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«A Ilia Topuria le hice su primer traje cuando nadie le conocía»


Este joven madrileño de 41 años recién cumplidos se define a sí mismo como un hombre con estilo, no es sastre algo que quiere recalcar durante nuestro encuentro «respeto tantísimo esa profesión que siempre digo que yo lo que hago es vestir a gente desde hace 15 años que monté mi marca Absolute Bespoke». Aunque pueda dar la imagen de niño pijo, a Tomás Laso-Argos no le han regalado nada. Mientras estudiaba Derecho se sacaba un dinero extra dando clases de paddle por las urbanizaciones Madrid, haciendo de chófer en el Master de tenis y como relaciones públicas en discotecas como Fortuny o La Botellita en Majadahonda.

Se jubiló de la noche llevando Billionarie en Marbella, el lujoso local de ocio que abrió Flavio Briatore para las noches de verano. Mientras tanto seguía buscando la forma con la que triunfar en el mundo de la moda con algo diferente, alejado de los estándares. «Con 17 años monté una marca y luego una franquicia de ropa con unos amigos, pero nos fue fatal y perdimos todo lo que habíamos invertido».

No se rindió y puso en marcha Absolute Bespoke, la marca con la que ha terminado vistiendo a los hombres más ricos del mundo y que cuenta con unos 25 empleados. «Iba de casa en casa con un sastre. Él medía y cosía, y yo decía lo que se tenían que poner y como. Pero al año y medio me di cuenta de que yo medía mejor y empecé a diseñar y hacerlo todo yo, menos coser que eso lo hace un equipo de sastres que son como mi familia y a los que respeto muchísimo», explica Tomi, como cariñosamente lo llaman sus amigos.

Nunca hizo una venta en frío, sino que tiró de agenda y engañó a unos cuantos amigos; «Me acuerdo como si fuese hoy, la primera vez fui con cuatro amigos a un piso en Conde Orgaz. Les dije que me iba a hacer un traje, si alguno quería venir conmigo y hacerse uno, porque si les decía que era mío el negocio entonces no lo pagarían. Y así empecé, aunque poco a poco les conté la verdad. Fue una mentira piadosa», recuerda.

Así comenzó todo. Luego vino la expansión, la marca llegó a otras ciudades del mundo gracias a los vídeos y las imágenes de trajes llamativos que colgaban a través de Instagram y Facebook. «Hicimos los primeros viajes en los que perdíamos todo el dinero. Los primeros que vestimos fueron dos italianos que vivían en Londres. Cogimos la mejor habitación del Waldorf Astoria, nos costaba más la habitación que los trajes que íbamos a vender. Pero los vídeos que grabamos allí en Londres haciéndolos fueron la mejor publicidad y nos abrió muchas puertas».

Luego hicieron lo mismo en México y en Miami, donde fueron diez personas y solo se hizo un traje un amigo. «Y dos meses después empezó a dar sus frutos e hicimos agendas importantes en todas partes del mundo. Ahora viajamos con asiduidad a Los Ángeles, Nueva York, Miami, Tailandia, Austria, México, Moscú y Abu Dabi. Ahora ya volvemos de los viajes en positivo» (ríe). Cada traje es una experiencia y requiere de varios viajes, aunque el producto se envía al cliente una vez terminado. «Ya no vendemos solo el traje en sí, cada vez más nos contratan para cambiar el vestuario completo o la manera de vestir de alguien».

Imagen - «Un traje mío cuesta mínimo entre 3.000 y 5.000 euros, si hay que viajar»

«Un traje mío cuesta mínimo entre 3.000 y 5.000 euros, si hay que viajar»

Tomás Laso-Argos:

Fundador de la marca Absolute Bespoke

Nunca ha pensado en abrir una tienda física «Se perdería la magia, lo que nos distingue es que cada pieza es única, el rato que pasamos con los clientes que acaban siendo amigos y las anécdotas increíbles que nos llevamos de todos los viajes». Entre su clientela nombres tan conocidos como el de Thibaut Courtois, portero del Real Madrid, el futbolista colombiano Radamel Falcao, que le pidió que fuese a Mónaco y lo sentó a la mesa a comer con su familia y ahora son grandes amigos. O el tenista Novak Djokovic y el luchador Ilia Topuria, campeón de la UFC, al que acompañó en su mítico combate el pasado mes de febrero en California y al que le regaló unos zapatos con su nombre impreso en la suela.

«Ilia vino hace seis años a mi casa de Aravaca con tres amigos luchadores y me explicaron lo que era el MMA (artes marciales mixtas), porque yo no tenía ni idea. Le acababan de contratar y quería un traje rojo porque como le apodan ‘El Matador’ y se lo hicimos rojo con la cintura fajín. Y ahí empezó nuestra amistad y he tenido la suerte de poderle acompañar en las peleas hasta llegar a ser campeón del mundo. Es una persona excepcional y sencilla y estar con él antes y después de esas peleas ha sido algo increíble que solo lo da mi trabajo». Entre las cosas más raras que le han pedido, una capa y aunque Tomás no tenía ni idea le hizo diez como las de la tuna porque era muy extravagante.

El alma de la marca se gestó en una casa estupenda en Aravaca, que alquiló con un amigo. El cliente venía y se bañaba en la piscina, podía jugar al paddle, hacíamos barbacoas. Si quería quedarse todo el día se quedaba. La gente no entendía nada, pero era un valor añadido, algo diferente. Podía hacer mi trabajo divirtiéndome. Allí empezó Tomás su historia de amor con la ‘influencer’ y modelo Paula Celieres, con la que se casó hace cuatro años y son padres de dos hijos.

El secreto de su éxito, además de su extrovertido carácter es según él «una sensibilidad especial y después de 15 años sé a qué cuerpo le queda bien una cosa u otra y cómo combinar las prendas. Al principio patiné mucho pero poco a poco, la experiencia ha hecho que mi criterio tenga más sentido».

Consciente de que la moda ha evolucionado y hay pocos sitios a los que ir con traje espera que nunca se pierda y aboga por combinar lo de antes con lo de ahora. «Llevar una americana bien hecha con un vaquero y una camiseta, te eleva visualmente como puede hacer un buen bolso en una mujer».

Imagen - «No soy sastre aunque aprendí a tomar medidas y hago los diseños»

«No soy sastre aunque aprendí a tomar medidas y hago los diseños»

Tomás Laso-Argos

Fundador de la marca Absolute Bespoke

Elige telas italianas e inglesas para sus trajes que van sin forro para que se peguen bien al cuerpo, la solapa amplia, el hombro es muy particular y el pantalón de tiro alto, como los clásicos. De precios no le gusta hablar, porque son orientativos «Aquí en España por menos de 3.000 euros no podemos hacer nada y fuera se encarecen los costes, mínimo partimos de unos 5.000 euros». Ahora ha ampliado el negocio a través de la web MR.AB, donde se puede adquirir desde camisetas básicas de lujo a obras de arte.

Un sueño por cumplir conocer a Julio Iglesias «estuve a punto de hacerle algo, pero no salió. Me gusta la gente que viste igual de bien hace 30 años que ahora. Él es un señor vistiendo con cuatro modelos de traje cruzado azul. Con él no hablaría ni de los trajes, me sentaría a escucharle que es lo que a mí me gusta. Tiene tantas historias que contar que ya quisiera yo». Aún tiene tiempo para conseguirlo porque no se va a jubilar nunca «si no hago algo me moriré y todavía tengo en mente muchos proyectos».



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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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