Lo último de Uber: una ruta entre burbujas por la región donde nació el champán y otra en barco (gratis) por el Sena – El Mundo

Que los coches se le quedaban cortos a Uber lo sabíamos desde hace tiempo. No en vano, la compañía de VTC (vehículos de transporte con conductor) más popular de medio mundo ya se había lanzado a la conquista de los paseos en trineo en la Laponia finlandesa, en globo aerostático en la Capadocia turca y en lancha rápida en la isla griega de Mykonos. España también ha tenido su apuesta particular, invernal, eso sí: traslados de Granada a la estación de Sierra Nevada con esquís a cuestas para los amantes del deporte blanco.

Pues bien, dentro esta serie denominada Go Anywhere ahora le toca el turno a Francia, que con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos en París este verano, es el escenario de dos experiencias de lo más sibarita capitaneadas por la empresa nacida en San Francisco. La primera es Uber Bubbles, que propone recorrer la región de Champagne, cuna de la bebida homónima, desde la capital gala entre bodegas, catas, viñedos y, como su nombre indica, muchas burbujas. La segunda, Uber Cruises, ofrece un crucero por el Sena para descubrir desde el agua los emplazamientos más reconocidos de la Ciudad de la Luz y, lo más llamativo, de forma gratuita.

Se completa así la ampliación de la oferta de la compañía ante las Olimpiadas, para las que contará con 40.000 conductores, una cifra récord. “Queremos ayudar a que la gente pueda moverse con facilidad por la ciudad durante la celebración de los Juegos, pero también vamos allá proponiendo experiencias diferentes para los más de 15 millones de turistas que se esperan”, explica Laureline Serieys, directora general de Uber en Francia, durante la presentación de sus dos nuevos proyectos.

Empecemos por el plan de las burbujas, “una forma de escapar del frenesí urbano y conocer una de las regiones más emblemáticas del país en una escapada de un día, aprovechando la estancia en París”, añade Serieys. La idea es coger un Tesla a eso de las 10 de la mañana en el lugar de la capital que el viajero señale en la aplicación y emprender el viaje hacia Champagne, a unos 140 kilómetros.

Se regresa por la tarde tras conocer dos de las casas más importantes del sector (Perrier-Jouet y Mumm), con visita guiada, degustación y almuerzo incluidos. ¿El precio? 200 euros por coche y cuatro personas. Es decir, 50 cada uno. Se realizará los viernes y los sábados hasta el 17 de agosto. Basta hacer la reserva en la app a través de Uber Bubbles con 24 horas de antelación.

Una vez adentrados en el precioso manto de colinas onduladas salpicadas de viñas, la conductora cuenta que las laderas, casas y bodegas de Champagne están inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco en su categoría de “paisaje cultural”. No nos extraña dada la fotogenia e historia del lugar. La primera parada es Épernay (23.000 habitantes), considerada la auténtica capital del champán al contar con 100 kilómetros de bodegas subterráneas, que custodian más de 200 millones de botellas. Junto con Reims, acumula las tres cuartas partes de los viñedos de la región (un total de 34.000 hectáreas).

No en vano, a apenas unos kilómetros de Épernay nació la bebida, en la abadía benedictina de Hautvillers, donde el monje Dom Pierre Pérignon andaba elaborando su propio vino blanco con uvas tintas a finales del siglo XVIII. Pero algo pasó con la fermentación y comenzó a explosionar la cosa. “Venid pronto, estoy bebiendo burbujas”, dijo a sus colegas, dando por bienvenida al espumoso más exclusivo del mundo, considerado, eso sí, un vino defectuoso (o loco) en aquella época. Eso no quitó para que el religioso publicara las reglas de El arte de tratar bien la viña y el vino de Champagne en 11 pasos.

Entre degustaciones y vinos espaciales

La calle principal de Épernay es la Avenida del Champán (sí, se llama así) y en ella y en sus alrededores se concentran algunas de las casas más reconocidas del mundo como Möet & Chandon, Ruinart, Taittinger, Mercier o Perrier-Jouet, donde arranca la primera visita. El lugar en concreto es la Maison Belle Époque de la firma, emplazada en este edificio histórico en estilo art nouveu desde 1811, cuando Pierre-Nicolas Marie Perrier y su esposa Rose-Adélaïde Joüet, decidieron dejar su empresa de tapones para embarcarse en un proyecto más interesante. Apostaron entonces por un tipo de uva, Chardonnay, que no se estilaba ni en aquellos lares ni en aquellos tiempos. Les dio igual y hoy la casa se vanagloriar de haber vendido el espumoso más caro del mundo, el 1874 Vintage, en una subasta.

En su bodega Eden descansa, desde 1825, el que está considerado el champán más antiguo del planeta según el Libro Guinness de los Récords, el Vintage 1825, como cuenta Candice Roussia, embajadora de Educación de la casa. También invita a disfrutar de la instalación The Polination Dance del artista mexicano Fernando Laposse, ejemplo de “la combinación de arte, naturaleza y champán que marca nuestra esencia”, añade Roussia.

Después, es hora de tomar asiento en el bar de champán Cellier Belle Époque, decorado con los elegantes motivos florales tan característicos de la firma, en cuya barra tiene lugar el almuerzo acordado en la experiencia. El menú consta de un aperitivo (tartaleta de cangrejo), dos platos y un postre, maridados con tres retoños de la casa, claro. El salmón maridado con pepino y crema de almendra y el pollo con salsa suprema de champán dejan paso al Spring Pavlova, el delicioso dulce de fresas, mascarpone, merengue y té blanco.

La siguiente parada tiene lugar en la mítica firma Munn, a unos 20 minutos en coche de Épernay, en pleno corazón de Reims, establecida allí sólo dos años después que Perrier-Jouet, en 1827. En su finca se reparten los 25 kilómetros de callejones subterráneos conectados entre sí de los que salen algunas de las botellas más famosas del mundo, como la del lazo rojo, “ideado por el propio fundador de la empresa, Georges Hermann Mumm, símbolo mundial de calidad desde 1876″, aclara Sébastien Lebon, responsable de la visita guiada, de 1,30 minutos de duración y que recorre las instalaciones siguiendo la línea roja (no podía ser de otra manera) marcada en el suelo.

De origen alemán, el lema del señor Mumm siempre fue “sólo lo mejor”, lo que le llevó a explorar nuevas formas de revelar la esencia del Pinot Noir, “el varietal distintivo que define el estilo único de sus vinos”, añade Lebon, quien también muestra los utensilios con los que se realizaban las primeras cosechas, las fotografías en blanco y negro de aquellas pioneras trabajadoras (en femenino) que movían las botellas manualmente para colocarlas boca abajo. O del único champán del mundo pensado para beber en el espacio.

Llega el momento de regresar a París y de sumergirse, ¿por qué no?, en un crucero por el Sena, la segunda actividad de Uber promovida con motivo de los Juegos Olímpicos. El recorrido de una hora de duración permite descubrir desde el río algunos de los enclaves más emblemáticos de la capital gala como la catedral de Notre Dame, el Museo del Louvre y sus jardines, el de Orsay o, allá a lo lejos, la mítica Torre Eiffel.

Y ojo, que se trata de una experiencia gratuita con la que la compañía de VTC quiere premiar a sus clientes más fieles, que pueden reservarla en el apartado de Uber Cruises de su app del 12 de julio al 3 de agosto. Los primeros en hacerlo conseguirán una plaza para el paseo. ¡Suerte!

Puedes seguir a El Mundo Viajes en Facebook, Twitter e Instagram