por el tenis femenino
La jugadora polaca es una joven inteligente, sensible, reflexiva, con un curioso mundo interior y que no está dispuesta a plegarse a la voluntad de la publicidad para convertirse en un producto. Sus intereses se centran en el tenis y la lectura, habiendo alejado su sencillez y humildad a todos aquellos que acudieron prestos a ensalzar a tenistas como Osaka, hace unos años, o la misma Gauff, en la actualidad. La misma Sabalenka parece tener mucho más recorrido como imagen de marcas e icono del tenis femenino.
Swiatek no entra en polémicas, mantiene una actitud fría en la pista y no se sale del guion fuera de ella. Muchos podrían pensar que el hecho de estar gestándose una carrera legendaria como es la suya, debería ser motivo más que suficiente para que cada vez más aficionados se engancharan al día a día de la WTA y siguieran los pasos de su gran ídolo, pero da la sensación de que la recurrencia dominadora de la polaca y el hecho de que su rival más temible parezca ser ella misma, desincentivan la revolorización del producto.
Únicamente una mayor regularidad de jugadoras como Sabalenka o Gauff podría hacer que el tenis femenina suscitara un mayor interés y los aficionados pudieran descubrir la grandeza de lo que ofrece Iga Swiatek. Ver a una mujer de estilo tan peculiar e infinitos recursos técnicos enfrentándose a dos jugadoras de estilos contrapuestos sería un gran aliciente, como también podría serlo el resurgimiento de leyendas como Osaka, Kerber, Halep o Wozniacki, ávidas de situarse en una posición de firmes opositoras al poder de la polaca.
