El Tour de Francia está a la vuelta de la esquina (desde el 29 de junio), y los dos grandes candidatos serán Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, este último todavía pendiente de confirmar si llega a la cita y depende de la forma en la que lo haga, pero hay un tercer favorito que apostó todo, salió de su zona de confort (el Visma) para una oportunidad, quién sabe si la última, de triunfar en la carrera más importante del mundo. Ese es Primoz Roglic que con el Bora, aunque le costó arrancar ligeramente, está sacando su mejor versión. Segunda victoria consecutiva en el Dauphiné, esta vez con el maillot amarillo y en la jornada reina, y es más líder, con todo de cara para cerrar este domingo, en una etapa también de montaña, su segunda general en la carrera tras la de 2022. Y, en clave española, mucho protagonismo y grandes actuaciones, cada uno a su manera.
La etapa, séptima y penúltima, arrancó desde Albertville, mismo punto desde donde partió, en 2022, la etapa del Tour de Francia con desenlace en el Col du Granon, con aquellos innumerables ataques, y fructíferos, del entonces Jumbo a Pogacar. Un total de cuatro ascensiones, tres de ellas de primera categoría y la última fuera de categoría. Un día para poner a cada uno en su sitio real. Antes de comenzar la primera subida ya se formó una escapada de quince integrantes, entre ellos Marc Soler, único español y a la postre gran protagonista. En el pelotón, con el Bora mandando, incluso Vlasov, gregario de lujo de Roglic, sufrió, pero fue un mal rato porque luego regresó a su mejor nivel. Llega una nueva subida, con buen entendimiento entre la fuga, y las ventajas eran considerables para poder, cuanto menos, soñar, consciente de que la llegada de a Samoëns 1.600 podría hacer saltar todos por los aires, como así fue.
Entonces, llegó la famosa ‘fuga de la fuga’, con Marc Soler buscando la épica en solitario, esas galopadas que tan buen resultado le dio en carreras como La Vuelta. El resto de la escapada (Formolo, Fortunato…) no pudo aguantar el ritmo del catalán, que desde ese momento empezaría un pulso con los favoritos a la general. A pie de la subida final, 10 km al 9,3% de media, el del UAE llegó con cuatro minutos de renta. En otras circunstancias, diferentes. Contra varios de los mejores del mundo, complicado. El grupo de favoritos era cada vez más reducido y en la primera parte de la subida ya habían recortado dos minutos a un Soler con gestos de fatiga, comprensible, que veía como se había topado casi con una pared, sin apenas falsos llanos ni descansos en toda la ascensión.
La victoria empezaba a estar por detrás. No sería para Evenepoel, cediendo a 5,5 km. Ya avisó que no llegaba en buena forma, pero las sensaciones antes de su debut en el Tour no serán las mejores. Su compañero Mikel Landa tuvo libertad para ir hacia delante con el resto. Fue a 2 km del final cuando la aventura de Soler llegó a su fin y, junto al citado Landa, Javier Romo, Oier Lazkano y Carlos Rodríguez resistían. Todo apuntaba a una llegada reducida a la que se intentó adelantar un excelso Lazkano, un corredor que nunca había mostrado este rendimiento en alta montaña y que habla de lo que puede llegar a ser. Quedaban 400 metros y Jorgenson salió a su rueda, llevando a su vez a Roglic… y en esas distancias con la meta al fondo, el esloveno es imparable. Este domingo, colofón de esta Dauphiné con el del Bora con más de un minuto de renta para defender su maillot amarillo en la cima de Plateau des Glières. Carlos Rodríguez, quinto, a 45 segundos del podio. Habrá oportunidades de mover la carrera en ese aspecto, pero será difícil desbancar a un Roglic que va muy en serio.
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