Economía conductual: así funcionan los sesgos cognitivos que te hacen sacar el monedero – La Vanguardia

¿Alguna vez te has preguntado por qué a veces tomamos decisiones que, desde el punto de vista financiero, parece que no tienen mucho sentido? La respuesta se encuentra en lo que los expertos denominan economía conductual, una especialidad que nos ayuda a entender cómo nuestros sesgos cognitivos influyen en la forma en la que utilizamos nuestro dinero. En otras palabras, cómo lo gastamos y por qué.

Es evidente que los seres humanos no somos puramente racionales y las emociones juegan un papel fundamental en la toma de decisiones. Estos sesgos pueden llevarnos a tomar decisiones de compra que, a largo plazo, quizás no eran tan buenas.

Sesgos cognitivos en la economía conductual

El miedo a la pérdida

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Una de las técnicas más utilizadas en el mundo del marketing para conseguir ventas. El miedo a la pérdida se basa en el hecho de que, en general, tendemos a dar más importancia a evitar una pérdida que a obtener una ganancia equivalente. Este sesgo puede llevarnos a tomar decisiones económicas poco acertadas. Por ejemplo, mantener inversiones que no están dando los resultados esperados pero de las cuales no nos deshacemos por miedo a asumir la pérdida.

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Eva Millet

Efecto de arrastre

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Efecto de arrastre o lo que Ortega y Gasset llamaba el ‘hombre-masa’. Somos ‘hombre masa’ y, efectivamente, nos dejamos influenciar por la multitud. Queremos lo que todo el mundo tiene simplemente por el hecho de que todo el mundo lo tiene. Este sesgo lo ejemplifica muy bien el marketing utilizado en películas o series. Mensajes como, por ejemplo, “la película más taquillera del año” actúan como efecto arrastre para que acabemos comprando la película que, teóricamente, todo el mundo ha visto sin pararnos a pensar si realmente nos va a gustar o queremos hacerlo.

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La ilusión del control es otro de los sesgos cognitivos que puede influir en nuestras decisiones financieras. ¿Por qué? Porque los humanos tendemos a creer que tenemos más control sobre los acontecimientos de lo que realmente tenemos.
La ilusión de control puede llevarnos a pensar que somos capaces de predecir el comportamiento de los mercados o de tomar decisiones de inversión acertadas, cuando en realidad, gran parte de estos procesos escapan a nuestro control. Esto puede llevarnos a asumir riesgos innecesarios o a tomar decisiones impulsivas que no se basan en un análisis racional. Desde Aegon Seguros alertan: “Este sesgo de la ilusión de control puede hacer que pienses que tienes los riesgos de tu cartera de inversión vigilados cuando en realidad no es así”.

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