Inseguridad. Una banda liderada por una mujer robaba en “countries” usando tecnología de punta – La Voz del Interior
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Eran un dolor de cabeza para urbanizaciones “cerradas” en el Gran Córdoba y, por lo que se está descubriendo, también lo fueron para barrios privados del Gran Buenos Aires y lo habrían sido para un country de Salta.
Con un método por demás refinado, utilizando “tecnología de punta”, una banda de cordobeses habría robado en numerosos countries que rodean a la ciudad de Córdoba, burlando todas las medidas de seguridad, entrando y saliendo sin problemas por la guardia principal.
La banda era liderada por una mujer que tenía un método “infalible”, imposible de descubrir para los investigadores más avezados.
Los robos se reportaban sin que existieran mayores posibilidades de descubrirlos. No había cercas rotas, los ladrones huían en vehículos -por lo que sustraían- y en las guardias de los barrios cerrados no se registraban novedades.
Pero fue también una mujer la que pudo dar con la punta del ovillo y encontrar las primeras pistas que lograron identificar a los peligrosos delincuentes.
Una serie de robos durante el fin de semana largo del sábado 14 y domingo 15 de octubre de 2023 en el country Las Cañitas (de Malagueño) permitieron dar con los responsables que se habrían “cebado” y cometieron seis o siete robos domiciliarios en sólo dos noches, entre las 20 y las 22, cuando había un gran movimiento de vehículos y las guardias atendían a full.
La respuesta pronto brindó precisiones pero abrió otros interrogantes: el vehículo que entraba a robar pasaba por la barrera de los “propietarios” que utilizan su propio dispositivo de ingreso: una tarjeta magnética que sólo tiene el dueño de una propiedad del condominio.
Mujer detrás de otra mujer
Las denuncias de esos robos recayeron en la fiscal de Villa Carlos Paz Silvana Páez, quien comenzó a investigar robos de cuatro minutos por casa, de a tres o cuatro por noche. Las víctimas reportaban robos de miles de dólares, ropas caras, electrodomésticos de calidad y elementos de alto valor, como perfumes o joyas.
Antes de ser fiscal, Páez trabajó muchos años en la Fiscalía General y tenía estrecho contacto con la Policía Judicial. Si bien la funcionaria judicial mantiene hermetismo estricto con la prensa, fue posible conocer por otras fuentes que pidió toda la colaboración de la Dirección de Investigación Operativa (DIO), cuyos técnicos se esmeraron para encontrar algún rastro. Al principio, las posibilidades eran mínimas, pero pronto comenzaron a surgir datos del entrecruzamiento de imágenes de cámaras de la vía pública, peajes y otras vías que consiguieron encontrar algunos patrones.
Luego, comenzaron a analizarse algunos teléfonos, todos con característica de Salta, que estaban presentes en los hechos del “finde” largo de octubre en Las Cañitas, antes de las elecciones, cuando muchos habían retirado sus dólares y los habían guardado en sus “colchones”.
Pronto se develó la incógnita, la banda era integrada por un clan familiar de varios hermanos de apellido Britos, una de cuyas integrantes era la jefa y tenía a su hijo “trabajando” en la “brigada” que entraba en un vehículo y penetraba en las casas para concretar robos rápidos.
Los horarios de mucho tránsito en fines de semana largos -entre las 20.30 y las 22- eran ideales para no despertar sospechas de vecinos y entrar en casas desocupadas.
La investigación determinó que “la jefa” era Valeria Andrea Britos (45), quien comandaba la banda desde afuera del country, estacionada en un Fiat Cinquecento. Ella impartía las órdenes a los cuatro o cinco que entraban en un Peugeot 208 y se metían a las viviendas a robar dinero y elementos valiosos. Los golpes duraban nada más que cuatro minutos por casa, como si estuvieran cronometrados.
¿Cómo se comunicaban? Mediante llamadas en conferencia, lo que les permitía hablar a todos en simultáneo, impartir órdenes desde afuera, avisar si pasaba “algo” o si encontraban alguna novedad dentro de los hogares.
Detenidos
Al finalizar el verano 2024, Páez cayó encima de cinco responsables de los al menos siete integrantes de la banda. La banda era conducida por Valeria y su hermano Ramiro Nicolás “Nico” Britos (28). Este último ingresaba al interior de los countries con el hijo de Valeria, Ángel Rodrigo “Oreja” Benavídez (21), con Alan Leonel “Tumbado” Sariago (28) y con Marcos Agustín “Cuca” Escudero (23).
Según datos de la investigación, esa banda estaba integrada por al menos dos personas más, una que fue ubicada por los investigadores pero luego quedó libre porque las “antenas” telefónicas no lo “captaron” en esos lugares y otro que, directamente, está prófugo pero está individualizado.
Lo más curioso es que a partir de la investigación se determinó que, entre las tareas de coaching de Valeria Britos en cada uno de los golpes, contaba con el “contacto” con un “subcomisario” de la Policía que está imputado, pero sigue libre. Siempre según datos de fuentes autorizadas, “la jefa” hablaba frecuentemente con el uniformado y le pedía que averiguara si había pedido de secuestro de alguno de los vehículos que usaban en los golpes o si podía investigar si alguien de la banda tenía pedido de detención. Según fuentes judiciales, se informó que estos pedidos de informes no eran gratuitos.
Un as de espadas y uno de bastos
Cuando se comprobó que los autos de los ladrones entraron a Las Cañitas sin problemas, sospecharon del robo a un propietario de su tarjeta magnética para sortear las barreras de ingreso. Hasta se barajó la posibilidad de un dueño “cómplice”. Nada de eso era cierto.
Pronto se descubrió algo terrible: la “banda de Valeria” pasaba los puestos de control con tarjetas “auténticas”. ¿Cómo lo hacían? Disponían de dos joyas tecnológicas que les permitían hacer lo siguiente: seguían a un propietario cuando salía con su vehículo hasta que se detenía en un comercio o en el club, para jugar al paddle. Allí, le inhibían la alarma con un dispositivo Pandora (de origen ruso), luego entraban al auto, tomaban la tarjeta que tenía en el lugar más accesible y la clonaban con un Flipper Zero, otro sistema electrónico de avanzada.
La tarjeta original del dueño quedaba en su lugar, sin que nadie se diera cuenta, mientras que los delincuentes ya estaban “habilitados” para entrar con “barreras libres” y sin sospechas.
Hoy, la tecnología de las tarjetas electrónicas está tornándose insegura, por lo que muchos barrios cerrados comenzaron a reemplazarla por otro mecanismos más refinados, como la identificación de rostro o la huella digital.
Los Pandora y los Flipper se consiguen por Internet por valores que van de 1.800 a 2.000 euros.
Damnificado conforme
Uno de los damnificados por esos robos es el abogado Carlos Cardeilhac, quien en octubre sufrió el robo de su vivienda familiar, con cuantiosas pérdidas.
Constituido como querellante particular y actor civil, el penalista sostiene que hay numerosos elementos secuestrados a los detenidos en allanamientos que se hicieron con la participación del Eter y la División Antiterrorismo de la Policía de Córdoba.
Vehículos de alta gama y otros bienes registrables integran el lote de valiosos elementos que forman parte de la causa. Ninguno de los detenidos podía justificar su propiedad, sostenía el abogado. También se recuperaron algunos elementos que pertenecen a los damnificados, lo mismo que moneda extranjera, en abundancia.
Cardeilhac elogió la tarea de la fiscal Páez y de la DIO, que se movieron con “inteligencia” y consiguieron cercar a la banda.
De la causa también surge que algunos de los varones detenidos tienen condenas por robos a countries en provincia de Buenos Aires y que “la banda de Valeria” sería la misma que habría dado un golpe en Salta 10 días antes de ingresar a Las Cañitas.
A partir de la investigación de la fiscalía de Carlos Paz, se habría determinado que la banda ingresó en varias ocasiones al country Praderas de San Lorenzo, en las afueras de la capital provincial. Por eso en Córdoba usaban chips con la característica (0)387.
Por otra parte, a partir del éxito de esta investigación se estarían agrupando en la misma investigación las denuncias de otros delitos contra otras urbanizaciones cerradas de los alrededores de la ciudad de Córdoba.
Si bien esta banda estaría desarticulada, de la causa surge que los “costosos” dispositivos Pandora y Flipper eran compartidos con al menos otro grupo de delincuentes.
