«La buena literatura no es entretenimiento, ha de incomodar» – El Correo

. Juan Manuel de Prada arremete contra el tipo de literatura que hoy goza de mayor respaldo empresarial. «La industria trata de estabular a los autores en una vertiente acrítica, de puro entretenimiento, pero la buena no tiene nada que ver, ha de incomodar», advierte y lamenta: «Hoy, cierta ingeniería social trata de someter toda aspiración intelectual, artística o moral». El autor muestra su rebeldía ante esas convenciones y la banalización imperante con ‘Mil ojos esconde la noche’, su último proyecto creativo. «Es algo muy ambicioso e insólito», confiesa el artífice. Esta novela, de 1.600 páginas, llegará a las librerías en dos partes y acaba de editarse la primera, titulada ‘La ciudad sin luz’. El escritor hablará de la singular iniciativa en un nuevo encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar hoy lunes, a partir de las 19.30, en el Salón el Carmen de Bilbao. El acto se realiza en colaboración con la editorial Espasa y cuenta con el apoyo de BBK.

La historia está protagonizada por Fernando Navales, personaje que también aparecía en ‘Las máscaras del héroe’, su exitoso debut, y describe la difícil existencia de los artistas españoles en el París ocupado durante la Segunda Guerra Mundial.

«La primera entrega se cierra a finales de 1941, cuando cambian las tornas de la contienda», explica su autor. Periodistas, políticos, pintores y escritores reales acuden a la llamada de este individuo ligado al régimen franquista y que aspira a utilizarlos propagandísticamente. «Aunque parezca delirante y esperpéntico, casi todo lo que cuento es cierto, hay una gran sustento documental, y hablo de individuos de gran talento que deberían gozar de mayor reconocimiento».

La mirada del agente de la Falange es deformadora y surrealista. «Es una especie de Mefistófeles que quiere seducir y humillar para ganar a las víctimas para su causa», indica y asegura que odia a todo el mundo. «El resentimiento es su pasión. Yo sugiero al lector que no adopte su punto de vista, que decida si se decanta por su actitud burlona o se distancia», aduce.

Un París infernal

La capital francesa es otro actor dentro de esta inquietante y absorbente trama. «La ciudad más emblemática del mundo para la gente con sensibilidad cultural es despojada de su luz y se convierte en una jaula para los que la habitan», explica. «Aparece como un infierno para los personajes, un lugar de oscuridad y fealdad».

El instinto de supervivencia mueve a la mayoría de los implicados. «Hablamos de seres sufrientes en un mundo hostil y a los que se exige un lucha por la vida muy dolorosa y arriesgada», señala y apunta que, en muchos casos, se trata de antifascistas que acceden participar en una iniciativa muy alejada de sus posiciones. «Describir ese drama es literatura, nuestra vida de bienestar no lo es».

La prensa no escapa a la abyección reinante y por las páginas aparecen figuras como las de César González Ruano o Mariano Daranas, corresponsales cercanos a las tesis nazis o favorecidos por las nuevas autoridades alemanas. «El periodismo de la época estaba vendido», sentencia y afirma que, actualmente, los sobornos de antes han sido reemplazados por «cosas más finas» que pretenden similares objetivos. «Por eso es importante que los medios de comunicación tengan la capacidad de enfrentarse a los poderoso. Si carecen de fortaleza económica, no es posible un periodismo libre».