Courmayeur, estilo, lujo y tradición alpina en el Valle de Aosta

Situado en el noreste de Italia y limitando con la frontera de Francia y Suiza se encuentra el idílico Valle de Aosta, un paraíso blanco con diecinueve estaciones de esquí, 800 kilómetros de pistas y emocionantes itinerarios tanto dentro como fuera de pistas a los que se puede acceder a través de remontes o en helicóptero si eres de los más atrevidos.

Las grandes estaciones del Valle de Aosta son Breuil-Cervinia (entre Italia y Suiza), el Espace San Bernardo, compuesto por las estaciones de la Thuile (Italia) y La Rosiere (Francia) y los tres valle italianos del Monterosa Ski. A estos tres se añaden las estaciones de Courmayeur, a los pies del Monte Bianco (Mont Blanc), Pila, unida por un teleférico a la ciudad de Aosta, Torgnon, Champorcher y Crévacol, además de otras estaciones más pequeñas y familiares como Antagnod, Brusson, Chamois, Camporcher, Cogne,Gressoney- Saint Jean, La Magdeleine, Ollomont, Rhêmes-Notre-Dame y Valgrisenche.

Rodeada por los Alpes y custodiada por el Mont Blanc, se encuentra Courmayeur, una localidad privilegiada conocida internacionalmente por la belleza de sus paisajes y por su ambiente alpino auténtico, ambiente que se respira desde sus céntricas calles, cuidadas hasta el último detalle, hasta los hoteles más lujosos situados en la montaña. Sin duda alguna, Courmayeur es la joya del Valle de Aosta. Estilo, lujo y tradición alpina convergen en uno de los destino favoritos de los amantes del esquí, los deportes de invierno y la montaña. Abetos, alerces, montañas y glaciares unidos a la arquitectura local y a la hospitalidad de sus habitantes hacen que Courmayeur represente la auténtica esencia de ciudad alpina italiana.

Courmayeur se sitúa como uno de los lugares de esquí de mayor nivel de Italia y de toda Europa, con mas de 100 kilómetros de pistas, es uno de las estaciones más visitadas por esquiadores de todo el mundo. Las pistas se ramifican en dos vertientes: Val Vény por un lado y Plan Chécrouit por el otro, para llegar hasta los 2755 metros de la Cresta d’Arp. El dominio esquiable es accesible gracias a los dos teleféricos, situados en la capital (teleférico de Courmayeur) y en Entrèves (teleférico de Val Veny) respectivamente y a una telecabina que sale de la pedanía de Dolonne (telecabina Dolonne). Para los amantes del freeride, en la parte alta del territorio hay fabulosos itinerarios off-piste con vistas al Monte Bianco.

Hablar de Courmayeur, es hablar del Mont Blanc o Monte Bianco, conquistada la cima en 1786 Courmayeur pasó a ser una de las mecas históricas del alpinismo y del senderismo. A día de hoy, las paredes magnéticas de este gigante blanco constituyen un destino ambicionado por alpinistas y esquiadores de todo el mundo, pero gracias al futurista teleférico Skyway Monte Bianco hoy en día, acercarse al Mont Blanc es un privilegio, que no sólo está reservado a los alpinistas profesionales.

El Skyway no es sólo un telesférico, es una construcción que desafía las leyes de la naturaleza, una maravilla de la ingeniería y un verdadero orgullo italiano cuyo objetivo no era rehacer un telesférico, sino crear una experiencia de ascenso vertical 360o. Fue inaugurado en 2015 e incluye tres estaciones: Courmayeur a 1300 metros donde puedes comprar tu entrada, Pavillon a 2173 metros, que alberga salas de eventos privadas, un cine con capacidad para 150 personas, una terraza 180o y boutiques como la Cave Mont Blanc que experimenta con la elaboración del vino a gran altura, por último nos encontramos con Punta Helbronnen a 3466 metros, donde te mimetizarás con el entorno y sentirás que tocas las montañas con las puntas de tus dedos. Su terraza circular ofrece una vista de 360o donde podrás admirar los paisajes más sobrecogedores de esta zona de los Alpes.

Desde esta misma estación puedes acceder a la ruta alpina de La Vallée Blanche, que conecta Courmayeur con Chamonix, un camino infinito entre nieve y glaciares milenarios que atraviesan La Mer de Glace. Una experiencia para vivir al menos una vez en la vida. Esta es una ruta alpina no señalizada, ni controlada, ni protegida de los peligros, por ello se recomienda disponer un buen equipo, experiencia e ir acompañado de un guía para disfrutar al máximo y descubrir los secretos de la alta montaña en este lugar idílico, lleno de tradición e historia.