El pasado viernes y sábado tuvo lugar en Monzón el VIII Fat Rugby. La capital montisonense se convirtió en uno de los focos mundiales del rugby al albergar la octava edición de un torneo internacional único en el mundo, dirigido exclusivamente para delanteros de este deporte. El campo de Los Sotos fue protagonista durante ambas jornadas albergando la competición en la que participaron 950 jugadores y 50 equipos.
En categoría masculina -mínimo 90 kilos por jugador-, el conjunto ganador fue el Rugbyvoros, procedente de Denia. En chicas, fue el CN Peñas quien se alzó con la victoria tras derrotar en la final al conjunto femenino del Rugbyoros, uno de los clubes que mejor papel desempeñó a lo largo de todo el evento.
El rugby de toda la vida, pero con algunas normas especiales que diseñan las reglas del torneo para convertirlo en único: partidos de ocho contra ocho; cambios ilimitados; cada partido duraba diez minutos; se jugaba a lo ancho del medio campo; cada equipo estaba formado por un mínimo de diez componentes; en el campo siempre debía haber, como mínimo, un total de 720 kilos en el equipo masculino y 544 kilos en el femenino.
Además, las melés eran completas y nunca pactadas; la introducción la realizaba el árbitro y no se podían marcar las primeras líneas, por lo que cualquier jugador del equipo debía jugar de primera línea. Después de ensayar, debía chutar la transformación el jugador de mayor peso en el campo, y los ensayos de melé o maul no necesitaban ser transformados, sino que automáticamente puntuaban siete puntos.
Por otra parte, los pases adelantados intencionados eran penalizados con tarjeta amarilla y, tras la salida del ocho en la melé, era obligatorio un pase antes de ensayar. No pudo terminar con mejor sabor de boca la cita, que concluyó con una cena de cinco cerdos asados para todos los deportistas y los espectadores que acudieron.
