La Voz en el Mundial de Rugby: vaya donde vaya, Argentina siempre tiene aguante – La Voz del Interior

Los Pumas tienen aguante en el Mundial de Francia. No es una frase hecha sino una realidad que se palpa en cada rincón cercano a donde se presente el seleccionado argentino. En Marsella, unos 12 mil aficionados albicelestes estuvieron presentes en el debut del elenco dirigido por el australiano Michael Cheika. Muchos de ellos continuaron viaje hacia puntos estratégicos para después llegar a Saint Étienne.

“La capital del diseño”, como se la conoce hoy a la ciudad del sudeste francés “colapsó” sus alojamientos para los días previos y pos presentación de Los Pumas en el Stade Geoffroy-Guichard. Muchos argentinos debieron alojarse en Lyon e incluso otros tantos llegaron desde la “lejana” Nantes.

El sentimiento es común a todos, no importa cómo, lo que importa es estar ahí, apoyando al equipo. Como Christian y Andrea, que viajaron desde Buenos Aires junto a sus tres hijos varones y llegaron desde Marsella para seguir acompañando a Argentina.

“Aprendí rugby a la fuerza, los tres chicos juegan en el colegio y cuando podemos viajamos. Fuimos a varios circuitos de seven y este es el segundo mundial al que venimos”, cuenta la mamá y con orgullo comparte que en Marsella pudieron saludar a Lautaro Bazán Vélez, el Puma cordobés que fue medallista de bronce en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

Su esposo es chileno y si bien se muestra feliz por el progreso de Los Cóndores y admite que pensó que Chile iba a ser goleado en todas sus presentaciones, va a todos lados a acompañar a la albiceleste.

Porque esas cosas tiene el rugby. Porque no solo llegaron argentinos a apoyar a Los Pumas, el viernes en el partido ante Samoa, peruanos y mexicanos, entre otros, pagaron sus entradas para ver a Argentina, a quienes ellos tienen como ejemplo e ícono del rugby en la región.

Los porteños no estarán en los últimos dos partidos del Grupo D, las obligaciones no lo permiten. Tampoco estarán José y su esposo, un tucumano y una salteña que también estuvieron en el primer partido en Marsella.

Ni Pablo y su novia, dos cordobeses que viven en Madrid y que llegaron para ver el encuentro ante los samoanos y vuelven porque el trabajo no permite más días de descanso. Ellos pagaron algo más de 100 euros por la entrada, pero reconocen que si bien en el sitio oficial había boletos desde 30 euros, en la reventa los precios pueden superar los 300.

Como ocurre en cada mundial, sea el deporte que sea, los argentinos siempre están al pie del cañón, no importa desde que latitud lleguen. A Francia arribaron desde distintas provincias argentinas, pero también desde otros países de Europa, donde residen.

La excusa para sentirse un poquito más cerca de las raíces es el Mundial de Francia, como lo experimentó un grupo de rosarinos que vive en Barcelona y que si bien están divididos entre los que jugaron en Duendes y los que lo hicieron en Jockey Club, el rugby los unió para siempre.

Porque así es el deporte y porque ese sentimiento generan los colores de nuestra bandera.