El 31 de diciembre no suele ser una fecha para practicar deporte. Un día en el que casi todo el mundo está reunido con sus seres queridos para despedir un año y dar la bienvenida al siguiente, no suele ser el idóneo para que se disputen competiciones deportivas. Pero Estados Unido y la NFL no miran al calendario y es habitual que también haya eventos durante esa jornada. Uno de los partidos más recordados de la víspera de fin de año lo disputaron en 1967 Green Bay Packers y Dallas Cowboys, bajo unas condiciones meteorológicas adversas en lo que se conoce como el ‘Ice Bowl’ de la NFL.
Frente a frente estaban dos equipos con una amplia rivalidad en un duelo que permitiría ganar el campeonato y enfrentarse a los Chiefs dos semanas después. Los ingredientes para ver un gran encuentro estaban sobre la mesa, pero lo que no acompañó fue el tiempo. Durante el partido se registraron temperaturas de -25º, que con el fuerte viento que hacía en Lambeau Field hizo que la sensación térmica fuese de hasta -44º. De hecho, desde ese día el estadio de los Packers también se conoce como ‘The Frozen Tundra’.
Las temperaturas gélidas provocaron que ya antes del encuentro se estropease el sistema de calefacción que tenía el césped, convirtiendo el terreno de juego en una superficie muy dura y resbaladiza, lo que provocaría incontables golpes y caídas. Los rumores apuntan a que el propio entrenador de Green Bay, Vince Lombardi, fue quien tomó la decisión de no conectar la calefacción, un hecho que nunca fue probado.
Más de 50.000 personas llenaron las gradas del estadio para llevar a los Packers a la victoria. Y comenzaron bien. Green Bay se puso 14-0 y Dallas no presentaba mucha oposición, hasta que los Cowboys comenzaron a adaptarse al frío y desplegaron su habitual juego. En un visto y no visto le dieron la vuelta al marcador y se pusieron 14-17 con apenas cinco minutos por delante. Lambeau Field enmudeció.
Pero entre el frío, surgió la magia de Barr Starr, quarterback de los locales. Con 16 segundos por jugar, todo el mundo esperaba que intentase un pase con el que ganar el duelo o, si salía mal, le permitiese tener opción de empatar con una patada. Pero Starr corrió para conseguir un touchdown y convertirse en el héroe del partido más frío de la historia de la NFL. Green Bay era el campeón.
Aquellas condiciones extremas dejaron secuelas entre los participantes. Además de los numerosos golpes que sufrieron los jugadores por las condiciones del césped, el propio Starr reconoció tiempo después que tenía secuelas del congelamiento sufrido, mientras que el quarterback de los Cowboys, Don Meredith, fue ingresado por neumonía. Los árbitros no pudieron utilizar el silbato durante todo el encuentro y señalaban las infracciones a viva voz.
