La Guerrera Torres expresa su emoción por entrar al Salón de la Fama del boxeo – Izquierdazo

29 de mayo 2024 · 12:57 hs

Ana María “Guerrera” Torres no tuvo una despedida oficial como boxeadora, pero su inducción al Salón de la Fama Internacional de Boxeo será la culminación de su carrera.

A menos de dos semanas para llegar de manera oficial al recinto de Canastota, Nueva York, la Guerrera Torres irradia felicidad, pues llegará a un lugar donde están muchos de los pugilistas a los que admira.

“Me siento contenta, feliz, agradecida por el apoyo que me han dado, esperando días para irnos. Estarán grandes campeones que están inducidos en el Salón de la Fama como la Chiquita González, Daniel Zaragoza y otros”, dijo la Guerrera Torres a IZQUIERDAZO. “Ser parte del Salón es una satisfacción, sobre todo ver a mis ídolos ahi también. Es felicidad y una culminación a mi carrera”.

El sueño de Ana María, como el de todo boxeador que inicia su carrera, era el de ser campeón del mundo, algo que logró la Guerrera en la división súper mosca, pero nunca se imaginó llegar a Canastota, y ahora será parte de las actividades que se realizarán del 6 al 9 de junio próximo.

“No, no lo imaginé”, dijo Ana María. “Cuando empecé a conocer lo de Canastota dije: ‘a ver si un día llegó’, pero fue solo decirlo, y ve ahorita…”

Ana María Torres es una de las pioneras del pugilismo femenil en México. Debutó el 3 de julio de 1999 en la Arena México ante Mariana “Barby” Juárez y se proclamó campeona del mundo interina súper mosca el 7 de junio de 2006 tras imponerse a Mayela Pérez.

Aunque perdió el título de las 115 libras contra Myung Ok Ryu en octubre de 2007, volvió a ganar el interino en agosto de 2008 contra Esmeralda “Joya” Moreno, antes de tener una racha de 11 peleas de título mundial con triunfo, hasta su última pelea el 31 de marzo de 2012.

Fuera de sus peleas de campeonato mundial, tuvo dos guerras con Jackie Nava, otro de los íconos del boxeo femenil en México, en una carrera llena de mucho trabajo y dedicación.

“No lo llamo sacrificio, lo llamo trabajo, dedicación, fortaleza”, recordó Ana María. “Lo más difícil fue cuando no había cómo solventar los gastos, pero aún así mi mamá no me dejaba de dar para los pasajes o ella me acompañaba, eso era como lo más difícil, el trabajo lo sabíamos hacer”.

Todo el trabajo valió la pena, asegura la Guerrera

Además de esa complicación económica que vivió por momentos, también tuvo que luchar contra promotores y gente que no apostaba por el boxeo de guantes rosas, pero hoy se siente orgullosa de haber sido parte del crecimiento del pugilismo femenil.

“No es que haya sido algún punto (en particular de su carrera el que la lleva a Canastota), todo el trabajo ha valido la pena, desde un inicio cuando no nos querían programar, el no ponerme triste ni tirarme a llorar, trabajar fuerte, seguir aprendiendo”, añadió. “No es que haya sido un punto, es todo lo que se trabajó, que después los promotores se interesaron en nosotras y además que nos dieron ese apoyo”.

A unos días del momento culminante en su carrera con su ingreso al Salón de la Fama de Canastota, la Guerrera Torres no se arrepiente de nada. No le faltó una despedida oficial, no le interesaría regresar y tampoco le hubiera gustado pelear en la época actual.

“No me faltó nada, cuando hago algo no me arrepiento. Si tuve esa etapa ya de ser madre, Dios me la mandó y la recibí con mucho amor, entonces creo que esta culminación de mi carrera es ir al Salón de la Fama”, concluyó la Guerrera Torres. “Me siento contenta, satisfecha con lo que trabajé, con lo que hice, sigo siendo ejemplo para muchos que vienen en camino, para enseñar, motivarlos, contarles lo que uno pasó y vean que sí se puede llegar lejos. Estoy bien, me quedó satisfecha con lo que he luchado”.