Como si el resto de equipos quisieran advertir a Caitlin Clark de lo que es la WNBA, a la prodigiosa base le están dando una dura bienvenida a la competición. En el que fue su debut, las Indiana Fever perdieron por 92-71 ante las Connecticut Sun. En su estreno en casa fue aún peor: 66-102 frente a las New York Liberty. Ese -57 acumulado en los dos primeros encuentros es el peor registro para abrir la Liga en los 28 años de historia que tiene.
Clark, número 1 del draft, anotó nueve puntos ante las Liberty, subcampeonas de la WNBA. También atrapó siete rebotes y repartió seis asistencias, pero estuvo muy fallona en el tiro: 2/8 con sólo un triple acertado en siete intentos. Controló las pérdidas, eso sí. De las 10 del debut pasó a tres.
“Me sacan fácilmente de los bloqueos. El juego me parece rápido en este momento. Cuanto más juego y más cómoda me sienta, todo se ralentizará un poco. Será más fácil para mí hacer lecturas y ver cómo se desarrollan las cosas”, dijo Clark a modo de balance tras sus dos primeros partidos.
Un pabellón a rebosar
Las gradas del Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis estuvieron a rebosar para ver el primer partido de su nueve estrella en casa. Hubo 17.274 espectadores, cuando la media de la temporada pasada en los partidos de las Fever fue de 4.000. Máxima expectación y profunda decepción.
Porque lo que los aficionados vieron fue una paliza liderada por Breanna Stewart con 31 puntos, 10 rebotes, tres robos y dos tapones. Un aviso de quien es una de las mejores jugadoras de la WNBA hacia la joven que puede poner la competición en otra dimensión. Pese a su doloroso amanecer.
