La equidad de género como motor de transformación en empresas y comunidades – Mujeres Expansión
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Este escenario nos muestra que, a pesar de los esfuerzos realizados, todavía queda mucho trabajo por hacer para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. De hecho, dos de los grandes retos que presenta la región es la desigualdad económica, así como la accesibilidad al trabajo, por lo que, seguir impulsando iniciativas que favorezcan la integración y desarrollo del talento femenino en el mercado laboral, será necesario para mitigar y reducir la brecha.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en México, las mujeres representan el 53% de la población económicamente activa. Por tal motivo, promover su empoderamiento y liderazgo en posiciones estratégicas, es trascendental para seguir detonando cambios en las comunidades, y con ello, en el ámbito económico y social.
Por otra parte, una de las problemáticas que debemos contrarrestar desde los centros de trabajo es la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres. Desde mi experiencia, esto se puede lograr a través de políticas de igualdad de remuneración, las cuales deberán priorizar la retribución salarial, con base en el desempeño y logros individuales de los colaboradores, sin hacer diferencias por razones de género, edad, religión o ideología política.
Estas y otras iniciativas han sido adoptadas por la empresa en donde laboro, ya que estamos convencidos de que, implementar políticas y programas de equidad de género, permite a nuestras asociadas y asociados, crecer en un ambiente diverso e inclusivo, donde pueden ser y pertenecer.
Datos de ONU Mujeres han revelado que, las compañías que invierten en programas de equidad son mucho más productivas en un 22%, y un 27% más rentables, por lo que, no me queda duda que trabajar en una empresa donde las mujeres se sientan valoradas y respetadas, fomenta una cultura diversa e inclusiva que garantiza la rentabilidad de cualquier organización.
Para complementar, también me gustaría poner sobre la mesa otro de los grandes desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral, y es la coincidencia de crecimiento profesional y el deseo de ser madre; principalmente en aquellas personas que atraviesan la etapa de entre los 30 y 40 años. Si bien esta situación no debería ser un problema, desafortunadamente existen empresas que no ofrecen el apoyo o las facilidades para que esto converja, lo que ocasiona que, en muchas ocasiones, las trabajadoras tengan que elegir entre un camino o el otro.