Celebridad

director Bertrand Bonello cuenta detalles de la película


Un futuro distópico para el director, compositor y guionista francés Bertrand Bonello es el que pone a elegir a las personas entre el trabajo de sus sueños y renunciar a sus emociones, porque para cumplir con la tarea hay que ser imperturbables como una máquina.

Ese es el planteamiento general de La bestia, la última película del director, que se estrenó este jueves en cines y genera una reflexión acerca del miedo, precisamente al de amar, y cómo este nos reprime para vivir.

Para ello, Bonello nos plantea un viaje en el tiempo del 2044 al 1910 y al 2014. No se trata de una travesía al pasado a través de una máquina, sino, más bien, de recordar las vidas pasadas para entender las cargas emocionales del presente y sanarlas. En el caso de la película, sería suprimirlas, porque el mundo del 2044 exige vivir y trabajar sin que los sentimientos afecten.

Ese viaje lo hace Gabrielle Monnier (Léa Seydoux –Duna, Sin tiempo para morir–), quien encuentra que en 1910 amó a Louis Lewanski (George MacKay –1917, Capitán Fantástico–); sin embargo, para ella era un amor imposible. En 2014 se reúnen de nuevo bajo otras circunstancias en las que tampoco pueden o desean estar juntos. Tres décadas después vuelven a coincidir, conscientes de sus emociones y de sus historias intrincadas del pasado en una época en la que gobierna la inteligencia artificial (IA).

Cada año es el reflejo de una catástrofe personal (la del miedo a amar y ser amado y las consecuencias que eso trae) y humana. En 1910, la inundación de París; en 2014, el terremoto de Los Ángeles, y en 2044 es la idea de la no catástrofe, gracias al control absoluto que tiene la IA.

En entrevista exclusiva cedida a EL TIEMPO, Bonello (Casa de tolerancia) habla más sobre su cinta, basada en el libro de Henry James, La bestia en la jungla, que conserva la esencia de la publicación acerca de esa sensación de que hay una bestia acechando, lista para atacar.

¿Por dónde empezaría explicando ‘La bestia’?

En el presente de la película, en 2044. La historia es una cuasi distopía. Digo cuasi porque tengo la impresión de que nos acercamos a las observaciones que hace. Quería que el futuro estuviera lo suficientemente cerca como para que los espectadores pudieran imaginarlo, tocarlo y proyectarse en él.

¿Y cómo resume la película?

Empieza en una época en la que la IA ha resuelto todos los problemas de la humanidad, tomando el control. Una mujer tiene que elegir entre encontrar un trabajo interesante o conservar sus emociones. Para deshacerse de sus sentimientos, tiene que volver a sus vidas pasadas para sanar viejos traumas que contaminan su inconsciente. Y en ese viaje se encuentra cara a cara con una historia de amor que atraviesa vidas y épocas, lo que obviamente perturba su elección.

¿Qué significa esa elección?

Es un dilema insoportable, al que, quizás, nos estamos encaminando como sociedad, la cual está más controlada y ausente de relaciones y de libertad. Esto me permitió desarrollar una narración y una reflexión sobre la historia de los sentimientos. El pasado en la película se convierte en refugio ya que el presente se ha vuelto casi insoportable, a pesar o a causa de que no hay problemas.

La catástrofe es que ya no hay más catástrofes. Hay un movimiento hacia la desaparición de la individualidad y la singularidad. Si desaparecemos el miedo, también perdemos la sensación de estar vivos. 

La película es muy contemporánea sobre lo que está viviendo el mundo con la IA…

Cuando escribí el guion, no pensaba que todo ocurriría tan pronto. Y quizá el año de 2044 ya sea demasiado lejos. El profesor Geoffrey Hinton, pionero de la IA, ha dicho que se arrepiente de su invento y teme haber creado un monstruo. Cito: “Las futuras versiones de esta tecnología podrían ser un riesgo para la humanidad”. Esa idea también es una premisa que se puede interpretar de la película. La catástrofe es que ya no hay más catástrofes. Hay un movimiento hacia la desaparición de la individualidad y la singularidad. Si desaparecemos el miedo, también perdemos la sensación de estar vivos. Hay una frialdad y una soledad en la época de 2044, que me parece lo más cercano a la realidad.

Esta es la primera vez que trabaja en ciencia ficción. ¿Qué dificultades concretas encontró en el género?

Resultó bastante difícil, ya que no soy, como espectador o lector, un especialista en ciencia ficción. Pero tenía algunos puntos de referencia sólidos. Quería que esta distopía estuviera ambientada en un futuro próximo. Visualmente, quería evitar los dos grandes caminos, que son el ultratecnologismo y la visión posapocalíptica. He preferido actuar por sustracción, borrando partes de los decorados, vaciando la ciudad, cambiando el paisaje sonoro más que la arquitectura, poniendo animales en París, suprimiendo las redes sociales o internet y haciendo que las relaciones entre las personas sean más incorpóreas que virtuales. La evolución del mundo es más que todo conductual e ideológica. Es un mundo lleno de una nueva serenidad, tranquilizadora en la superficie pero aterradora en el fondo.

Bertrand Bonello, director y guionista de 'La bestia'

Bertrand Bonello, director y guionista de ‘La bestia’

Foto:Carole Bethuel

¿Podría hablarnos de lo que usted llama ‘historia de los sentimientos’?

En la película, en 1910, los sentimientos se expresan; en 2014 se reprimen y en 2044 se suprimen. La historia adopta un cierto código del melodrama, debido al fracaso del amor. En 1910, los dos personajes fracasan porque Gabrielle tiene miedo de amar. En 2014, Louis está obsesionado con la idea de que ninguna mujer lo ha amado. Y transforma ese fracaso en un deseo de matar. En el fondo, lo que él tiene es miedo y eso percibe Gabrielle. En 2044, Gabrielle se da cuenta de que el miedo que siempre ha sentido no es más que el miedo a amar. Pero ya es demasiado tarde. Para Gabrielle, la experiencia de la purificación crea memoria. Por tanto, en 2044 puede actuar con base en todos los recuerdos que ha vivido. Para Louis, la experiencia produce amnesia emocional. Pone fin a todo.

¿Qué tomó del libro para construir su película?

Solo tomé la idea principal de la bestia oculta, la del miedo a amar. La película se separa de la novela y se desarrolla en tres períodos distintos. Cada uno de ellos tiene su propia dinámica, apuestas, terror, gestión de los sentimientos, y juntos crean una única historia de amor, con el telón de fondo de una catástrofe personal y general.

¿’La bestia’ es simple y compleja a la vez?

Puede parecer compleja en su estructura, pero los conceptos son sencillos. Nunca he hecho una película tan sencilla y directa en sus emociones. Una película sobre el miedo, la soledad y el amor. Esta bestia es el miedo a amar, a abandonarse, a ser dañada, a perder el equilibrio, a ser devastada. Un miedo con el que podemos identificarnos. Y este miedo impregna todas las épocas. La película abarca tres épocas, tres mundos y seis personajes, pero cuenta una sola historia.

La bestia se abre con un movimiento audaz –la escena en pantalla verde en la que usted dirige a Léa Seydoux– y se cierra con los créditos finales, con un código QR. ¿Por qué esto?

Me pareció que con un prólogo así, 1910 resonaría de otra manera. También es una forma muy sencilla de decir: el tema de mi película es ella. En cuanto al código QR, es muy coherente con la película. En general, los créditos son un momento de emoción, con música, nombres que se desplazan. Aquí estamos en un mundo en el que el afecto ha sido desterrado, así que es lógico que también lo sean los créditos.

¿Qué es lo que más le gusta de trabajar con Léa Seydoux?

Es la tercera vez que trabajamos juntos, pero la primera con ella como personaje central. La conozco bien y desde hace mucho tiempo, pero, cuando la cámara la mira, es imposible saber lo que está pensando. Es un misterio. No es una actriz académica. No siente la necesidad de estar muy preparada, ni de saberlo todo sobre su personaje y el guion. Incluso se podría decir que cultiva una cierta incertidumbre o vacilación, pero esto la beneficia, le permite dejarse guiar, abandonarse y dejar que las cosas sucedan.

‘La bestia’ fue escrita originalmente para Gaspard Ulliel, quien murió. ¿Cómo fue la búsqueda de su respaldo?

Cuando Gaspard murió, estábamos preparando la película. Nos convencimos de que no debíamos renunciar a ella, y de que no debíamos utilizar a un actor francés. No quería exponerlo a la comparación. Nos pusimos a buscar un actor anglosajón. George MacKay es un actor prodigioso. Tiene un número increíble de matices. Él, a diferencia de Léa, no paraba de hacerme preguntas sobre Louis.

(*) Entrevista cedida por Cine Colombia.





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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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