“Hay un debate ahí fuera, ¿es este el mejor backcourt en la historia de la NBA? Eso es genial, no es algo que pase cada día”, comentaba Jason Kidd, entrenador de los Dallas Mavericks, después de que su equipo pusiera el 0-3 en la eliminatoria de las Finales de la Conferencia Oeste contra los Minnesota Timberwolves. Evidentemente, se refería al brillo y espectáculo ofrecido, una vez más, por su pareja de exteriores de incontables kilates, formada por el esloveno Luka Doncic y el estadounidense Kyrie Irving.
“Cuando hablas de madurez, repertorio técnico, encajan muy bien“, analizaba el técnico sobre la compenetración y efectividad del dúo de ases de los Mavs, especialmente decisivos a la hora de cerrar los partidos en los minutos finales en estos playoffs. “Kyrie ha dado muchas vueltas, ha estado junto a grandes jugadores, y no le importa ser segundo, o el 1B. Eso no es tan fácil de encontrar en esta liga. Sabes que aparecerá cuando le necesites, y eso es lo que ha hecho este año con Luka. Es paciente, es tranquilo, y su energía es positiva. Le encanta Dallas, le encanta este grupo, hacer de mentor a los jóvenes, de eso trata ser un profesional”, desarrollaba el preparador, que en su día fue uno de los mejores bases y jugadores exteriores de la competición estadounidense.
“Simplemente funciona, y Luka tiene un repertorio sin parangón, es muy bueno también. No tiene miedo del momento, pero tampoco a la hora de acudir a Kai, entiende perfectamente lo que aporta sobre la pista. La confianza que tienen el uno con el otro es preciosa”, remataba el entrenador.
En el tercer encuentro de la eliminatoria, Doncic e Irving se combinaron para anotar 66 puntos, 33 por cabeza, y dejar encarrilada la serie contra los Timberwolves, verdugos de los vigentes campeones Denver Nuggets. Tanto el esloveno como el estadounidense aportaron la dosis justa y precisa de tiros decisivos en la victoria, repartiendo juego a sus compañeros cuando así se lo dictó la defensa de Minnesota, hasta ahora la mejor de la liga a lo largo de la temporada 2023-24.
Kidd definió a su tremenda pareja de baile como un dúo de “quarterbacks”, auténticos directores de orquestra en un símil que en la NFL sería como juntar a Tom Brady con Patrick Mahomes sobre el campo, con una efectividad que durante mucho tiempo se puso en duda tras su primera experiencia juntos fallida el año pasado.
Una dupla al nivel de las mejores
En los últimos 50 años, ningún dúo de estrellas había cosechado hasta tres partidos de 30 puntos por cabeza en unos mismos playoffs, y tanto las sensaciones como las estadísticas han desatado la oleada de referencias mitológicas que apuntó Kidd ante los medios. “El mejor dúo para cerrar que podréis ver”, compartía Josh Hart, de los New York Knicks, en ‘X’. “El 11 y el 77, liquidadores profesionales”, apuntaba Paolo Banchero, referente de los Orlando Magic. “Así es”, añadía Shaquille O’Neal, en el pospartido de la TNT.
En ese debate, en un intercambio entre Charles Barkley y Kenny Smith, mencionaba entonces a otras parejas de baile exteriores que han sido y siguen siendo referencia en la liga estadounidense: Stephen Curry y Klay Thompson, Jerry West y Gail Goodrich, Michael Jordan y cualquier otro, proponían a vuelapluma.
El debate subió otro peldaño en el plano mediático después de que Stan Van Gundy, exentrenador de la NBA y comentarista televisivo, afirmara que Doncic e Irving eran ya “el dúo exterior com mayor talento de la historia”. Otras duplas que podrían ser mencionadas en este sentido serían las de Isiah Thomas y Joe Dumars, Magic Johnson y Michael Cooper o Toni Parker y Manu Ginóbili, que fue precisamente otro que se mostró fascinado por el juego de los Mavs y especialmente el de su principal estrella anoche.
Manu no da crédito
El cierre del partido por parte de Doncic e Irving fue, ciertamente, espectacular. Entre ambos, anotaron más puntos que el rival, en un parcial de 21-20, y terminaron combinándose para un espectacular 22 de 40 en tiros de campo y un 8 de 17 en triples, añadiendo a su cosecha común 10 rebotes, 9 asistencias, 6 robos y un tapón, ambos yéndose hasta los 40 minutos sobre la pista.
Preguntado por el debate generado a raíz de su gran conexión y magnífico rendimiento, Irving dejó claro que las palabras no sirven de mucho sin hechos contrastables. “Eso no significa nada si no ganamos un anillo juntos, y lo digo con todo el respeto, y reconociendo que esto no significa que seamos buenos ahora mismo. Pienso que hay dúos exteriores que merecen más esa consideración a estas alturas. Cuando consigamos los resultados, y pase el tiempo, y miremos atrás, entonces será el momento, nuestro momento”, reflexionaba el otrora polémico base.
El momento dulce de ambas estrellas, que han estrechado vínculos fuera de la pista esta temporada, lleva varias semanas copando titulares. Irving ha definido a Doncic como una bestia competitiva que es un “oso de peluche” fuera de la cancha, y el esloveno se rendía una vez más al talento y compañerismo del estadounidense después de la victoria que puso el 0-3 anoche. “Me aporta calma, es maduro, es increíble tenerle en el equipo. Aprendo de él, tiene siempre vibraciones positivas“, constataba.
Sus abrazos a final de partido, fundiéndose efusivamente, se han convertido ya en una tradición en Dallas. “Una más”, susurraban anoche durante el achuchón tras el 0-3 en las Finales del Oeste.
A las puertas de las Finales de la NBA, las primeras para la franquicia texana desde su alirón en 2011, saben que el trabajo todavía está por completar. La madrugada del miércoles 29 en España (02:30h, Movistar+ y NBA League Pass), tendrán la primera bola de partido en sus manos.
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