Ciclismo

Montadas en bici buscan y consiguen libertad – Eje Central

Andar en bicicleta como acto de rebeldía. Pedalea para sentirte dueña de tu cuerpo y tu espacio. Saberte segura en un transporte que es sólo para ti. Manejar tu tiempo. Ordenar tus horarios. Ser tan poderosa como para ir a cualquier sitio. Abrirte camino. Romper paradigmas. Recuperar la calle. Y, por supuesto, generar endorfinas.

Así resumen su experiencia en bicicleta un grupo de mujeres ciclistas que utiliza este medio para trasladarse en la ciudad y la zona metropolitana.

Algunas tomaron la bicicleta para evitar que la vida se les fuera en un auto, otras lo hicieron simplemente como pasatiempo, y unas más pensaron que era la forma ideal para escapar del acoso cotidiano en el camión o el Metro. Todas coinciden en que les da libertad.

“Y si lo piensas bien, también se convierte en una herramienta de emancipación femenina, es un medio en el que tú decides a dónde vas, cuándo vas y cómo vas. Es hasta cierto punto de bajo costo y permite a las mujeres autoemplearse. Te hace consciente de la fuerza de tu cuerpo y de tu autonomía”, manifestó Gal Villaseñor, quien aprendió a usar la bicicleta con su tía, su prima y sus hermanas en sus paseos dominicales.

Hasta el último mes de diciembre, el 69% de las mujeres que utilizó el transporte público se sintió insegura durante el trayecto, según lo reveló la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Sin embargo, Gal evitó a toda costa ser parte de esta estadística y cambió los taxis o el autobús por su siempre confiable bicicleta.

“Definitivamente, andar en bici te aleja del acoso y la violencia. Yo siempre recurro a esta alternativa para sentirme segura. Me libro de los toqueteos, de ver a viejos cochinos masturbándose y también evito los comentarios no pedidos sobre mi cuerpo; sin embargo, no estamos exentas, parece que la violencia nos persigue a todos los lugares y he tenido incidentes también montada en la bici, me han llamado ‘lencha’ y se han acercado para gritarme ‘rica’”, comentó Gal Villaseñor.

Sofía Garduño, ciclista desde hace siete años y con experiencia en competencias y cicloturismo, coincide en que la violencia de género ha alcanzado su experiencia en bicicleta, pero identifica que el porcentaje es notablemente menor que el que podría experimentar al usar otros medios de transporte cotidianamente.

A ella lo peor que le ha pasado es recibir una nalgada de un transeúnte. Aunque es una agresión física, recuerda que ese día lo primero que pensó fue que intentarían robarle su bicicleta. “Realmente no es tan común y por eso no me lo esperaba. De hecho, agarré el manubrio con todas mis fuerzas, pensando que era un intento de asalto, pero resultó que no”, expresó Sofía Garduño.

Según la misma ENSU, 64% de la población femenina mayor de 18 años en México salió todos los días de su vivienda en el último trimestre del 2023 para asistir a su empleo, atender un compromiso social o llevar a cabo un mandado. Sin embargo, precisamente nueve de cada 10 ha reportado algún acto de acoso o agresión en el transporte público.

Así, la bici y las rodadas entre mujeres se convierten en un entorno seguro, donde las ciclistas alcanzan a sentirse libres y con el poder suficiente para tomar el espacio que la violencia les arrebata un día sí y otro también.

Morras cleteras, morras unidas

Sofía Garduño, psicóloga de profesión, descubrió después de unos años de pedalear, que la bicicleta también puede tener un uso político.

De la mano de su amiga Anabel, atravesó por primera vez bajo un puente, exploró las rodadas mixtas, descubrió su resistencia física y mental y se supo capaz de seguir rutas de 40 a 70 kilómetros, incluso cuando pensó que lo suyo sólo era “dar vueltas” en la colonia en donde creció.

Sin embargo, hasta que encontró a Clitoral Mass, colectiva de mujeres ciclistas, entendió el poder que su cuerpo y la bici pueden darle.

Las integrantes de Clitoral Mass convocan a las ciclistas a hacer comunidad, pero también ofrecen acompañamiento, escucha y preparación para el cicloturismo, es decir, las rodadas de largo aliento, que implican tomar carretera.

Tienen una ideología feminista con la que promueven el uso de la bici como arma de autonomía y autoconocimiento, y evitan un enfoque paternalista con quienes apenas están aprendiendo.

“Con ellas entendí el sentido de ‘salimos juntas y llegamos juntas’. Me percaté de que en el grupo mixto mi amiga y yo logramos una muy buena condición física, pero porque no nos esperaban, íbamos rápido para no quedarnos solas en medio de la nada. Allá la lógica era de mucha condescendencia con frases como ‘a lo mejor no aguantas’ o ‘uy, ya te cansaste’ y en este grupo, no: la apuesta es ‘hasta donde puedas te acompañamos’”, comentó Sofía.

Además, reconoció que en el grupo mixto, los otros ciclistas siempre hacían las cosas por ella en el sentido de ‘¿Te ponchaste? Te parcheo la llanta y listo, yo te cuido, ya bájate’, pero faltaba ese esfuerzo por compartir o socializar el conocimiento deportivo.

“En Clitoral Mass aprendí a reparar mi bici, a comprar mis herramientas, a armar rutas, conocí las diferentes posiciones como la de ‘barredora’ para ir atrás y proteger al grupo; o la de ‘líder’, para guiar en el camino (…) Y en especial, resignifiqué las rodadas nocturnas con la idea de que el espacio, las calles y la noche también son de nosotras. En una dinámica en la que todas nos sentíamos seguras al conquistar la ciudad incluso en horarios que —presuntamente— no nos pertenecen”, refirió. La colectiva apagó un poco sus actividades a consecuencia de la pandemia y ahora Sofía rueda con algunas amigas en lo individual, pero definitivamente dicha experiencia modificó su manera de entrenar, rodar y relacionarse con las morras ciclistas.

Como Clitoral Mass existen más colectivas con una ideología similar, entre las que destacan Somos Bicis, Red Morras Cleteras o Chulas Ciclismo, entre otras, cada una con actividades particulares.

Nuevas iniciativas

Tabatha y sus amigas coinciden con Sofía y Gal en que tampoco usan el transporte público en su cotidianidad, y luego de participar en otras rodadas mixtas y leer experiencias de colectivas, decidieron armar su propio grupo.

Su proyecto es inclusivo, por lo que la invitación está abierta a mujeres y personas trans y no binarias. Además tiene el objetivo, a la larga, de ofrecer talleres a quienes quieran tomar su bici y perderle el miedo a las calles.

“A principios de este año nos animamos a hacer un grupo de puras morras, porque antes nos movíamos en uno mixto, pero las rutas e indicaciones las marcaban los hombres, los novios de mis amigas. Y la verdad, lo que queríamos era agarrar las calles entre nosotras e invitar a más chicas a soltar el miedo de ocupar el espacio público”, explicó Tabatha.

Otli Chikes es el nombre de su colectiva. Lo integran Danny, Renata, Edith y Cheli. Cada martes organizan un paseo nocturno como parte de sus actividades, precisamente bajo el principio de que “todas hacen el camino”.



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Julieta Elena

Tiene más de 5 años de experiencia en la redacción de noticias deportivas en línea, incluyendo más de cuatro años como periodista digital especializado en fútbol. Proporciona contenido principalmente relacionado con el fútbol, como avances de partidos y noticias diarias. Forma parte de marcahora.xyz desde abril de 2023.

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