Los Boston Celtics disputarán su segunda final de la NBA en las últimas tres temporadas –perdieron las de 2022 contra los Golden State Warriors– después de barrer (4-0) en el Este a los Indiana Pacers, ganando el cuarto encuentro a domicilio por un ajustado 102-105 y manteniendo de esta manera la tendencia de una eliminatoria resuelta por la vía rápida pero con tres encuentros con finales apretadísimos. En la noche del lunes, con las emociones a flor de piel por el fallecimiento horas antes del mítico pívot Bill Walton, MVP de la liga en 1978 y campeón con los verdes en 1986, los Celtics volvieron a tener mucha mayor clarividencia, energía y acierto en los momentos de la verdad para desesperación de unos Pacers a los que se les escurrió entre los dedos otra contienda en la que acariciaron el éxito a pesar de jugar sin su gran estrella Tyrese Haliburton.
Los de Rick Carlisle dominaron el marcador durante gran parte del último partido para acabar cayendo tras encajar un 4-15 en el tramo final. Los visitantes volvieron a ofrecer lo mejor de su juego en los últimos cuatro minutos, a los que llegaron con un 100-95 adverso. Su incansable trabajo defensivo les sacó de un nuevo apuro y del 0-7 final se encargaron Jrue Holiday, con un dos más uno, Jaylen Brown, con una bombita, y Derrick White con un triple lateral en los últimos segundos para el que ya no hubo respuesta posible. Brown y Jayson Tatum, autores de 29 y 26 puntos respectivamente, volvieron a brillar en labores ofensivas, pero el trabajo atrás de Holiday y White volvió a ser trascendental, al igual que en toda la eliminatoria, ante un adversario con un brutal potencial atacante y gustoso de jugar al galope a la más mínima oportunidad. En el caso de este último, sumó a sus 16 puntos mucho trabajo de intendencia con cinco robos y tres tapones.
En el bando de los derrotados, Indiana volvió a quedarse demasiado corto. El 4-0 bien podía haber sido un 1-3 a estas alturas si hubiese sido capaz de gestionar mejor sus ventajas en los tramos finales de los duelos, pero la ausencia de Haliburton y la mayor experiencia, firmeza y solidez de los Celtics le pasó muchísima factura pese al notable trabajo de Andrew Nembhard, Pascal Siakam o TJ McDonnell. En el primer encuentro de la final de la Conferencia Este, fue un triple lateral de Jaylen Brown, muy bien defendido por Siakam, en los segundos finales del tiempo reglamentario el que llevó el choque a una prórroga en la que acabaron imponiéndose los Celtics. En el tercero, Indiana llegó a tener una ventaja de 18 puntos en el tercer cuarto y ganaba por ocho puntos a 2:30 del final antes de hundirse con un robo de balón providencial de Holiday. Y en el cuarto choque, más de lo mismo.
Así las cosas, los Boston Celtics de Joe Mazzulla buscarán su 18º título de la NBA, el primero desde 2008. Consiguieron ser el mejor equipo de la liga en la temporada regular (64 victorias, siete más que Oklahoma City Thunder y Denver Nuggets), en la primera ronda de las eliminatorias por el anillo no tuvieron piedad de los Miami Heat (4-1) pese a perder el segundo partido de la serie en casa, exactamente el mismo guion que aconteció contra los Cleveland Cavaliers en semifinales. Hasta el momento ha ganado todos los partidos de play-off que ha disputado lejos de su TD Garden y antes de conocer a su adversario en las finales, que arrancarán el 6 de junio, su mayor preocupación se centra en recuperar a Kristaps Porzingis. Lesionado –distensión en el sóleo de la pierna derecha– en el cuarto encuentro contra los Heat, el pívot letón no ha reaparecido aún, pero se espera que esté disponible de cara a la pugna definitiva por la gloria.
