Los Kelce dejan la foto de la Super Bowl: lágrimas, una madre que reclama más llamadas y el triunfo de «Bambi» – Relevo
Donna Kelce llegó al State Farm Stadium con un original atuendo. La mitad de su chaqueta, de sus pantalones y una de sus zapatillas eran negras con la grafía de los Eagles escrita en ella. La otra mitad de su cuerpo iba enfundado en rojo con el escudo de los Kansas City Chiefs como distintivo. La máxima expresión de lo que es tener el corazón dividido por la madre de la primera pareja de hermanos que se enfrentan en una Super Bowl.
“Me gustaría que me llamaran más. Creo que la NFL no lo hace bien en ese aspecto. Están demasiado ocupados y sí me contestan a los mensajes, pero no me llaman. Travis hace más anuncios y cosas así. Jason está ocupado en casa con los dos niños”, confiesa Donna que durante la semana ha estado llevando galletas a sus dos retoños tras los entrenamientos. Como si siguieran jugando en Westlake, Ohio.
Pero hoy la situación era diferente. Travis y Jason se encontraban en el campo, pero ya no era un juego de niños. Se enfrentaban por un anillo de la NFL, el segundo para el ganador y el primero que se llevaría un hermano jugando contra otro. Ambos jugadores estaban haciendo historia. Aunque fuera a costa de un jugador con el mismo apellido.
Atrás quedaban miles de tardes de juegos en el jardín trasero de la casa de los Kelce, ensayando los movimientos que les ha llevado a la NFL, y los cientos de peleas que ambos tenían en el salón. Disputas que siempre ganaba Jason, el mayor, hasta que Travis creció. Pasó de ser “tan descoordinado como Bambi”, como recuerda su madre, a ganar a Jason en el cuerpo a cuerpo. En ese momento el mayor de los Kelce puso fin a ese tipo de contiendas.
Travis ha vuelto a ganar y ha terminado levantando el trofeo Vince Lombardi tras completar 81 yardas y un touchdown. Sin embargo, bajo ese armazón de 196 centímetros y 113 kilos, el jugador de los Chiefs no podía retener las lágrimas en el lagrimal cuando terminó el partido y se abrazó a su hermano Jason.
“No hay mucho que puedas decir en este tipo de situaciones”, aseguraba el jugador de Kansas City tras conquistar su segunda Super Bowl en los últimos cuatro años. “Siempre bromeas con que te gustaría ganar a tu hermano en un escenario como este, pero al final es un sentimiento muy extraño. No puedo decirle nada mas que le quiero y que ha hecho un gran año”.
La relación fraternal va más allá de lo que ocurre en el campo o de lo que sucedía en casa de los Kelce. Son dos de los mejores amigos y juntos han comenzado un podcast en el que cuentan cómo era su vida antes de llegar a la NFL. Un programa que comenzó con Travis confesando que había comprado decenas de toros y cómo él mismo los había castrado, descubriendo una nueva faceta como ganadero. Una actividad a la que quiere dedicarse tras retirarse. Aunque para eso todavía falta mucho y más si es ganando como ahora.
