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Los Celtics acarician el anillo tras desesperar a Doncic y resistir a los Mavericks – MUNDO DEPORTIVO


Los Boston Celtics acarician el 18º anillo de su historia, y lo hacen de forma inapelable y desplegando un juego sin parangón a día de hoy en la NBA. Con su dúo estelar inspirado y los cohortes afilados, el equipo de Massachussets resistió en suelo enemigo a los envites de los Dallas Mavericks, venciendo por 99-106 en el tercer asalto de las Finales de la NBA de 2024 y dejando tocado de muerte a un rival incapaz de ponerse a su altura y descentrado por los árbitros.

Jayson Tatum, autor de 31 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias, espantó a los haters de un plumazo desatando su versión más agresiva, si bien fue de nuevo Jaylen Brown, con 24 de sus 30 tantos en la segunda mitad, incluidas varias canastas en el momento más crítico de los suyos, quien volvió a acumular más méritos en clave de MVP. El escolta añadió a su poderoso recital 8 rebotes y 8 asistencias, remachando la faena con un mate colosal después de haber sacado los colores en defensa a la gran estrella del rival.

Dallas Mavericks

03

Boston Celtics

Dallas (99): Doncic (27), Irving (35), Jones Jr. (2), Washington (12) y Gafford (6) -quinteto inicial-; Lively (11), Green (3), Hardaway (0), Kleber (0), Hardy (0) y Exum (0).

Boston (106): Holiday (9), White (16), Tatum (31), Brown (30) y Horford (8) -quinteto inicial-; Hauser (9), Tillman (3) y Pritchard (0).

Parciales: 31-30 / 20-20 / 19-35 / 29-21
Árbitros: James Capers, Marc Davis, Kevin Scott y Ben Taylor

Incidencias: tercer encuentro de las Finales de la NBA de 2024 entre Mavericks y Celtics, disputado en el American Airlines Center de Dallas, Texas, ante 20.311 espectadores. Se guardó un minuto de silencio antes del arranque del partido en recuerdo a Jerry West. Luka Doncic fue eliminado por acumulación de faltas a 4:12 de la conclusión.

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Desafortunadamente protagonistas cuando no hacía falta, los colegiados pitaron y dejaron de pitar sin criterio a lo largo de la velada, y finalmente desataron la peor versión de un Luka Doncic que se equivocó en la lectura del encuentro y abandonó a sus compañeros en el peor de los momentos. El astro esloveno, que fue de más a menos en el partido, finalizó con 27 tantos, 6 rebotes y 6 asistencias, pero vivió los últimos cuatro minutos decisivos desde la banda tras acumular seis faltas, cuatro en el último período.

Más allá del acierto o desacierto de los árbitros, la obsesión por la queja y el lamento del 77 le anuló del choque cuando los Mavs venían de resucitar milagrosamente con un parcial de 20-2 tras haberse visto 21 abajo a diez minutos de la conclusión. Kyrie Irving, autor de 35 puntos, amagó con ser el héroe y llegó a poner a Dallas a un punto justo después de la deserción inexplicable de su hermano en el juego exterior. La ausencia de Doncic, el especialista en los momentos calientes para los texanos, dejó via libre para la resolución definitiva de los Celtics, más tranquilos cuando vieron caer a la bestia en manos de los colegiados. Primero Brown y luego Derrick White, autor de 16 tantos, pusieron la puntilla y obligaron a los Mavs a buscar un milagro que, finalmente, no llegó.

La amarga derrota de Dallas, que llegó a ganar por 13 puntos en el primer período, representa un golpe prácticamente definitivo en unas Finales que amenazan con terminar por la vía rápida, en la que sería la tercera barrida del siglo XXI en una eliminatoria por el título. Boston tiene que confirmar ahora una estadística irrefutable: los 156 equipos que se adelantaron 3-0 en unos playoffs siempre terminaron llevándose la ronda, y solo en cuatro instancias hubo un séptimo encuentro.

A pesar del mazazo que supuso la lesión y baja de Kristaps Porzingis, el elemento diferencial de su plantilla a lo largo del curso y el auténtico factor X en estas Finales, los Celtics supieron remar a contracorriente, remontar, aguantar a tiro y finalmente abrir un hueco demoledor para las esperanzas del rival.

Si anoche no lograron ganar, sin el letón en pista, por fin dominando el rebote y la pintura, los Mavericks saben que lo tendrán prácticamente imposible en el cuarto partido. Ni tirando bien ellos y mal el rival, ni dominando bajo el aro o incluso cuando peor estuvo el astro enemigo han logrado rascar un triunfo, y la confianza del grupo de enfrente ha crecido tanto que sería noticiable incluso alcanzar el quinto asalto. La suya, todo lo contrario, nunca había sido tan baja desde el mes de febrero.

No solo los jugadores fallaron en Dallas, sino que Jason Kidd también presentó una rotación inexplicable en el principal escenario de la competición. El técnico estuvo poco hábil y prefirió apostar por Tim Hardaway Jr., ni un punto en cinco intentos, por delante de un Dante Exum que firmó uno de los mates de las Finales en el primer cuarto y luego quedó olvidado en el banquillo. El australiano, elogiado por Doncic e Irving en la previa gracias a su capacidad de cambiar el ritmo del partido, volvió a quedarse con un papel anecdótico y vio como Josh Green e incluso Jaden Hardy sumaban más minutos en pista sin jugar mejor. Solo Dereck Lively, un novato, estuvo a la altura de lo que requiere un banquillo campeón con 11 tantos y 13 rebotes, aprovechando mejor que nadie la baja de Porzingis en el bando rival.

Tras arrancar con un 25-12 prometedor, cerrado con el primer triple de Irving en las Finales tras 85 minutos de juego, los Mavs vieron como Tatum se ponía a trabajar y en un par de minutos recortaba la ventaja ganada a pulso por los locales. Con un parcial de 18-6, los Celtics se fueron uno abajo (31-30) viviendo de los triples que enchufó hasta un Sam Hauser (9) sorprendente cómodo. En el segundo cuarto, Brown dio el primer liderato de la noche a Boston, y Doncic empezó a desvanecerse fallando seis tiros consecutivos. Para fortuna suya, Irving sí estuvo atento para rescatarle yéndose a los 20 puntos al descanso, superando al igual que Tatum (también 20) su tope en la eliminatoria en tan solo media parte.

Del 51-50 se pasó a un 70-85 demoledor en el tercer período, con Boston castigando tanto desde la línea de tres que hasta Xavier Tillman, apenas sin minutos en estos playoffs, clavó un triple en toda la cara del banquillo de Dallas. El parcial de 35-19 y el 5 de 11 en triples que puso a los Celtics por delante de forma definitiva en el marcador estuvo comandado por 15 tantos y 3 asistencias de un Brown imperial. Él y Tatum sumaron 22 tantos en el período, más que los Mavs en conjunto.

Cuando parecían muertos, los locales revivieron gracias a la esperada aparición de los secundarios, especialmente P.J. Washington (13 puntos y 8 rebotes) y Lively. Un par de triples del primero rescataron a Dallas después de verse 70-91 abajo a diez minutos de la conclusión, y otra diana de Irving puso el 90-93 a seis del bocinazo final. El pabellón rugía, pero se quedó sin aliento cuando llegó el cruce de cables de Doncic. 

El esloveno cometió en un abrir y cerrar de ojos, en menos de dos minutos, su quinta y sexta falta del encuentro. Los Mavs amagaron con rebatir la primera, pero desistieron, y la segunda era demasiado clara para que los árbitros salvaran el pellejo al ídolo local. Desde que cayó eliminado, Boston pareció tener siempre un puntito más, y basta decir que en sustitución de Doncic entró al encuentro un Hardaway negado desde su última lesión. Que él se jugara uno de los tiros a la desesperada ilustra muy bien la situación límite de Dallas en el encuentro de las Finales que les fue más favorable a pesar de todo.

El anillo de los Celtics, el decimoctavo para la franquicia más laureada de la NBA, parece cuestión de días y puede caer este mismo viernes, madrugada del sábado en España. “¡Una más!”, le decía Tatum a su hijo Deuce. Eso es todo lo que necesita Boston para cortar 16 años de sequía y conseguir su segundo trofeo Larry O’Brien desde 1986.

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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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